Hoy te vi, y de no haber sido porque estabas llorando, pude haber sonreído como un tonto.
Pero no puedo sonreír así, no puedo ser feliz de esta manera, cuando el silencio trata de cubrir tus sollozos; tus miedos, recuerdos, se reflejan en tus húmedos ojos, las lágrimas que vienen y van de estancia por tus mejillas , acarciando y luego se pierden para dar un viaje hasta tu cuello.
Afortunado seré aquel día en que mis ojos puedan ver esa dichosa media luna en tus labios, aquel día que mis oídos puedan recibir una buena dosis de tu risa, cuando pueda ser el testigo para presenciar ese brillo en tus ojos que alguna vez se perdió.
Limpio tus lágrimas, te abrazo, por se que no puedo hacer más. No necesito palabras si no las dirás, no necesito recompensa cuando en silencio me miras.
Con cauteleza, tal vez, cuando las palabras decidan escurrirse desde tus labios, podre saber porque cada día para ti es como una agonía.