Antecedentes.

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El niño de Thanatos teme dormir.
El niño de Thanatos desea vivir,  ¿No es acaso el sueño hermano de la muerte?
Cada noche,  cuando él  duerme,  Thanatos le atormenta. Ya sea en sueños, ya sea marcandole,  Thanatos no faltará cuando su cuerpo ceda y sus párpados caigan.

El niño no tiene la culpa. Todo es provocado por la apuesta entre la parca del nacimiento y Thanatos.
"Si pierdes, el próximo niño que nazca sin vida no te llevarás.  Me lo entregarás y tu te encargarás de protegerle por veinte años"

Pero Cloto era la peor de todas: estos años dados al niño no eran gratis ni regalados, sino robados de su próxima vida.  Thanatos, ciego por su arrogancia aceptó la apuesta.
Y ahora, un niño que no debería existir está en este mundo. No le odia, más el pequeño no pertenece aquí, por eso, cada noche se filtra en sus sueños y le lleva al inframundo.  Es la única forma en que Hades no notará ha roto una regla.
Las consecuencias no solo serían para él si el señor de las tinieblas se da cuenta, las consecuencias serían peores para el alma del niño pues no dudarían en castigarle.  Aún si él no ha pedido vivir,  los dioses siempre hacen pagar a los mortales.

Han pasado 10 años y la madre del niño ha fallecido.  El pequeño ha visto cuando Thanatos tomaba el alma de su progenitora al dormir y por eso mismo lleva semanas intentando no ceder al cansancio.
Thanatos lamenta haber tomado a la madre, pero el señor del Hades sospecha y no puede dejarle libre.
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El niño de Thanatos sigue siendo pequeño, pero esta aprendiendo medicina, hace todo lo que puede para alejar al Dios de la muerte de las casas de otros.
El niño de Thanatos ha sido casi obligado a servir con su cuerpo a su maestro. El niño de Thanatos ha visto al Dios nuevamente tomar una vida, pero esta vez no hay reclamo en su mirada, por primera vez mira fijamente a los ojos chocolate de su protector y verdugo.

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El niño de Thanatos cumple hoy 20 años.  El trato con Cloto llega a su fin y el Dios debe tomar su alma con gran pesar en su corazón.
No está seguro de cómo morirá pero desea no tener que tomarle al dormir.
Thanatos le sigue todo el día,  cuánto odia su trabajo ahora.
Ve a un niño correr,  un caballo molesto, ve a su niño tomando al otro para salvarle.  Entonces sabe que la hora ha llegado, que es hora de bajar.

Cree que su niño se negará, pero no es así, camina a su lado sonriente y le habla por primera vez.

-Al fin nos vemos, Thanatos. Cuando vivía fue difícil verte pero ahora puedo distinguir fácilmente tus facciones.

El señor de la muerte le sonríe de vuelta.

-Creía que me odiabas.

-Lo hacía, sí, pero hace unos años comprendí que eres la única divinidad justa.

-¿Justo, yo? - pregunta con ingenuidad mientras se acercan a Caronte.

-Sí. Te llevaste a mi madre, es verdad, pero lo hiciste sin causarle dolor. Y años después te llevaste a mi maestro también. Sin importar quién sea, tu te los llevas igual. No haces preferencias por nadie, no haces favores tampoco como otros dioses ni castigas,  supongo el mío fue un caso especial.  Dime,  Thanatos ¿Qué pasará conmigo ahora?

Han llegado a su destino,  ambos bajan y Caronte se aleja.

-Tendrás un juicio. Has muerto por salvar a alguien, tendrás dos opciones: Puedes vivir una vez más o puedes quedarte en los campos Eliseos, es tu desición.

-Si elijo reencarnar ¿Te veré una vez más?

-Sí. Nos veremos de nuevo.

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Su niño ha elegido reencarnar,  él está feliz pues se ha prometido a si mismo salvarle y darle la mejor vida para la próxima.
Esta demasiado feliz hasta que se encuentra nuevamente con Cloto.

-Apostemos una vez más,  Thanatos.

-He aprendido mi lección, no volveré a créeme superior a vosotras.

-Es bueno escucharlo, te daré una predicción por ello joven inmortal:
Tu niño, debió quedarse en los Campos Eliseos, para su próxima vida tu ya no existirás,  y como hemos jugado con esos veinte años que ha tenido ahora...  Morirá por enfermedad.

Thanatos no quiere creerlo,  Thanatos desea solo sea un juego, pero sabe que esto solo es un pago más por haber sido arrogante con las Moiras.  Ellas no tienen piedad y juegan con todos.  Ahora su niño pagará por ello.

Su único consuelo es tomar una gota del río Leto. Con la esperanza de olvidar a su niño y rogando a las Moiras no cumplan lo que han dicho. 

Y el Dios no vuelve a pensar en su niño, más, cuando los humanos le olvidan,  se mantiene existiendo pues algo dentro de él le dice no debe desaparecer.

Las Moiras disfrutan el espectáculo de los trágicos amantes, no importa la época, no importa el universo: están destinados a estar separados.

Tánatos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora