Capítulo dos: "¿Porqué será que me dá timidéz?."

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Cuando el autobús paró cerca de donde se encontraba mi casa, bajamos con las bolsas.

Halz estaba contento de conocer mi casa.

Y yo aterrada de que un chico estuviera a solas conmigo...

No dejaba de sudar... Del estrés. Así pues le dije enseguida:

— No te preocupes, *Sonidos de timidez*, ya voy yo sola con todo, no tardará en pasar un autobús para llevarte a casa con tu familia... Se preocuparán si no vas a cenar... —. Dije con algo de trabajo, ya que mi garganta se tornaba seca... Y no podía disimular los nervios. Creo que él se dio cuenta de mi tormento.

— Pero... No hay problema, en serio. Ya le dije a mi familia que tardaré, ¡tal vez cene en tu casa!. —. Dijo con una sonrisa entre dientes.

Yo no supe que contestar, y empecé a agarrar las demás bolsas de sus manos, para irme sola a casa...

Pero cuando tuve que cargar todo... Él notó que ya mero me caía... Y me sujetó en seguida...

Se cayeron algunas bolsas... En realidad nos caímos... Y yo caí en su estómago...

— Eh, ¿estás bien?, ¿no te lastimáste?... —. Me dijo preocupado mientras mi cara estaba en su estómago... Y noté que él tenía hambre... Y que sí hacía mucho ejercicio.

— Si... Eso creo... —. Dije mientras asomaba la cabeza en sus ojos...

Él se quedó mirándome aliviado y me sonrió y cuando cerró los ojos para sonreír... De inmediato me levanté...

La posición en la que estábamos era muy incómoda.

No quise que vea mi cara roja, y me puse una bolsa. Pero de inmediato me empecé a asfixiar, y me la quité...

Él se levantó y me miró...

Vio mi cara pálida.

— ¿Qué ocurre?, parece que viste un fantasma. —. Me dijo extrañado...

Sí claro, acabo de ver al "fantasma de la vergüenza" asomarse por mi cara.... Bueno, eso me hubiera gustado decir, pero, obviamente no pude.

— No, no... Es que estoy cansada, y también tengo hambre... —. Lo dije sin pensar...

Él se río, y empezó a levantar las bolsas, algunos artículos se habían salido de las bolsas y los empezó a organizar en ellas.

En ese instante recordé su rujído estomacál... Y... Me avergoncé... Ya que... Nunca había sentido el estómago en mi cara de algún chico...

Empecé a levantar también las cosas y de pronto al querer agarrar lo mismo nos tocamos las manos.

Él de inmediato me miro fijamente a los ojos...

Yo, lo ví... Y ví sus enormes ojos semi azules y verdosos...

Me puse pálida. Otra vez.

Él aparta su mano de mi mano y la pone en su cabeza en pose de timidéz. Desarreglando algo más su cabello...

— ¡No te preocupes!, que no soy un fantasma, ní mucho menos algún criminal... *Se ríe nerviosamente* así que... ¿Continuamos con las cosas?. —. Me dijo para disimular, ya que le pareció que verme a los ojos fijamente no fue muy cortés.

— Eh... Si... —. Dije, cómo que algo impactada y constipada.

Continuamos cuando ya habíamos colocado los artículos que se habían salido de las bolsas, rumbo a mi casa.

Al llegar ahí, mi perro Máximus un golden retriver, ladraba a Halz.

— Tranquilo Máxi, él es un amigo, y es buena gente, quieto. —. Mi perrito dejó de ladrarle y se quedó quieto, mientras entrábamos por la puerta principal del patio.

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⏰ Última actualización: Jul 16, 2020 ⏰

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Las chicas que no usan short debajo de la falda, son unas arriesgadas...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora