Archivo policial 23/ interrogatorio de Carlos Abascal.

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La historia que les voy a contar los dejará extrañados. Lo más seguro es que me tomen por loco. Pero al menos habré dado luz a este horrible asunto.

Eran casi las 3 de la mañana. Íbamos en el coche de mi amigo Alberto Lodano. Se encontraba en muy mal estado y tenía abundantes ojeras, ya que nuestro colega Darío nos había llamado una hora antes por un asunto de máxima urgencia. Darío es un científico genético, aunque ahora está bajo arresto por ponernos en peligro y usar métodos ilegales de clonación. Mi prima María estaba detrás, con una manta, durmiendo, ya que no quería quedarse sin su siesta reparadora.

Yo iba al lado de Alberto para despertarle en caso de desplomarse. Mientras tanto miraba el móvil para observar los mensajes que Darío nos mandaba. Decía cosas raras como "quedará bajo mis pies" o "la ficción pasará a la realidad" e incluso "ni John Hammond esperaría esta hermosura". Este último mensaje me extrañó. ¿John Hammond? ¿No era un millonario ficticio? Quedé pensativo. Demasiado pensativo, creo yo.

No me di cuenta de que Alberto se estaba desplomando, así que cayó sobre el volante y sonó la sirena. María despertó y yo tiré el móvil al suelo, asustado. El coche hizo unos giros hasta que chocamos con un árbol. Pasaron unos segundos hasta que oímos un gran gemido, como una alarma.

El suelo tembló. Aterrado, miré a la derecha y entonces aparecieron por la colina una especie de patos gigantes. Patearon el coche, ya medio destrozado y lo acercaron a un barranco cercano a la cuesta por donde habían subido. María, de tan solo 17 años, gritaba freneticamente y lloraba, además de que un brazo le empezó a sangrar al golpearse contra las paredes de forma brutal. Alberto, en cambio, no respondía. Tenía una brecha en la cabeza, pero aún respiraba.

Los animales nos empujaron al barranco. Traté de abrir la puerta, pero Alberto había cerrado con pestillo estas, además los pestillos se habían partido y las puertas ya no se podían abrir.

El coche cayó al barranco y empezamos a gritar. Entonces caímos en un lodazal y creo recordar que antes de caer había un observatorio ruinoso en una colina. Luego me di con la cabeza contra el hierro del asiento que había acabado desgarrado, y perdí la conciencia.

A los investigadores del caso:

Tras el interrogatorio, el testigo comentó que se estaba mareando mucho y vomitó. Ha sido trasladado a la enfermería.

Hola buenos Días/tardes o noches, hay está un nuevo capítulo. Sin más preámbulos se despide su gran amigo...🎬

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