En Algún Lugar. Terry y Candy

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La vida tiene momentos inolvidables, Momentos imborrables que marcan nuestro destino,

Esperanzas rotas y esperanzas nuevas, Llanto y felicidad juntos...

La vida no es más que un manojo de emociones,

Una y mil formas de morir y renacer... en algún lugar.


Apareciste un día de llovizna gris,

De pronto me encontré con tu mirada llena de luz,

Volteaste y respondiste al verme sonreír,

Y el mundo fue un planeta un poco más humano y azul.

Nos persiguió la lluvia,

Caminando por las calles,

Bastó robarte un beso

Y mi vida cambió.

Inolvidable, cada tarde a tu lado

Inolvidable, vieras cómo te extraño

Inolvidable, el calor de tu abrazo

Inolvidable, vieras cómo te amo.

Inolvidable.

Flavio César.


Su silueta se dibujaba sobre el paisaje... las montañas y los ríos rodeados de árboles se divisaban a lo lejos, el sol poniéndose envolvía su figura de un halo dorado, el viento ondeaba el ruedo de su vestido, su cabello suelto se revolvía entre sus dedos, las hojas del padre árbol acariciaban sus hombros como abrazándola.

Sus verdes pupilas inundadas de saladas lágrimas apenas distinguían el horizonte. Con una mano sostenía un recorte sacado de algún diario, con la otra se detenía del tronco que estaría por siempre a su lado, para protegerla de sus tristezas y melancolías.

El viento se arremolinó a lo lejos, cerró los párpados y aspiró el aroma del césped mojado. Una fina lluvia comenzó a recorrer su rostro, confundiéndose con sus lágrimas.

*** ** *** ** *** ** *** ** ***

Con paso firme ascendía por la campiña. Tomó el camino tal y como Archie le dijera que hiciera, muy pronto pudo vislumbrar el portal de rosas en flor, levantó la vista y se cubrió los ojos con la mano, finas gotas resbalaron por su cuerpo.

Apretó el paso, ya debía encontrarse cerca. El bosque lo cubría y a la vez lo protegía del mundanal aguacero, el lodo sobre sus botas de montar hacían al camino intransitable, retiró su capa al sentirla pesada y quitó un mechón de cabello de su frente.

*** ** *** ** *** ** *** ** ***

El corazón le latía fuerte, como si presintiera su cercanía, se abrazó del Padre Árbol buscando consuelo para sus rotos sueños y pisoteadas esperanzas.

El llanto rompió el silencio, la angustia alimentó la desesperanza y lentamente, cayó de rodillas y su frente tocó suelo, igual que su corazón.

¡Terry! – gritó con todas sus fuerzas - ¡Terry!

Tal y como alguna vez llamara a Anthony, hoy invocaba a Terry, igual que aquel día, la vida se escapaba de poco en poco, el recuerdo se perdía en un grito ahogado, muerto.

Sólo que hoy, nadie le diría que mirara a su alrededor, nadie le haría ver que la vida continúa y hay que seguir con ella, sintiendo el rayo del sol, la luz de la luna, el rumor del viento, aspirando el olor de la tierra mojada... de la vida.

EN ALGÚN LUGARWhere stories live. Discover now