II

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El sonido del despertador era algo demasiado molesto para oídos de cualquiera, pero sobretodo para los de Taehyung, quien siempre acababa levantándose malhumorado.

Odiaba madrugar, pero hacía un esfuerzo por el trabajo.

Las sábanas cubrían gran parte de su torso desnudo, evitando que el frío llegase a su piel. Se sentó y miró hacia el lado vacío de su cama. Un suspiro salió de su boca cuando notó la ausencia de su mujer.

Decidió darse una ducha, queriendo eliminar toda la suciedad que vivía junto a él. Pero, al igual que cada día, eso nunca pasaba.

El agua fría le ayudaba a no pensar demasiado en todo lo que le rodeaba, sintíendose un poco más cerca de la tranquilidad, aunque luego se esfumaba como el humo de un cigarro.

Cuando salió, fue a la cocina dispuesto a tomarse su café matutino. La figura de Ji-yeon preparando unas tortitas apareció ante sus ojos y ella, al sentir su presencia, se giró y le saludó con una de sus sonrisas encantadoras.

- Buenos días TaeTae, ¿has descansado bien?

- He conseguido dormir- dijo secamente. No le gustaba que le llamasen así, pero tampoco quería empezar una discusión.

- A ver...- una mano de la rubia se posicionó en la frente del castaño, quien resopló irritado- ¡Genial! No tienes fiebre.

- Bona...

- ¿Si? ¿Quieres tortitas? Creo que me han salido buenísimas.

- Bona.

- Menos mal que Hye me enseñó a hacerlas, aunque nunca pensé que se me darían bien, ¿quién lo diría?- una dulce risa llenó la cocina, irritando aún más a Taehyung, quien solo quería tomarse el café e irse a trabajar- Tal vez le pida m-

- ¡Bona, basta ya!- el fuerte y grave tono de voz intimidó a Ji-yeon, provocando que su sonrisa desapareciera- Deja de intentar aparentar que todo es perfecto.

Porque no, nada en la vida de Taehyung era perfecto. Nada estaba bien, ni lo estaría. La felicidad no era parte de sus planes. Tan solo vivía por el camino que ya tenía hecho, aunque eso significase vivir limitado, sin poder descubrir aventuras nuevas.

- Solo intento hacer que las cosas sean un poco mejor.

- ¿Un poco mejor?- rió Tae irónicamente- Esto nunca podría ir a mejor.

- Al menos podrías fingir que lo nuestro te importa- la voz dolida de Ji-yeon no hizo ningún efecto en Taehyung, quien seguía igual de impasivo que siempre.

- Lo siento, no he nacido para ser actor.

- Llevamos en esto cinco años. Nuestros padres esperan descendientes, ¿es que no te das cuenta de lo que somos para ellos?

- Me importa una mierda lo que sea para ellos y créeme, deberías haberte largado cuando pudiste hacerlo- tras un portazo, Taehyung desapareció de la casa, dejando a Ji-yeon destrozada.

Y es que no quería reconocerlo. A ella tampoco le agradó la idea cuando le anunciaron su compromiso, pero no podía hacer nada contra los mandatos de su padre.

Intentó con mucho esfuerzo que su relación con Taehyung funcionase y aunque al principio todo parecía ir bien, las cosas acabaron torciéndose, para llegar a lo que eran ahora: un matrimonio entre dos completos extraños.

***

El despacho de Taehyung se había convertido en un almacén de latas de cerveza. Le daba igual que le vieran beber, siendo el dueño, ¿qué podrían hacerle?

Possession & LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora