Parte 2

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Marín no recordaba el año exacto cuando llegó a California, pero por las fotos de sus álbumes fue durante los días extraños de los años sesenta donde los hippies, el símbolo de la paz y las protestas contra la guerra de Vietnam estaban siempre presentes.

Siempre estaba con ella su difunto esposo, quien pasó de tener una pequeña banda de rock psicodélico a ser una pequeña empresa dedicada al mantenimiento de las tablas de surf. A la final, el sistema de economía de mercado no les pareció tan malo cuando pudieron comprar aquel Mustang y esa pequeña casa donde crecieron sus hijos para luego irse.

—Señora Marín, dejando de lado las locuras de Lucrecia ¿Cuándo van a comenzar las reparaciones de la filtración?— preguntó Richard con un tono serio, ese que rara vez usaba—, he estado pensando en esto de reunir el dinero para el primer pago.

—He estado hablando con Russel, el primer pago son doscientos cincuenta dólares y me gustaría hacerlo de inmediato. Pero también quiero tener algo que asegure el segundo y el tercero; aunque me interesa mucho tu idea para recoger el dinero ¿Qué tienes en mente?

Bianca decidió intervenir en la conversación— Richard y yo tenemos en mente participar en el torneo de tenis de mesa de la urbanización. No es un mal premio, ya que son ochocientos dólares al ganador. Por cierto ¿Podrían poner la estación YTC 98? Van a dar una noticia importante.

La radio, la cual siempre estaba apagada por alguna misteriosa razón, fue encendida. Un hecho menor, al caer en la emisora la voz del locutor Josh H en su programa "¡Vivan los Ochenta!" estaba dando una extraña noticia, una a la que le interesaba escuchar a la estudiante de medicina.

—Esto cae en la sección de noticias locas, la verdad. La famosa doctora y columnista de la revista "Venus" ha anunciado el cierre de la misma. Luego que se viera que sus credenciales estaban en tela de juicio, de hecho la Universidad de Monterrey, exactamente su departamento de maestrías, no tuvo una alumna estadounidense en la maestría de Psicología. Mucho menos, la casa de estudios venezolana la Universidad Simón Rodríguez tiene en sus registros a esta persona. La columna ha sido cerrada y la polémica no se ha hecho esperar, extrañamente las ventas de la publicación han bajado considerablemente y han perdido el patrocinio de empresas como Avon.

—Y ¿Esa noticia como te afecta?— le preguntó Lucrecia a su compañera.

—Pues de la siguiente forma, querida amiga. Yo era quien le redactaba las respuestas a esa señora. La editora de la revista no le gustaba como lo hacía y de allí era de donde sacaba parte de mis ingresos para pagar mis gastos.

El famoso ex actor siguió con otra singular noticia. Una que si era de interés para el estudiante de derecho.

—La serie juvenil "Los Poderosos Guardianes" en su quinceava entrega va a ser cancelada luego de esta temporada. Desde su debut en el año mil novecientos noventa y tres fue un éxito con los más pequeños de la casa, pero no le ha ido muy bien en el nuevo milenio.

—Y ¿Esa noticia como te afecta a ti, Richard? No me digas que te gustaba ver esa serie.

—No me afecta directamente, pero si a mi hermano. Quien estaba en el papel de uno de los personajes principales de la serie; yo siempre se lo dije, una carrera seria te da una estabilidad que apenas puedes soñar cuando eres actor. Posiblemente, ahora le toque regresar a casa con el rabo entre las piernas. Y no voy a estar allá para ver eso.

—Yo aún recuerdo esa serie, según me comentó un amigo, el formato original es japonés. De hecho, creo que le perdí el interés cuando fueron al espacio y toda esa temporada sirvió para cerrar todo lo que había hecho en años atrás. Lo que me sorprende es que aún saquen juguetes.

—Sí, pero ya no se venden tanto como antes. De hecho, mi sobrino nunca me pidió esos juguetes; de hecho prefería los clásicos juegos de mesa a tener esos coloridos robots. —agregó Bianca entre risas. —; aunque dicen que ese locutor estuvo en una temporada, cuando no puedes caer más bajo.

—Menos mal solo veo la caja boba para ver TCM y las noticias—comentó la señora Marín—; no me imagino esa serie y todos los comentarios que han estado levantando desde que llegó. Pero tengo que informarles que hemos llegado al supermercado.

Los primeros en bajar fueron Bianca y Richard, Lucrecia siempre se quedaba al lado con la dueña de la casa y del Mustang, siempre estaban conversando. Su relación era bastante cercana, tal como si fuesen familia, aunque desde la llegada del nieto de la señora Marín esa relación estaba pasando por un mal rato.

No era para menos, ya que la estudiante de periodismo se adelantó a los hechos con una acusación bastante fuerte hacia Arthur. Un comentario que no se lo tomó a bien ni él, mucho menos su querida abuela, no era para menos ya que la acusación de tomar ese auto y usarlo para las carreras clandestinas era un asunto que no era para tomarse a broma.

Pero al hacerlo sin pruebas y siendo el nieto de la casera el único que conocía de mecánica, aquella acusación no iba a ser fácilmente asimilada. De hecho, si bien no quedaba claro que hacía Arthur y aquel salvaje corcel, no era el tipo de persona que arriesgaría su vida en algo como eso.

Arthur, para los ojos de su abuela, era el reflejo de su abuelo. Quizás con acento texano y un gusto musical diferente, pero de resto eran dos gotas de agua.

—Si vas a decirme algo sobre mi nieto y sin pruebas, lo mejor será que te lo ahorres. No seré italiana, pero todo el asunto que se metan con mi familia es delicado.

—No es eso, quiero comentarte que cuando termine mi asunto con lo de Josh y la entrevista que quiero hacerle, quiero hacer una investigación bien seria. Tengo en mente que sea sobre las carreras clandestinas.

—Estas obsesionada con ese tema. Pero como no quieres soltar prenda sobre las razones por las cuales ese tema te interesa tanto, solo me queda tomarte la palabra y esperar que la cumplas. Aunque creo que no es la primera vez que te metes en un problema así.

—Yo sé la importancia que tiene para ti ese auto. Así como los recuerdos que te traen. Ahora comprendo las razones por las cuales reaccionaste de esa forma cuando solté eso.

— ¿Estoy escuchando una disculpa solapada? Ciertamente, sabes usar las palabras, querida niña.

"Querida niña" ¿Cuándo fue la última vez que usó esa frase Marín para referirse a ella? La usaba con frecuencia antes de aquel desacuerdo, casi en tono maternal, pero ¿Era aquello una señal que la molestia se le había pasado?

—Tengo mis razones para investigar sobre el tema.

—Y ¿Para cuándo las vas a dar a conocer? Digo, creo que sería un buen tema de conversación durante el desayuno. Por cierto, también deberías disculparte con el vaquero, estoy más que segura que la aceptará.

No había problema en disculparse con Marín, pero con su nieto el problema era otro. Casi nunca estaba en su casa y cuando lo estaba, se le podía encontrar atendiendo al auto o encerrado en su habitación haciendo quien sabe qué cosas. Sumado al hecho que después de cómo le levantó la voz, ir con la cabeza baja era darle más argumentos para iniciar el ciclo de discusiones por cualquier tema. Ciertamente, todo un dilema para Lucrecia.

— ¿Me lo prometes?

—Creo que no me queda de otra.

—Si quieres, puedo hablar con él para que deje de gastarte bromas. Aunque no aseguro mucho que deje de hacerlo, ya sabes cómo son los texanos con relación a las bromas. 

Casa Número 86Where stories live. Discover now