Cariño, eres tan dulce y perfecto como la miel, me encanta ver a diario tu rostro, y como este se llena de brillo por la luz que se asoma desde la ventana.
Siempre que te miro tus mejillas se tiñen en color carmesí, como las flores en primavera o un bosque a mitad de la noche, me cautivas.
Me enredas entre tus sabanas color miel, y con delicadeza me dejas caer en tus encantos.
Eres hermoso...
¿no lo ves?, eres una perfecta obra de arte, una dulce melodía que acaricia mis oidos en la mañana al despertar.
Tus ojos me hacen querer convertirme en dos pequeñas pupilas enmarcadas en ellos.Me haces pensar en tantas cosas... como si debería dejar de beber siempre un americano por la mañana y cambiarlo a un chocolate caliente, comprar ese libro que con delicadeza ojeabas el otro día y escuchar esa canción que alineabas con tu voz en los pasillos.
Tus movimientos son lentos y precisos, parece el tiempo pasando en cámara lenta, es un deleite observarte. Como la miel cayendo a mi taza de té, estoy cayendo a tus pies.
Quiero ser tan interesante como los brillos fugaces que a diario miras por la ventana, quiero ser el líquido caliente que bebes a diario después del descanso, esas pestañas juguetonas que tienen el descaro de acariciar tus párpados.
Porque...yo ya soy tuyo, pero, ¿tu eres mío?
