Capítulo 2.

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Después de las clases, ambos chicos iban caminando juntos por el pasillo mientras hablaban acerca del proyecto final que debían hacer. Bueno, en realidad Lu Han no decía la gran cosa, sólo miraba al pelinegro con una sonrisa, pensando en lo afortunado que había sido al alcanzarlo como compañero.

Oh Se Hun tenía el promedio más alto de toda la clase, misma razón por la cual Choi Min Ho, el segundo lugar, a veces lo miraba con cierto fastidio. Sin embargo, no había discusiones entre ellos, y parecía ser que Se Hun ni siquiera estaba enterado de que alguien lo veía como un rival.

—Ya que no eres muy bueno en sociolingüística, te ayudaré tanto como pueda —fue el comentario que hizo reaccionar a Lu Han.

—¿Eh? ¿Cómo que no soy muy bueno en sociolingüística? —Preguntó.

—Lo digo por tus exámenes.

—¡No es que no entienda! —Se defendió al instante—. Simplemente olvidaba prepararme, no prestaba mucha atención a las fechas... ¡Pero sí me preparé para el último examen! ¡Estudié bastante! —Aseguró—. Aunque... dio igual. Esa noche me fui a dormir muy tarde, llegué al salón cuando quedaban sólo veinticinco minutos y ya no alcancé a contestar casi nada.

—Tranquilo. No ser bueno en una materia no es motivo para avergonzarse.

¿Estaba intentando subirle el ánimo o algo así? Le acababa de explicar por qué le iba mal en los exámenes, pero Se Hun actuaba como si no lo hubiera escuchado.

Aun así, prefirió no hacer ninguna aclaración y sólo seguir caminando junto a él.

—Dividamos el trabajo. Mitad y mitad —sugirió—. Puedo enviarte mis avances a lo largo de la semana, si te parece bien. También puedes decirme si consideras necesario que cambie algo.

—Sería mejor trabajar juntos, ¿no crees? —Cuestionó el más alto, acomodando sus anteojos—. Podríamos ir a mi casa.

Lu Han pasó una mano por su castaño cabello, desordenándolo levemente. Trabajar solo en su casa sonaba más agradable, pero no podía arriesgarse a terminar con un trabajo mal hecho, no después de lo mal que le había ido en el último examen. Realmente necesitaba salvar la materia.

—Está bien —aceptó por fin.

—¿Podemos empezar hoy? —Preguntó—. Tengo una gran idea y todo el material que necesitamos.

—No veo por qué no —se encogió de hombros.

—¡Excelente!

Tenía libre el resto de la tarde, así que acompañó a Se Hun hasta su casa. El autobús no tardó más de un cuarto de hora en llegar a donde ellos necesitaban bajar, pero durante ese breve tiempo, Lu Han de repente se le quedaba viendo al más alto. Era la primera vez que estaba tan cerca de él, pudiendo observar su rostro con atención.

La casa de Se Hun era mediana, con espacio suficiente para una pareja que tuviera sólo un hijo. Lu Han esperó a que el contrario lo invitara a pasar y se quitó los zapatos, dejándolos en la entrada tal y como el pelinegro había hecho con los suyos.

—¿Y tus padres? —No pudo evitar preguntar eso al notar el silencio que inundaba el lugar.

—Deben estar ocupados con sus trabajos —respondió sencillamente—. Ellos casi nunca están aquí.

—Oh... Lo siento.

—No te preocupes —le dedicó una débil sonrisa—. Concentrémonos en nuestro proyecto final. Sube a mi habitación y ponte cómodo, yo llevaré algo para comer en unos momentos.

—Gracias —murmuró Lu Han.

—Ah, y... ¿Podrías subir mi mochila, por favor?

—Claro, no hay problema —dijo antes de subir las escaleras.

—Gracias. Mi habitación es la segunda puerta a la derecha —alcanzó a decirle Se Hun desde la primera planta.

—Entendido.

Lu Han entró al dormitorio de su compañero, haciendo un gran esfuerzo por convencer a su curiosidad de no hacer nada. Una parte de él quería ver qué tipo de cosas tenía el pelinegro por ahí, pero afortunadamente ganó la otra parte, la que le decía que sólo debía sentarse y sacar sus notas para ver en qué podía ayudar.

Se Hun entró unos cuantos minutos después, cargando una bandeja que tenía un plato grande lleno de sándwiches y un par de vasos con jugo de naranja. Dejó todo al centro de la mesa que tenía cerca de su cama y volteó a ver al castaño, sonriendo.

—Necesito que hagas una lista con algunos términos —le dijo.

—¿Cuáles?

—Los tengo subrayados en mi libro. Espera un momento —abrió su mochila y buscó precisamente el libro de texto que quería prestarle al más bajo—. ¡Aquí está!

Lu Han aceptó el libro y lo hojeó, viendo con cierta sorpresa cómo el pelinegro no sólo había subrayado los términos, sino que también tenía un montón de notas importantes pegadas a las páginas y había escrito algunas explicaciones del profesor.

—¿Sólo tengo que poner los términos en una lista?

—No. También escribe una definición para cada término, pero que no sea demasiado larga.

—De acuerdo —soltó un suspiro—. ¿Y tú qué harás?

—Empezaré a redactar la introducción y a enumerar los objetivos de nuestro trabajo —contestó mientras tomaba asiento en la silla que estaba cerca de su escritorio y encendía su computadora—. Siéntete con toda libertad de agarrar algunos sándwiches si te da hambre.

—Gracias, Se Hun —Lu Han sonrió levemente antes de empezar con lo que el pelinegro le había pedido.

Continuará.

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Hello. Tengo sueño, pero no me quería ir a dormir sin actualizar.

Trabajo en equipo [HUNHAN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora