En una ciudad muy chiquita, casi un pueblo...
Estaba borracho, no, borracho era decir poco. Estaba completa, absoluta y profundamente... borracho. Pero es que ella siempre le provocaba esa clase de comportamientos alocados e inauditos, él jamás en su vida se había emborrachado, al menos no así. Pero en cuanto ella le había dicho:
Me voy, me han ofrecido una beca, sabes cuanto deseo seguir estudiando y lo nuestro no va a ninguna parte ¿O sí?
Él le había dicho: ¿Eso crees? Al verla no responder, remató con: Si eso es lo que quieres adelante... y sólo, se había dado media vuelta y se había metido al primer bar que había encontrado y es que el pueblo era pequeño pero los bares estaban por todos lados, después de todo eran negocios bastante lucrativos.
Así que había bebido y bebido, incluso Johnny el chico del bar le había negado más los tragos, pedido un taxi el cual no quiso tomar, lo único en que había pensado en su mente de borracho total, era en ir a verla. Después de dos años de intenso, loco y apasionado romance con Krista Medeiros, no tenía la más remota idea de lo que sería estar sin ella.
Hacía un año él se había ido a la capital y empezado su carrera como arquitecto, ya era considerado de los mejores en su área y recibía frecuentes llamadas de múltiples empresas ofreciéndole de todo para que trabajara con ellos, y si él seguía con Burgos & Smith la empresa que le había contratado al salir de la universidad era por que su mentor en sus años de escuela trabajaba allí y sí había alguien de quien él podía aprender lo mejor de lo mejor ese era Arthur Burgos, además tenía la promesa de que sería nombrado el tercer socio del bufete en unos cuantos meses y era entonces cuando iba a pedirle a Krista que se casara con él, por ella, solo por verla y estar juntos unas cuantas horas viajaba cuatro horas de ida y cuatro de venida en su desvencijado jeep cada fin de semana.
La amaba, de eso no tenía dudas desde hace mucho ¿Cómo rayos se atrevía ella a decir que lo que había entre los dos no iba a ninguna parte? Así que iba directo a decírselo, a exigirle a Krista que le dijera en su cara que no le amaba y que por eso se largaba y terminaban. Un chirrido de llantas a su lado lo detuvo de su paso errático.
Era su primo Aldo que no parecía estar precisamente sobrio, aunque al menos no estaba con la misma cantidad de alcohol que tenía él en la sangre. Manejaba una camioneta gris y alegre le gritó.
- ¡Eh, tú! ¿A dónde vas?
- Por Kris... Kir... Kris... ta.
- ¿A las dos de la mañana? ¡Eh! Espera que yo te llevo.
No supo como subió, ni meditó en si ir con Aldo era mejor o peor. Después todo era una maraña de confusión, Aldo lo había llevado hasta la casa y después había echado a correr al divisar a una chica que le gustaba, salir de un pequeño antro e ir calle abajo. Él se bajó tambaleando, y empezó a gritarle desde la calle.
- ¡Kristaaaaaaaaaaa! ¡Krissssssssssssta! – así duró como unos cinco minutos, los perros empezaron a ladrar, los vecinos a gritarle que se fuera y por fin la luz de la habitación de ella se encendió, se asomó a la ventana y a pesar de la poca luz de la calle pudo ver sus hermosos ojos color chocolate totalmente fúricos.
- ¿Qué rayos crees que estás haciendo? -Le susu-gritó desde arriba. ¿se puede susurrar y al mismo tiempo gritar? Sí, si se podía comprobó él.
- No te vayas....-Hipó.
- ¿Ves que voy a algún lado? ¡Es la maldita madrugada!
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¡Di que sí!
Chick-LitPortada gracias a @XxJMGxX Después de recibir una de los peores propuestas matrimoniales del mundo por parte de Luke su entonces novio (con evidencia infiel incluida) Krista decide largarse definitivamente de su pueblo e ir a triunfar a la ciudad ha...