Libro I. La Esfera del Valhalla. Prólogo.

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Prólogo.

Hace eones de tiempo, en un mundo mitológico en el que las leyendas cobraban vida, es donde se sitúa el punto inicial, el génesis, el punto de origen de esta historia. Los dioses gobernaban con puño de hierro para imponer el orden frente al caos, lo cual no quiere decir necesariamente que hicieran el bien para derrotar al mal. Siempre asociamos el orden a lo bueno y el caos a lo malo, pero estos dioses eran guerreros y no les importaba demasiado ejecutar acciones que nosotros calificaríamos como inmorales para imponer el orden. El rey de aquellos dioses se llamaba Odín y su tierra era Asgard. En el mundo de los humanos se le llegó a adorar como rey de los dioses por los habitantes de las tierras escandinavas, allá por el siglo X de nuestra cronología. Odín y su familia regían Asgard. El peso de sus ejércitos descansaba sobre él y sobre su hijo, Thor, el dios del trueno. A menudo los humanos de la Tierra asociaban las tormentas con las batallas de Thor o, simplemente, a cuando golpeaba con su martillo. Pero los dioses solos no podían mantener el orden en todo Asgard. Contaban con guerreros y ejércitos dispuestos por todo el territorio de su mundo, formado por dos continentes: el continente oeste, Sekarotuinen, y el continente este, Sateenkaari, que recibía aquel nombre por el Puente Arco Iris, el Bifrost, que era utilizado por los dioses y aquellos generales de alto rango que tenían la autoridad suficiente para viajar entre mundos. Algunos generales podían ir y venir prácticamente a su antojo. Sólo había una regla: no podían alterar las vidas humanas de la Tierra, a la que también llamaban Midgard. Tan solo en casos de legítima defensa podían utilizar sus armas. Normalmente no hacía falta. Un asgardiano en la Tierra solía ser más fuerte que cualquier criatura que allí habitase. Las armas midgardianas no podían herir a los asgardianos. 

Las profecías eran algo a lo que en Asgard se tenía mucho respeto. Hasta tal punto que, cuando el dios Balder fue asesinado, hubo indicios de que el Ragnarok no tardaría en llegar, según todas las profecías. El dios Loki, causante directo de este hecho, fue localizado y encerrado. Pero había otra parte de las profecías, menos conocida y que llegó a cumplirse. Las armas de los dioses se perderían en la Tierra en el tiempo previo al Ragnarok y un grupo de humanos destinadas a encontrarlas y empuñarlas serían quienes regirían Midgard llegado el tiempo final. Cómo llegaron las armas de los dioses a Midgard siempre fue un misterio, pero durante cientos de años permanecieron ocultas hasta que una de ellas fue descubierta. Gungnir, la gran lanza de dos puntas, la llamada Espada Bendita de Odín. Una vez llegado a Midgard el siglo XXI, las armas de los dioses continuaban siendo un misterio en todos los mundos conocidos. Fue el Primer General de Asgard, Paladín de la Torre del Valhalla, Primer Cuervo, de nombre Sigurd, hijo de Adalsteinn, quien encomendó la tarea más difícil al mejor guerrero de todo Asgard, el mejor general que jamás había visto el mundo Asgardiano. 

 —Lernek—dijo Sigurd, dirigiéndose a él. Se había reunido con el general en su fortaleza predilecta, Hellbergholm, un inmenso país situado en el norte del continente de Sekarotuinen—. Sabéis por qué os reclamo, ¿verdad? 

—Así es, mi señor—respondió el general Lernek—. No es necesario siquiera que mencionéis cuál será mi misión, pues ya he comenzado a llevarla a cabo. 

—¿Y cómo es esto, mi señor Lernek? —preguntó el general Sigurd. 

—He enviado al teniente Alberich y al teniente Harald bajo la supervisión directa de mi capitana de confianza. Las noticias vuelan, los rumores se difunden y las palabras son transportadas por el viento con una inusitada facilidad. Antes de final de año tendremos las armas en nuestro poder y los dioses se alzarán contra para mayor gloria de Odín. 

Sigurd se hallaba algo descolocado. Por lo general Lernek seguía siempre las órdenes y jamás tomaba la iniciativa por su cuenta y riesgo, pero en ese momento sí que lo había hecho. Pero era el mejor general de todo Asgard. Su familia de guerreros, que se había llamado "Valkyria" desde los primeros tiempos en honor a sus orígenes, era la más poderosa. Contaba con dos capitanes y tres tenientes que dirigían las misiones. Gyda y Runlf se llamaban los capitanes, y los tenientes eran Alberich, Vigmund y Harald. Se rumoreaba que Lernek tenía un segundo de confianza, un guerrero letal perteneciente a una antigua orden de guerreros espías, y quizá el único guerrero de Asgard capaz de plantarle cara de igual a igual, pero Sigurd no le veía en aquella reunión por ninguna parte. 

ADICT I: GÉNESIS. LIBRO I - LA ESFERA DEL VALHALLAWhere stories live. Discover now