1. Luna de Octubre

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Enciende una vela, mira la llama, pide un deseo y adentrate al mundo de...


LA LUNA DE OCTUBRE.


Sobre la colina, sobre el llano,

Entre la maleza, entre los matorrales,

Sobre el parque, sobre el arado

A través del agua, al través del fuego,

Por todas partes voy vagando

Más rápida que la esfera de las lunas.

WILLIAM SHAKESPEARE

"Sueño de una Noche de Verano"

Acto II, Escena I


En el antigüo mundo, cuando los seres humanos convivían con los habitantes de los bosques, duendes, hadas, elfos y demás seres se reunían a celebrar las noches de luna llena en los claros del bosque.

Junto a las corrientes de agua, los sátiros tocaban su flautín mientras las ninfas del bosque bailaban alrededor de las fogatas y los árboles dejaban caer sus mejores flores sobre sus cabezas.

Un elfo tocaba un arpa de oro con cuerdas hechas de rayos de sol, a no ser por sus puntiagudas orejas, podría haber pasado por un ser humano. Alto y delgado, de manos finas con largos dedos, cabello castaño dorado, sus ojos azules brillando a la luz del fuego.

Latz... ¡Latz! – dijo una voz con sonido de cascabeles.

La que así hablaba era una ninfa del bosque, sus ojos color esmeralda refulgían con curiosidad, el cabello largo y negro como la noche contrastaba con su blanca piel, un rayo de luna adornaba su cuello a manera de collar, y una estrella de brillantes collares pendía de él.

¿Qué quieres Émery?

¿Qué vamos a hacer mañana?... anda, ¡dime!

Shhh!... no me interrumpas... ¿no ves que estoy acompañando al sátiro con el arpa?

¡Uhhh! ¿desde cuando te divierte tanto tocar? ¿no preferirías algo más divertido?

¿Acaso tienes una mejor idea? – dijo entornando las cejas y dejando de lado su instrumento.

¡Claro!... podríamos divertirnos como nunca...

¿En qué estás pensando Émery?

Acerca tus puntiagudas orejas y presta atención...

El ruido del agua golpeando las rocas del río apagó el sonido de cascabeles que emitía la voz de Émery, la fogata crepitaba con suavidad, mientras los duendes bailaban alegremente tomados de las manos al compás del viento.

Mira que eres ingeniosa – dijo Latz con una risilla.

Émery dejó escapar una sonrisa luminosa, su vestido hecho de niebla nocturna onduló en el aire dejando el lugar impregnado con el aroma de los campos llenos de flores.

¿Qué te parece si comenzamos esta noche? – dijo.

El elfo arqueó las cejas, las llamas de sus azules ojos serpentearon.

¿Hoy?... sabes perfectamente que nuestros poderes estarán completos sólo hasta mañana!

Por supuesto que lo sé! – replicó la ninfa con una sonrisa – sígueme!

Ambos se alejaron de la fogata hasta la orilla del río, una vez ahí, Emery tomó la pequeña estrella que colgaba de su cuello entre las manos, con delicadeza colocó una de las puntas en el agua del río produciendo ondas iridiscentes de las que surgieron dos pequeños cuarzos rosados que Émery tomó en su mano.

Luna de OctubreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora