Hachisuka despertó en una habitación de aspecto lúgubre. Una pequeña lámpara de aceite era la única fuente de luz en el lugar. La pequeña ventana que había en la pared estaba cubierta con tablas, y el único mobiliario del lugar era un viejo y sucio futón.
Nagasone se acercó a él en cuanto notó que había recuperado la conciencia. El resplandor rojizo de sus ojos se acrecentaba en la oscuridad.
-Buenos días, princesa – Se arrodilló frente a él y levantó su mentón sin cuidado alguno- Espero que hayas dormido bien – Deslizó su pulgar por el labio inferior del de cabello rosa y sonrió – Procura no moverte demasiado, o las cuerdas te lastimarán antes de que yo tenga oportunidad de hacerlo
-¿Dónde está Urashima? – Hizo el amago de levantarse, pero sus muñecas estaban atadas tras su espalda - ¿Eh? Qué demonios...
-Te dije que no te muevas, Hachisuka -El más alto tiró de su cabello- ¿Acaso no vas a obedecer?
-¡Desátame ahora mismo, Nagasone! – Hachisuka forcejeó para que lo soltara. En sus intentos terminó dándole una patada en el costado a Nagasone.
-¡Maldita perra! – El mayor tomó a su hermano por el cuello y lo arrojó sin cuidado alguno sobre el futón, poniéndose sobre él- Voy a enseñarte una lección de una vez por todas.
Arrancó su ropa a tirones. Detenía cada movimiento que Hachisuka intentaba hacer con un fuerte golpe.
-¡Ya para, por favor!- Hachisuka sollozaba sin poder detenerse – ¡No entiendo por qué actúas así!
-Porque es hora de que aprendas, Hachisuka – Presionó con fuerza su miembro, haciéndolo gemir por el dolor-
-Detente, te lo suplico- Su voz sonaba aterrada. Movía las manos frenéticamente, tratando de romper las cuerdas que lo mantenían prisionero, pero sólo conseguía que se enteraran en sus muñecas, haciéndole sangrar.
-¡Que dejes de moverte, maldita sea! – Nagasone le dio un fuerte empujón, haciendo que su cabeza se golpeara contra el piso – Ahora serás un buen niño, ¿Verdad? -Besó el hombro desnudo de Hachisuka. El aroma que desprendía su piel le resultaba embriagador. -Quiero romperte, Hachisuka – Susurró contra su oído antes de darle una mordida- Romperte tal como tú lo hiciste conmigo- Introdujo dos dedos en su entrada – Pero antes voy a divertirme contigo..
Se acercó a su rostro y lo besó a la fuerza, mientras introducía un dedo más en él.
-N-ngh- Hachisuka mordió con fuerza el labio del mayor. Sintió el sabor metálico de la sangre invadir su boca- ¡Te lo suplico... Por favor, detente!
La frialdad de su expresión le paralizó. Relamió la sangre y retiró los dedos de su interior.
-Me encanta verte así, mi pequeño- Desabrochó su pantalón con una mano, mientras con la otra sostenía a Hachisuka por el mentón, obligando a mirarle- Esa cara de miedo, tus ojos llenos de lágrimas...
Lo volteó sin cuidado alguno. La mejilla de Hachisuka quedo apoyada en el futón. Nagasone sostuvo su cintura, forzándolo a quedar apoyado sobre sus rodillas.
-Mira nada más -Rió presionando su miembro con fuerza- ¿Acaso te estás excitando con esto? Eres una perra -Dio una palmada en su blanco trasero, dejando la marca rojiza de su mano estampada en la suave piel –
-P-por favor... -Hachisuka intentó soltarse nuevamente, pero Nagasone lo detuvo con el un fuerte golpe en la espalda.
Sintió como el más alto entraba de una estocada en su interior. Gritó por ayuda, a pesar de saber que no iría nadie, pues sus compañeros debían estar en algún lugar de la cuidad curando las heridas de Urashima.
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~ Corrupto ~
FanfictionUsualmente Nagasone aceptaba los berrinches de su hermano en silencio. Siempre era él quien terminaba disculpándose. Las cosas se salieron de control cuando el mayor de los Kotetsu decidió que ya era suficiente de sus malos tratos.