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-¡LAS TOSTADAS!- gritó Chenle mientras corría torpemente dirigiéndose a la cocina.

-Ni unas malditas tostadas sabes hacer sin quemarlas.- Jeno se atragantó de la risa.

Lo cierto era que el rubio nunca cocinó en su vida, tenía una vida llena de lujos y no encontraba la necesidad de hacerlo. Lele siempre llamaba a Jeno para que le cocine aunque sus padres estuviesen en la casa. El pelinegro no sabía cocinar perfectamente pero no quemaba las tostadas, al menos.

-Te dije que no tenías que preparar el desayuno.- Jaemin abrió la nevera para sacar jugo de naranja y llevarlo a la mesa mientras en la otra mano llevaba cereales.

-Si nos quieres intoxicar, por lo menos, sé más disimulado.- Haechan llegaba de la habitación estirando los brazos haciendo notar que recién se despertaba, las palabras fueron interrumpidas por un bostezo duradero. Se revolvió el pelo y se dirigió al sofá arrastrando los pies, dejándose caer en el mismo como si se hubiese desmayado de repente.

-Ve a despertar a tu novio.- Le susurró Nana a Chenle, con una sonrisa divertida.

Chenle solo quiso meterle una bofetada y salir corriendo pero eso iba a dejar más en evidencia sus sentimientos. Rodó los ojos y se dirigió a la habitación sin refunfuñar.
Se sentó en la silla que se encontraba al lado del escritorio, suspiró incontablemente mientras sus ojos estaban fijos en Jisung.

-¿Por qué no me dejas superarte en paz?,¿Por qué tienes que ser tan malditamente lindo?

Tiró la cabeza para atrás y se llevo las manos a la cabeza, tirando de su cabellera, tratando de correr esos malditos sentimientos.
Se reincorporó y movió suavemente al menor provocando quejidos inconscientes, siguió moviéndolo hasta que el menor, con un puchero en su labio inferior, abrió suavemente los ojos.
El contrario mordió su labio ahogando un suspiro.

-Dios tan...- La cara de Chenle quedó en una mueca al darse cuenta que casi suelta palabras no deseadas por su boca.

-¿"Dios tan" qué?- Replicó al segundo Jisung, casi en un susurro, esperando que sea lo que pensaba.

-Mmmh.....¡Dios! ¿Tanto vas a dormir, estúpido?- Empujó suavemente del pecho del contrario.- Ya está el desayuno.

Se levantó rápido de la silla y se dirigió, casi corriendo, a la cocina. Jisung se encogió de hombros ¿Por qué esa respuesta lo defraudaba tanto?

Dios, tan malditamente lindo, Park Jisung.

El desayuno estaba listo en la mesa. Se sentaron los cinco, a excepción de Gchan que se encontraba durmiendo en el sofá.

-¿Le puedo tirar agua?- Jisung miraba fijamente al único que dormía en esa casa mientras mordía un poco más de su tostada.

La cerradura de la puerta principal se escuchaba abrirse. Jeno tambaleó la cabeza tratando de entender que pasaba. La madre de Jaemin trabajaba hasta la tarde y el padre se encontraba en una conferencia hasta la semana siguiente. Podía caber la remota posibilidad de que sea Yuta pero el hermano de Nana no iba a venir desde Estados Unidos en época de escolaridad. Desde que se había mudado a Norteamérica con Sicheng, el hijo del presidente de la empresa de su parte, sólo venía en vacaciones.

Nadie se había inmutado, como si fuese lo más normal del mundo que la puerta se abra sola a las 11 a.m.

Una cara no reconocida para Jeno pasó por la sala dirigiéndose a la heladera, Jeno estaba cada vez más confundido.

-¡Chenle!, ¿Me has comido lo que dejé en la heladera?- Se escuchó desde la cocina.

-Mierda...-Dijo para si mismo el rubio.- No, fue Jaemin, yo lo ví.

-Mentira, mi bebé, no fue.

¿Dijo mi bebé?
Jeno no entendía absolutamente nada de lo que estaba pasando.

El individuo no era tan alto, ni tampoco tan musculoso, tenía el pelo negro y sonreía como si fuese el mejor día de su vida, era pequeño corporalmente pero era muy muy muy bello.
Se acercó a la mesa sin notar la presencia de Jeno. Agarró una tostada y se sentó en el regazo de Jaemin, rodeando su cuello con las manos y dejando pequeñas caricias en su nuca. Jaemin lo miraba como si fuera la persona más hermosa en todo el maldito mundo.
Jeno estaba apunto de vomitar por tanta dulzura emitida en escasos minutos.

Nadie parecía notar que esos dos estaban actuando como una pareja de recién casados.

-Tendrías que saludar, Renjun.- Dijo Jisung mientras untaba manteca en su pan. Señaló a Jeno como indicándole a quien tenía que saludar.

-Ah...mmmh...Hola, soy Renjun.- Se rascó su cuello, dejando su sorpresa a luz. Por primera vez desde que había llegado, había notado la presencia de un nueva persona. Jeno no respondió, seguía inmutado.

-Renjun viene de China, es hermano de Sicheng.- Empezó explicar Hyuck, que se acababa de despertar.- Al irse Yuta y Sicheng a vivir a Estados Unidos, luego de unos meses, el padre de ambos decidió que sería buena idea que venga a estudiar a Seúl, ya que el pasaba mayormente de su tiempo en la empresa en Seúl y casi no asistía a su casa. Como no tenía lugar donde quedarse la madre de Jaemin le ofreció su casa y se hospeda aquí hará unos seis meses. El estudia en el mismo colegio que nosotros, va a mi mismo curso y próximamente irá contigo también.- Jeno afirmó como para que siga explicando.- Te perdiste de muchas cosas, Jeno, de muchas.

Jeno giró al ver a los chicos que actuaban adorablemente. Quiso arrancarse los ojos con un tenedor, los celos lo estaban envenenando. Apretó los puños por debajo de la mesa tratando de controlar los sentimientos que volvían a él como balas.

-¿Y ustedes qué?, ¿Son novios desde hace cuanto?

Las palabras de Jeno salieron de su boca casi en un susurro, su cara reflejaba las ganas de explicaciones.

-¿Qué? Nosotros no somos novios, sólo míralo, ¿no es hermoso?.- Renjun apretó los cachetes de Nana, el contrario estaba sonrojado y parecía estar más feliz que de costumbre.
La forma en la cual latía el corazon de Jeno no era normal, tenía demasiadas ganas de llorar y no entendía por que todavía no había aprendido a controlar ese maldito sentimiento que lo carcomía cuando veía a Jaemin.

-Ah okey, yo...yo...creo...que me voy.- Jeno se paró, agarró su mochila y se dirigió torpemente a la puerta.

-Yo me voy con él.- Dijo Chenle.- Nos vemos el lunes.- Antes de irse le dirigió una sonrisa a Jisung.

-No me dijo su nombre.

Jaemin acompaño a Jeno a la puerta mientras esperaba al rubio, Jeno miraba al suelo mientras jugaba con las tiras de su mochila. Jaemin sonrió al notar lo adorable que era, aunque había pasado el tiempo las actitudes del pelinegro no se habían modificado en absoluto, había crecido en altura y estaba más tonificado muscularmente, su voz se había tornado más gruesa pero sus ojos seguían igual de sonrientes que siempre.
Jaemin abrió la puerta apoyándose en la misma, quedándose estático unos segundos.

Se acercó al pelinegro y depositó un beso en su mejilla causando que las mejillas del contrario ardan.

-Lee Jeno, eres tan bonito y te extrañé tanto pero tanto.- Lo abrazó y hundió su cabeza en el cuello del contrario. Había necesitado tanto un abrazo de él, había necesitado tanto respirarlo, había necesitado tanto que ese abrazo no podía expresar, ni en lo más mínimo, su necesidad. El contrario lo rodeó con sus brazos atrayéndolo más hacía él.

¿Por qué Jaemin tenía que verlo y tratarlo como a un hermano mayor?, ¿Por qué no podía, simplemente, notar que los ojos del pelinegro querían otra cosa?, ¿Por qué lo confundía tanto?, ¿Por qué no le decía que no lo quería? así por lo menos tenía una excusa para superarlo, así le era más fácil superar el dolor que emitía su pecho por la aceleración de su corazón.

Ni un año, a base de alcohol y lejos de la ciudad, había servido para apaciguar los sentimientos que causaba Jaemin con su sola presencia.

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⏰ Última actualización: Oct 20, 2018 ⏰

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