Parte única

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Jungkook está recostado en mi cama, sus codos apoyados en mis pequeñas almohadas de corazones rojos. Lo utiliza de soporte para poder leer con facilidad los tantos cómics japonés que seleccioné especialmente para él.

Coloqué a su lado unos cuántos del género shonen que sé que le gusta mezclado con ciertos cómics con toques de romance para que Jungkook se abra paso a nuevos géneros y de paso considere la posibilidad de enamorarse en uno de estos días.

Aunque yo creo que ya lo está. Sólo que es alguien muy despistado que nisiquiera puede dar nombre a sus emociones.

Un par de minutos después Jungkook empieza con hacer pucheros o fruncir el ceño tal vez por la concentración o por el mero hecho de que la ocasión amerita el gesto, quién sabe, pero yo no puedo evitar reírme de él por lo tierno que luce haciendo todo tipo de gestos.

Es tan lindo cuando frunce el ceño o crea muecas con sus labios sin saber que lo hace cada cierto tiempo.

Él es muy lindo. Pero Jungkook no sabe que yo creo que él es lindo.

Jungkook no me nota. No nota mi mirada intensa que recorre cada una de sus acciones. No escucha mi risa nerviosa cada vez que se mueve en mi cama y atrapa mi aroma en el edredón de la cama. No sabe que con un solo gesto él logra tanto en tan poco tiempo.

Está muy concentrado intentando procesar cada imagen y palabra de ese comic. Pero no estoy enojado, es todo lo contrario. Disfruto de estos cortos momentos para poder apreciar cada detalle de él. Puedo descubrir nuevas facetas de Jungkook. Es algo que a veces hago sin tener control.

—No entiendo al protagonista. Es tan lento cuando se trata de conquistar a la protagonista—suelta de repente cansado de observar la misma situación sin mucho avance.

Quiero decirle que el protagonista no es el único lento aquí. Jungkook también lo es. Pero no estoy dispuesto a reclamar algo como eso.

Todo es cuestión del tiempo. Tengo que ser paciente.

—Ven, Taetae. Estoy aburrido. Necesito mi almohada personal—avisa extendiendo sus brazos. Sus palabras hacen que mi piel se erice con la sola idea de tener sus brazos envueltos en mi cuerpo.

¿Por qué lo haces?

—¿Almohada?

Él no nota mi confusión. Mis ojos suplican que no cuestione sus decisiones. Puede que lo piense mejor y al final decida que fue una broma de mal gusto.

Yo no quiero eso.

Pero no puedo. No lo entiendo. A veces es tan distante pero otras veces es todo lo que yo necesito que sea.

¿Por qué? Quiero respuestas.

—Apresúrate o voy a considerar robarte otra de tus almohadas gigantes que están escondidas en el armario.

—Vale. No te muevas, ahí voy.

Estoy intentando no sonreír pero parece que se ha vuelto una tarea difícil. Un gesto simple como eso hace que esté tan contento y emocionado.

Ya me ha abrazado con anterioridad pero este es un nuevo paso que Jungkook está dando por sí solo, sin pedirle, es un gran avance.

Me pongo de pie saliendo de la silla giratoria y voy hasta el pie de la cama donde Jungkook está, él de inmediato hace espacio.

Yo dudo si sentarme o ir directo hasta su cuerpo y enterrarme en su pecho hasta tener suficiente de Jungkook.

No necesito decidirlo. Jungkook me jala y en segundos estoy echado y mi cabeza descansa en su pecho mientras sus brazos me sostienen. Puedo oir el regular latido de su corazón. Es un gesto tan simple pero a mí me parece la cosa más fascinante del mundo.

Jikan » Kookv OSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora