8. Problemas de ira.

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Habían transcurrido ya más de tres semanas desde el incidente de la estación con Tockman. Los primeros días fueron extraños, lo cual era comprensible dada las bajas que hubieron. Sin embargo, todos sabían los riesgos del oficio y lo que conllevaba, por lo que las cosas comenzaron a volver a la normalidad poco a poco.

Mi vida laboral podría haber vuelto a su curso normal, pero internamente no era así.

Y no, no hablaba por el asunto del secuestro masivo, sino por la llamada que tuve con Olivia. Llamada cuyas revelaciones me golpearon de una manera tan dura y despiadada, de tal manera que hasta ahora, las secuelas me perseguían.

Luego de colgar la llamada con ella, Barry estuvo ahí, consolándome por un tiempo mayor al que podía recordar. Sólo me aferré a él mientras lloraba, como si fuera una niña pequeña que se negaba a solar su osito de peluche.  No hizo más preguntas cuando vio que recuperaba la compostura, acto que agradecí enormemente. No me sentía lista para dar explicaciones que ni yo misma tenía.

Y los siguientes días fueron los peores.

Hablo de tener que levantarme de la cama todas las mañanas y realizar mis actividades cotidianas aparentando que todo está bien. Que no me sentía deshecha por dentro y lo único que quería hacer es llorar. Todo para no preocupar a los que me rodean y se den cuenta de que tengo más problemas de los que aparentaba.

Evidentemente, cada día se vuelve un poco más fácil sobrellevar todo. Es más, hasta llegué a un punto donde comencé a creerme que enserio estaba bien...por momentos, claro está. Fue ahí cuando me di cuenta que necesitaba hablar con alguien y desahogarme un poco de toda la carga emocional que tenía encima.

Caitlin fue mi apoyo silencioso durante los siguientes días. Le conté parte de la historia, obviando el detalle de la aparición de Olivia en la estación y los asuntos clandestinos en los que evidentemente estaba. Ella sabía que me guardaba algunos detalles, lo sabía por la expresión que tenía cada vez que me veía con la atención en alguna otra parte. Pero al igual que Barry, optó por no preguntar.

Ahora, lo único que me quedaba era enfocarme en mi trabajo y tratar de levantar el ánimo cada vez que pudiera; sea durante las salidas con los chicos, los gestos de Barry para hacerme sonreír o simplemente con pasar tiempo con mi prima.

- Hola. – Barry nos saluda a Joe y a mí al llegar al banco de ciudad Central.

Sonrío como saludo y él lo nota, pues me devuelve el gesto con un efímero beso en la mejilla y luego efectúa el clásico abrazo estilo masculino con Joe.

Mientras el ojiverde se encontraba recorriendo la ciudad siendo Flash, nos llegó una notificación a la estación de que se estaba efectuando un robo en el banco principal de la ciudad. Joe y Eddie fueron quienes me llevaron en su patrulla, siendo Barry quien nos dio el alcance ahí, llegando como siempre varios minutos tarde.

- Es una mañana muy ajetreada. – comenta el padrastro del metahumano ojiverde. – Los testigos vieron una mancha roja. – agrega, levantando una ceja en su dirección.

- Joe, debiste haberlo visto. Era como si todo el mundo ahí trataba de matarse el uno al otro. Llegué justo a tiempo.  – Barry utiliza un tono de voz bajo, cerciorándose de que nadie, además de nosotros, pudiera escucharlo.

- Bueno, debió ser una distracción, porque hay medio millón de dólares faltantes de esa bóveda. – Joe nos hace una seña para que lo sigamos. - Hay un rastreador en los fajos de billetes. Estamos tratando de encontrar la señal. Mientras tanto, cualquier idea sobre qué pudo haber causado aquella...- no sabe que palabras utilizar para describir los sucesos de la mañana. - ... ¿Esto?

Flashing in Love - || PAUSADA ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora