I

3.8K 193 15
                                    

Narra Azul:

Un llanto me saco de mi profundo sueño que me había costado mucho conseguir, me dirigí hacia la cuna de mi pequeño bebé de 8 meses.

—¿Que pasa bebé, tenes hambre?— Dije alzándolo.

Fui a la cocina con Noah en brazos y prepare una mamadera, me fijé la temperatura y cuando era la adecuada se la entregué, dejándolo en su huevito. Ordene un poco la casa y me prepare un cafe con tostadas, cuando el sonido de mi celular me distrajo.

—Hola?— Contesté.

—Azul! por fin te encuentro— Contestaron del otro lado de la línea.

—Quien habla?— Pregunté.

—Cómo que quien habla? Dani—.

—Ahh hola, te acordaste de mi—.

—Azu, por favor, vos te fuiste—.

—Y vos no hiciste el mínimo esfuerzo en buscarme—.

—Si que lo hice, pero todos perdimos tu rastro, cambiaste de número, te mudaste, tuviste un hijo o hija al que me muero por conocer— Dijo y suspiró. —Te extraño, también te necesité, mucho, pero con el tiempo entendí que si te fuiste es por algo—.

—Si, si me fui, fue porque quería un mejor futuro para mi hijo, y yo también te extraño mucho, te necesité demasiado— Contesté.

—Que te parece si nos juntamos?—.

—Dani ya no vivo en Buenos Aires— Contesté riendo. —Ahora vivo en Córdoba—.

—Genial, este sábado la gira de Modo Diablo está en Córdoba— Dijo y cuando estuve a punto de hablar, me interrumpió. —Y quedate tranquila, que no vas a tener que cruzarte a Mauro—.

—No se, creo que es momento que conozca a Noah, pero solo si se da la situación, no voy a andar buscándolo ni nada de eso—.

—Noah, que hermoso nombre—.

—Y el segundo te va a encantar más, pero no te lo voy a decir hasta vernos—.

—Bueno está bien— Contestó riendo. —Me alegra mucho haberte encontrado, pero te dejo porque tengo que hacer unas cosas—.

—Esta bien Dani, no hay problema, mañana te mando así arreglamos bien—.

—Esta bien, te amo—.

—Yo más— Dije y la línea se cortó.

Mire en busca de Noah y este se había dormido con la mamadera en la boca, lo coloqué suavemente sobre mi hombro y empecé a golpear suavemente su espaldita hasta que un pequeño eructo salió de su boca, reí ante la situación y lo llevé hasta su cuna.

No podía creer que iba a volver a tener contacto con mis viejos amigos otra vez, las únicas personas con las que hablaba de mi vieja vida, eran mi papá, mi hermano y mi mejor amiga, quien prometió no abrir la boca sobre donde estoy.

Ya estaba oscureciendo, desperté a Noah para cenar y cuando terminó lo dejé en el piso con sus juguetes, la tele y una mamadera por las dudas. Yo preparaba las cosas para mañana. Hasta que el sueño se empezó a apoderar de mi cuerpo, y vi que Noah estaba dormido en el piso. Lo tomé y lo acosté en su cuna, y yo me acomodé en mi cama para dormir.

Mañana me esperaba un gran día.

Little Noah; DukiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora