Capítulo 1: Soledad.

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Despertó tan pronto como sonó su alarma

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Despertó tan pronto como sonó su alarma.

Hoy era el gran día. Lynn había decidido darle una sorpresa a Elliot, por lo que tomo el primer vuelo que salió de Canadá a New York.

Después de tres largos y casi infinitos meses, Lynn volvería a ver a Elliot. Ella por fin estaba lista para vivir en New York, pues había terminado con el proyecto que tanto había esperado: Capturar la boda de Sarah y Aaron, una de las parejas más importantes en la actualidad y ahora sus fotografías estarían en ojos de todo el mundo.

La relación fue difícil al principio. Para Lynn era inevitable terminar el día abrazada de su oso de peluche con lágrimas recorriendo sus mejillas y para Elliot era imposible no tener a Lynn en su mente 24/7, las cosas se estaban complicado... vivir distanciados no era fácil, cada minuto, día, semana, dolía más conforme transcurría el tiempo.

Entre horarios estrictos en su trabajo como productor ejecutivo en el canal de televisión y los largos eventos en que Lynn tenía que estar fotografiándolo todo, era casi imposible comunicarse.

Las llamadas se reducían a un "Te extraño", los mensajes no eran suficientes para ninguno de los dos, pero a pesar de todo añoraban con volverse a encontrar.


Lynn se aseguró que todo estuviera en orden, tenía su boleto, las maletas y el recetario de su madre, el cual contenía la receta del postre favorito de Elliot, "Tarta de Mantequilla".

Estando todo listo, salió de su departamento pues un largo viaje la esperaba.

Tomo un taxi en dirección al aeropuerto, su vuelo salía en 2 horas y como eran épocas navideñas seguro habría gente de amontones.

Como era de esperarse, Lynn tuvo razón. Gente por todas partes, niños llorando y gritando, corriendo aquí y allá, madres con cara de desesperación, hombres pegados a su celular hablando de negocios, jóvenes inmersos en sus computadoras, ancianos durmiendo en sus asientos, cada persona en su mundo.

La parte divertida de viajar es que, si eres una persona ocupada el tiempo que "pierdes" por el vuelo, lo puedes utilizar para terminar las cosas que dejaste pendientes.

Lynn saco su laptop, tenía dos semanas sin actualizar su blog, si seguía así todo en lo que estuvo trabajando se vendría abajo.

Últimamente su inspiración había disminuido, las ganas por escribir y tomar fotografías estaban siendo afectadas.

Ella se había sumido en una gran sensación de soledad, de vacío. La mayor parte de su tiempo la pasaba frente a su computadora editando las fotografías de la boda de Sarah y Aaron, o simplemente escribiendo ideas para futuros proyectos. Así eran sus días, pues Elliot y su amiga Kath era todo lo que tenía, con ellos salía a comer, al cine, al parque, de fiesta y parecía que el mundo huía de Lynn, pues todos sus amigos cercanos habían salido de viaje, se mudaban o simplemente no tenían tiempo para ella.

Desde que se graduó de la universidad hacía ya tres años todo había cambiado, cada persona que ella conoció tomo su camino, unos más lejos que otros, pero eso significaba crecer y cumplir sus sueños.

De alguna manera Lynn siempre se sintió sola, desde el divorcio de sus padres.

Estaba cansada, cansada de la vida. Los problemas incrementaban a cada segundo y con ellos la nube de depresión en mi cabeza. Mis padres no podían permanecer en una misma habitación sin llevar las conversaciones a gritos y llantos, siempre terminaban mal y por supuesto, lo que parecía ser la raíz del problema: el dinero. 

Todo comenzó cuando a mi madre la despidieron de su trabajo, a pesar de no tener un puesto alto en la empresa, su paga era muy buena, pues prácticamente había trabajado en ese lugar desde sus inicios sin embargo, todo siempre llega a su fin. La empresa decidió contratar a gente joven para darle una nueva visión, un nuevo giro al mercado en el que se iban a manejar y básicamente mi madre no entraba en ello.Ella cayó en depresión la primera semana que estuvo en casa y poco tiempo después decidió que no iba a dejarse derrumbar y comenzó a buscar un nuevo trabajo. Eso definitivamente no iba a ser fácil, ya estaba un poco mayor, además, no tenía estudios y lo que ahora buscaban las empresas era gente con título y lo más importante: gente joven.Mi padre en cambio si tenía un gran puesto, tenía una buena paga que ayudaba a solventar los gastos de la casa. Un día ocurrió un problema en el que estuvo involucrado y su sueldo se vio afectado.Una especie de fraude en el que mi padre falsificó una firma para ahorrarse un papeleo, el jefe se enteró y casi lo despiden.Lo castigaron bajándole el sueldo, mi madre estaba desempleada y había miles de cosas que pagar. 

Todo se estaba derrumbando, el dinero se volvió lo más importante. No había noche en que no viera a mi padre haciendo cuentas en la mesa de la cocina, cada peso que ganaba iba destinado a la cajita con la etiqueta de "Ahorros" y cada cosa innecesaria en la casa se volvió en un signo de pesos. Comencé a vender ropa que ya no me quedaba, vendimos cuadros que mi padre había conseguido en una subasta, joyería de mi madre y unos cuando trajes de etiqueta. Hicimos de todo para pagar los servicios de la casa, el último año de secundaria era el más difícil económicamente pues teníamos que recaudar dinero para mi universidad y con gastos de la graduación, mi vestido y todo lo que conlleva la "celebración", el dinero  simplemente no era suficiente. 

Las cosas para vender se fueron acabando, la casa se veía vacía y fue cuando todo terminó por explotar. Mi padre exigía a mi madre que encontrara un trabajo pero ella no encontraba algún empleo adecuado, aún así, trabajó en todas partes, en pequeñas cafeterías, en tiendas departamentales... no pudo hacer mucho pues de estrés y desesperación por no tener suficiente, ella enfermó. La crisis económica terminó con el matrimonio de mis padres. Me culpé de ello, pues sino fuera por mi graduación y la Universidad, el dinero hubiera rendido un poco más. Ahora, tiempo después me doy cuenta que fue lo mejor para todos. Mis padres ya no estaban cómodos el uno con el otro, y yo prácticamente no estaba en mi mejor momento emocionalmente, me convertí en una persona nerviosa y asustadiza, lloraba todo el tiempo y tuve que aprender a superar esa etapa. Hubo gente que siempre estuvo para mí en esos momentos, Kath, mi mejor amiga, fue una de esas personas que son esenciales para salir adelante, que sino fuera por ella seguiría sumida en toda esa depresión constante. 

 Tardé un tiempo en volverme a sentir yo misma, en volver a sonreír o reír a carcajadas, pero volví a ser la Lynn que alguna vez existió y no dejaré que otra vez la vida me vuelva a derrumbar.



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