Epílogo

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El chico llamó a la chica para que la siguiese, y tomó su mano. Él la protegería, saldrían de este castillo opresor y combatirían a los malvados enemigos hechos de humo y duda, escapando a una vida de libertad y unión.

El chico quería proteger a la chica. Tomó su mano, o colocó su brazo alrededor de sus hombros mientras paseaban, para que sintiese su apoyo y su cercanía entre el gentío impersonal de la ciudad. Giraron y caminaron hacia la estación de metro, mientras escogía una ruta entre los empujones de la multitud. *

* Su brazo era un gran peso sobre sus hombros, una opresión en su cuello. ¨Me agobias con tu ridícula necesidad¨, dijo ella. O dijo: ¨Vas en la dirección equivocada y me arrastras contigo¨. En otro tiempo, en otro lugar, dijo: ¨Deja de tirarme del brazo, ¡me haces daño!¨*

Utilizó su regla y su compás. Infirió. Dedujo. Analizó la caída de una manzana. El giro de las esferas metálicas colgadas de un hilo.

Buscaba a la Princesa y no se detendría hasta encontrarla, porque estaba hambriento. Diseccionó ratas para examinar sus cerebros, implantó barras de tungsteno en los cráneos de monos muertos de sed. **

**Como una aparición, se plantó frente a él y lo miró a los ojos. ¨Estoy aquí¨, dijo. ¨Estoy aquí. Quiero tocarte. ¡Mírame!¨, le suplicó. Pero no importaba; él no la veía. Él sólo sabía mirar la superficie de las cosas. **

Analizó la caída de una manzana, el giro de las esferas metálicas colgadas de un hilo. Gracias a estas pistas encontraría a la Princesa, vería su cara. Tras una noche de jugueteo, él se arrodilló tras un búnker en el desierto; tomó un trozo de cristal de soldador ante sus ojos y esperó.

-En ese momento la eternidad se suspendió. El tiempo se detuvo. El espacio se redujo a un ínfimo punto. Era como si la Tierra se abriera y los cielos se desgarraran. Se sintió como si estuviese asistiendo al nacimiento del mundo.- (Párrafo citado)

Alguien cerca de él dijo: ¨Funcionó¨.

Alguien más exclamó: ¨Ahora todos somos unos hijos de perra¨.

La tienda de caramelos. Todo lo que quería estaba al otro lado de ese cristal. La tienda estaba decorada con vivos colores, y los olores que emanaba le volvían loco. Intentó alcanzar la puerta, o acercarse al cristal, pero no pudo. Ella se lo impedía con gran fuerza. ¿Por qué lo haría? ¿Cómo lograría liberarse de su abrazo? Pensó en usar la violencia. ***

***Habían estado allí antes, en sus paseos diarios. A ella no le importaban sus gritos ni sus chillidos, ni que tirase con fuerza de su trenza para hacerla parar. Él era demasiado pequeño para comprender.

Ella lo alzó en sus brazos y lo abrazó: ¨No, cariño¨, dijo. Estaba temblando. Siguió su mirada hacia los dulces y regalos recostados sobre almohadas tras el cristal: la chocolatina y el monopolo magnético, el Los objetos proceden de la información y el Cálculo ético; y tantas otras cosas, muy en el interior. ¨Quizá cuando seas mayor, cariño¨, susurró. Luego, lo dejó en el suelo y se dirigieron a casa. ¨Quizá cuando seas mayor.¨

A partir de entonces, todos los días, igual que antes, lo llevaba de paseo frente a la tienda de caramelos. ***

No puede decir que lo haya comprendido todo. Probablemente, ahora está más confuso que nunca. Pero todos esos momentos que ha contemplado... algo ha sucedido. Los momentos parecen cosas físicas en su mente, como piedras. Al arrodillarse, acercándose a la más cercana, pasando su mano por ella, descubre que es suave y está ligeramente fría.

Comprueba el peso de la piedra; ve que puede levantarla, y también las otras. Puede colocarlas juntas para crear unos cimientos, un dique, un castillo.

Para construir un castillo del tamaño adecuado necesitará muchas piedras. Pero con lo que tiene ya, parece un comienzo aceptable.

BraidDonde viven las historias. Descúbrelo ahora