Capítulo 3: Dena

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Rafael:

— Hay mucho barullo afuera. 

Abro los ojos y miro el cuerpo casi corpóreo de la reina. Suelto su mano y me levanto. Acaba de darme la autorización para pasarla sin embargo lo hizo con la condición de llevarla a las celdas y yo mismo, con su ayuda y ofrecimiento, convertirla sin traerla. Estaba abogando por otro destino, intentaba que viniera conmigo una vez que sus vidas fueran reveladas, pero no logré nada; aún.

— Una vez dentro, vuelves a ser el guerrero que necesito: Aquel que busque a los demás reencarnados que vengan desde la generación seis.

— Reina... Comienza a girar, es momento de marcharme.

— Puedes volver cuando su mes concluya si esperas algo más de mí.

Le agradezco la oportunidad que me da. Aún queda el todavía.

Salgo de la torre más alta envolviendome de los sonidos tal como lo hizo la reina. Es verdad que existen gritos, protestas, palabras que no me dan un sentido. Parece ser una revuelta... hasta que le piden parar a Dena. Su nombre me hace descender lo más rápido que puedo.

Al salir del castillo los observo y la observo, la rodean en forma de ágora. Su cabello flota levemente, ella también lo hace, no se mueve de donde está pero el chico delante de ella está simulando correr en su lugar. Pronto se callan al verme, tanto de forma externa como interna. Voy a ella.

— ¡Detente!

Me grita y no le hago caso, pero me quedo en donde estoy.  Ocupa la persuasión o la telequinesis para... ¿Está usando sus dones? Federic se acerca a mí.

— Tal vez tú puedas despertarla.

No lo comprendo.

«Mira sus ojos»

No puedo moverme pero desde aquí la veo, aunque no a sus ojos.

— ¿Dena?

Ella al escuchar mi voz se gira. Su mirada de terror y desconcierto me la grabo en la mente. Sus ojos son violeta no negros, y me aterra que tenga el cambio de color aquí o mientras es humana. Ese color es propio de los reyes o de nosotros en las batallas al ocupar los dones, al combinarlos, marca a los mejores. Les veo de forma molesta y la explicación no se hace esperar. Varias voces lo intentan en pensamiento pero me quedo con dos pensamientos más directos: Le han pedido que mostrara sus dones y lo está haciendo pero cuando le pidieron cambiar el clima mental del que se prestó (El que corre en su lugar y se agacha espantado) lo ha modificado tanto dentro de él, como fuera, en el nuestro además de que ninguno de ellos se puede mover e intentar ayudarle, ella no lo permite. Ya decía que la neblina y las corrientes de viento no eran propias del bosque. Al mirarle nuevo asombro y alegría me causa pero... 

«Dos nuevos lo intentaron antes de que nos detuviera en nuestro lugar, casi los mata»

«Sus dones la sobrepasan»

¿la sobrepasan? La miro alarmado.

— Dena, ¡Dena!

— ¿Rafael? ¿Rafael dónde estás?

— Aquí, a tu lado. — Se acerca a mí flotando.

Está en un trance, posiblemente en otro plano. Al tomar mi mano la abrazo. Miro de cerca otra vez sus ojos y no, no me he equivocado en el color que les vi. Violeta. Su cuerpo humano no lo va a soportar. 

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