El muérdago dorado

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23 de diciembre de 2017, 16:45 hs.

El calor que azota en la ciudad es increíble. O sea, toda la vida hizo un calor horrendo en verano, pero cada año es peor. Sobre todo en las provincias del norte, y qué casualidad que yo vivo en la más chiquita y norteña.

Esta noche es la exhibición del concurso de arte que se hace todos los años y yo todavía no estoy satisfecho con mi creación. Nunca lo estuve, pero es el que mejor me salió desde que comenzó la convocatoria, un frío dieciséis de abril. Podría haberme presentado con una o más personas, pero prefería hacerlo solo.

Hasta el momento sigo comprando cosas para ver qué le agrego y qué le saco y ya creo que invertí más de dos mil pesos en todo el proyecto. Menos mal que tengo un buen trabajo de profesor particular de dibujo técnico.

El shopping del Portal desborda de gente. Todos los locales tienen un bonito cartel de madera con el nombre del mismo tallado en la madera. Guirnaldas, adornos y brillos cuelgan de todos lados. No me entretengo mucho viendo a mi alrededor porque no tengo mucho tiempo, tengo que hacer una compra exprés. Necesito pinceles, adornos navideños de colores brillantes y mucho papel maché.

Después de dos horas ya tengo lo que buscaba. Subo a mi Prius 2007, pongo todo en los asientos de atrás y arranco a la mayor velocidad permitida para poder continuar con mi material.

Al llegar a mi casa saludo a mi mamá, que recién llega del trabajo, y al ejército de hermanos que tengo. Son siete. Voy hasta mi espacio sagrado, el lugar donde tengo todo, incluso mi cama, lugar que está ubicado en el fondo de la casa. Cruzo todo el patio y deposito lo comprado en una de mis mesas auxiliares con las que ya me golpeé el dedo chiquito del pie un millón de veces. Agarro los pinceles, la pintura que había estado usando y continúo coloreando toda la estructura de color blanco. Una gran rama de árbol de la cual colgarían los adornos es mi creación, y ahora que la veo más pintada estoy un poco más contento. Sin notarlo se hacen ya las diez de la noche, pero planeo quedarme toda la noche terminando hasta el más chiquito detalle, ya que la presentación y exhibición es mañana mismo. Mi mamá me trae un par de sándwiches de jamón y queso con un vaso de agua, los cuales ingiero rápidamente y vuelvo a mi trabajo.

A las tres de la mañana termino de poner cada brillo y bolita dorada que tenía, así que me dispongo a mirarla de lejos para ver el resultado final. Me gusta, pero sigo sintiendo que le falta algo. De todas formas ya no puedo hacer nada, no sé qué más ponerle y ya no puedo ir a comprar nada.

Dejo mi traje preparado, pongo la alarma y me acuesto a dormir. Al contrario de lo que yo pensaba, no me costó nada dormirme. Sucede casi instantáneamente.

A las nueve y media de la mañana ya estoy bañado y desayunado. Retoco un par de detalles que se me hacen necesarios, paso el día entero haciendo varias actividades y me pongo el traje a las ocho y cuarto de la noche. Con ayuda de mi hermano subo mi material al auto. Saludo a la manada que yo llamo familia (que se amontonaba en la puerta para saludarme y desearme éxitos) y parto hasta la casa de la cultura en el parque nueve de julio. Cuando llego me reciben dos personas bien vestidas como yo, me guían hasta el lugar donde tengo que dejar mi proyecto y me dirijo hasta ahí.

Lamentablemente no podía seguir siendo tan perfecta la cosa, así que en el camino tengo un fuerte choque con una chica que conozco perfectamente, se caen todos mis adornos y su material de desarma.

─ ¿Qué te pasa, loco? ¡Fijate por donde andás! ─ Me reclama y me empuja.

─ ¿Perdón? La que no iba viendo por donde caminaba eras vos. Con semejante cosa que llevabas y tu estatura de enanito, era lógico que te tropieces con alguien. ─ Contraataco.

─ Ah, no. ¿Vos sos así de estúpido siempre o masticás la sopa?

─ Veinticuatro siete, bombón. ¿Vos sos así de tonta todos los días o le tirás piedras a los aviones? No, seguro escupís para arriba. ─ Me río, buscando molestarla. Siempre me gustó ver su carita de enojo, es muy tierna. Ella resopla enojada y se sienta en un banco que hay cerca, dejando lo que queda de su material y abrazándose las piernas.

─ ¿Y ahora qué hago? Tuve que ahorrar un montón para poder hacerlo y ahora está roto... ─ Solloza escondiendo la cara entre sus rodillas. Paso un brazo por sus hombros e intento consolarla, haciendo que ella me mire un segundo y después mire al frente.

Entonces me doy cuenta de que se queda viendo mi material y se sobresalta, entonces me mira.

─ ¿Qué pasa? ─ Pregunto, confundido.

─ Tengo una idea, pero te necesito. ─ Pausa. ─ Tu material es una rama dorada con algunas bolitas, el mío son hojas doradas con brillos... ─ Mira hacia al frente, como calculando lo próximo que va a hacer. ─ ¿Y si los unimos? ─ Me mira con súplica y no puedo decirle que no.

─ Acepto. ─ Le respondo con una sonrisa y ella festeja. Rápidamente nos ponemos de pie y empezamos a trabajar para unirlos, celebrando que fuimos inteligentes y trajimos los materiales necesarios para poder hacerlo. Bendito sea el "por si acaso" de mamá.

Cuando logramos terminar y quedamos satisfechos, justo a tiempo, comienzan a llamar para inscribirse. Nos dirigimos juntos, nos inscribimos y lo llevamos entre los dos hasta la galería. Al ser un material algo grande nos dan un pilar bastante ancho y notorio justo en el medio del salón, lo que nos tiene bastante felices. No va a pasar desapercibido. 

Mientras esperamos que llegara la gente que tiene que ayudarnos a ubicar nuestro proyecto, quienes estaban ayudando a los demás concursantes, comemos unos cuantos sandwichitos de miga, tomamos algo de sidra en unas bonitas copas de vidrio y picamos algunas otras comidas como arrollado de pollo y pavita al Tres Plumas, probamos unas cuantas muestras de fernet y cerveza negra artesanal y bailamos lentamente al ritmo de una canción de Los Huayra.

Con ayuda de las personas de logística que suben por una escalera grande, la cual sostenemos para ayudarlos, logramos poner el pie del recién terminado muérdago dorado en su puesto, logrando un efecto colgante ya que las ramas y hojas brillosas sobresalen para un lado.

Miramos nuestro proyecto y festejamos con un abrazo mientras vemos a los demás terminar de colocar sus cosas. Aproximadamente una hora y media más tarde, como a las once de la noche, empieza la presentación de los proyectos y la circulación de los jueces. Nos ponemos nerviosos al ver que están bastante serios y en algunos momentos hacen cara de asco, así que respiramos hondo y entrelazamos nuestras manos.

Cuando llegan hasta nosotros siento que ella me aprieta más fuerte la mano, así que yo acaricio el dorso de la suya con mi pulgar, intentando calmarla. Los jueces ven al pilar con expresión seria, y entonces una de ellos nos mira a nosotros. Nos damos cuenta después de unos segundos que tenía una mirada enternecida, se da la vuelta al ver que nos dimos cuenta y habla con sus colegas. Recorren unos cuantos puestos más y finalmente se suben al mini escenario para anunciar su veredicto.

─ La navidad, desde cualquier aspecto, ya sea religioso o tradicional, es un regalo de amor que tenemos todos los años. Fue triste ver en algunos casos que se olvidó bastante la esencia real de la navidad y se antepuso lo material, pero entonces nos dimos con uno que nos encantó. No solo por el proyecto, sino por quienes lo presentaban. Ellos inspiraban un espíritu navideño que concordaba mucho con su material presentado, y por eso los elegimos como ganadores. ─ Comenta la mujer que nos había visto y le cede la palabra a otro juez.

─ Tercer puesto, el papá Noel de cristal y plata por Mara Ibañez. ─ Dice y la multitud aplaude para ella. ─ Segundo puesto, el árbol de navidad plateado con adornos esculpidos a mano hechos de vidrio creado por Augusto Pérez. ─ Se repite lo anterior y se hace el suspenso. ─ El primer puesto fue una decisión unánime, así que con mucho placer anuncio que el ganador es el muérdago dorado de Giovanni Verona y Virginia Santos. ─ Anuncia, gritamos y nos abrazamos con fuerza mientras la gente nos aplaude. Miro hacia arriba y veo que algunos brillos se desprenden de las hojas del muérdago, lo que por alguna razón me parece una señal y beso a Virginia en los labios. Los aplausos se hacen más eufóricos y se escuchan las cámaras fotografiar el momento en que los ganadores del concurso de este año se besan exactamente a la medianoche bajo su propio muérdago. Su muérdago dorado.     

El Muérdago Dorado [HISTORIA CORTA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora