Sobre mi ventana, ahí justo en mi ventana, donde pareciera que el mundo está dándome la espalda, en mi ventana, pues, con la dudable certeza que tiene la suerte del tonto recuerdo.
Recuerdo dormir tarde, porque el perro me miraba y con el amarillento brillo de su mirada podía notar la complicidad, e ira.
Afuera ya, me siento aun lado de la carretera, me recuesto sobre la sombra de un árbol, pero algo no está bien pues hoy quiero quedarme ciego, hoy más que nunca.
Sobre mi ventana, queda más que escribir sobre lo mismo
Neftali