NOTHING IS LOUDER THAN LOVE(NADA SE OYE MÁS ALTO QUE EL AMOR) - I

282 18 7
                                    

(junio de 2014, Día 1)


Un año, días más o menos, le había llevado a los Kaulitz retomar su relación conyugal sin más venganzas ni rupturas, sin más desconfianza, y fue justamente tras regresar de su "luna de miel" en Las Vegas que decidieron terminar de una vez el CD que tanto todos les pedían. O sea, decidir al fin cuáles de tantas canciones que ya tenían compuestas e incluso grabadas algunas, serían las quince escogidas.

Antes habría sido imposible; mejor que nunca viera la luz, o que Tokio Hotel terminara por desaparecer, que obligarse a cantar y tocar música unida a tantas historias personales de los dos.

Sentados uno junto al otro en el estudio, empezaron a revisar textos y pistas grabadas hasta decidir que la primera canción incluida debía ser "Stormy weather", porque había estado lista por casi el mismo tiempo en que habían estado reconciliándose y separándose una y otra vez, ya que la terminaron poco antes de partir a la final de DSDS 2013.

Nos encontraremos donde no sabemos. Justo esa línea le recordó a Tom su post de la BTK app en agosto de ese propio año, durante una de sus más de 20 reconciliaciones: «Conduce, nos encontraremos en algún lugar», acompañada de la foto de Bill ante el volante de su propio auto, el que casi nunca conducía. Este pudo adivinar adonde se había ido su mente y asintió, sonriendo.

—A veces eres todo un romántico, Tomi; estabas prácticamente citando nuestra canción, pero como los fans no la conocían aún...

Y te estaré buscando siempre —continuó citando la letra Tom.

Y yo soy... soy el único que te estará buscando siempre —tarareó Bill.

—Esta va a ser un hit seguro.

—¿De veras lo crees?

—Sí, sobre todo su adicionamos algunos de tus gemidos en medio del sexo, con esos que me vuelves loco.

Bill se sonrojó. Adoraba que Tom pudiese sonrojarlo una y otra vez a pesar de que hubiesen estado juntos desde el primer segundo de su existencia, a pesar de conocer tan perfectamente cada cosa del otro: sus gustos, sus desagrados, sus miedos.

—Me parece bien. ¿Quieres que los grabemos... justo ahora? —le clavó una de sus pícaras e insinuantes miradas.

—Puede ser —lo acercó más a él y la hoja con la letra fue a parar al piso mientras le besaba el cuello.

Un deseo más, una pausa más, un último roce antes de escondernos y correr... —tarareó otra vez Bill, pero empezando a jadear.

Tom se separó y su gemelo hizo un sonido de protesta, pero él solo le sonrió.

—Solo déjame iniciar la grabación.

—¡Oh, hablabas en serio!

—Claro, soy muy serio con nuestra música —se acercó a la computadora, dispuso algunos comandos y luego volvió junto a Bill quien ya lo esperaba medio desnudo.

No era la primera ni sería la última vez que el estudio que construyeran en su casa para poder hacer la música que se les inspirara, en el momento que desearan, y cómo lo desearan, les sirviera también como testigo de sus entregas sexuales, o refugio de oídos curiosos tras esas paredes que no dejaban escapar sonidos al exterior, especialmente si era su madre quien estaba de visita en su casa de Tarzana, en Los Ángeles.

El estudio siempre tenía sobre ellos un efecto incitante, tanto para crear como para amarse, y nunca temieron decírselo incluso a la prensa, porque cuando estaban juntos en ese lugar donde las noches eran interminables y los días no se veían pasar, la única regla era estar apasionado.

LA CANCIÓN QUE NUNCA DIRÉ.  TEMPORADA IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora