|Renjun . Duizhang|

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El metal vibraba envuelto en su mano cada vez que hacía contacto con la cabeza de la contraria, podía escuchar sonidos de algo sólido rompiéndose.

El enojo, tal vez adrenalina, se había esfumado. Ahora sólo sentía algo parecido al placer, y se asustaba de sí mismo.

¿Qué clase de enfermo siente algo así mientras medio mata a su progenitora?

Su madre era una maldita perra, y el cuerpo inmóvil de su padre en el suelo lo demostraba.

La maldita lo había tenido encerrado por años, haciendo creer a Renjun que el hombre había muerto. No la había dejado explicar nada, y sinceramente esperaba poder callarle la boca para siempre.

Las sirenas de las patrullas se escuchaban desde donde estaba, en el sótano. Las escuchaba ahogadas pero estaban ahí.

Miró a su padre una vez más con pesar en su corazón y entonces sonrió. Se agachó al cuerpo casi sin vida de la mujer y habló susurrando a su oído.

— Espero que sufras, perra.

Dejó caer el cilindro de metal y subió las escaleras con la misma sonrisa macabra. Aunque quisiese, no podía quitarla de su rostro.

Pasó en cámara lenta ante los de Renjun, el ver pasar corriendo a los hombres uniformados y sentir el aluminio frío en sus muñecas, incluso entonces, el placer seguía presente.





























— Me declaro culpable por agresión física hacia Yang Yianbin, mi madre. Y la denuncio culpable por maltrato, tortura y secuestro del ciudadano Huang Rianzhu, mi padre.

El martillo del juez resonó contra el circulillo de madera y Renjun sonrió.

— Se sentencia a cinco años de prisión judicial al joven de dieciocho años, Huang Renjun, por agresión física en tercer grado. Sin derecho a fianza y detención inmediata.

Alguien lo ayudó a levantarse y llevarlo a una patrulla de nuevo. No volvería a ver las calles en mucho tiempo.






























Huang Renjun escuchó, años después, sobre la violación y muerte de Yang Yianbin en su encierro.






























Su sonrisa se borró cuando ese día lo despertaron, anunciándole que era hora, por fin saldría de aquél hoyo de mierda.

— Felicidades, capitán.

Le gustaba que le llamaran así, los demás presos y los guardias, había trabajado duro para ganarse aquél apodo.

El policía de la entrada principal le ofreció ayuda. Por miedo, seguramente.

— ¿A dónde irás?

— A donde tenga oportunidad. Gracias. —Le sonrió.





















Huang RenjunDuizhang 队长 (Capitán)

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Huang Renjun
Duizhang 队长 (Capitán)

Especialidad: Cualquier tipo de batalla con arma corta o larga. Presición casi perfecta.

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