Amelia
Amelia fue aquel el nombre que me brindaron mis padres en el momento que nací, un día de septiembre en el cuál también nacía conmigo un bello ocaso donde el sol como solía hacerlo al igual que la Luna se despedía una vez más para para dar fin a un día y nuevo comienzo al anochecer.
A ser verdad desde pequeña siempre que tenía oportunidad y me podía valer por si sola, salía de mi casa momentos antes de que ocurra este espectáculo natural por que el sólo hecho de que mis ojos podían apreciar la variedad de colores cálidos ya que el inmenso cielo podía mezclar cada día y totalmente diferentes sin saber como todos tenían la misma intención; el hacerme sentir viva.
Santiago.
Desde que era pequeño y en el momento que me mude a esta ciudad quede impactado al saber que mi madre compró una casa que prácticamente quedaba al frente del mar y desde el primer día que llegue y observar esa maravilla sólo deseé tomar en mis manos aquel block en el que habitaban todos los trazos que forman grandiosas pinturas de aquello que admiraba, y en algunos de estos se encontraba ella, sin embargo siempre quería llegar más allá, pero simplemente pasaba algo. Me causaba curiosidad ver a aquella joven que cada día a la misma hora se encontraba cerca del mar admirando el paisaje que se exhibía con gusto a sus bellos ojos.
Desde ese momento la llamaba la chica del ocaso.
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