[Día 8] Yendo de compras.

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-¡Levántate ya, perezoso!

Aomine despertó gracias al golpe de almohada que le había lanzado Kagami. Miró confundido la habitación, hasta percatarse que se encontraba en el dormitorio del pelirrojo y volvió a recostarse, cubriendo su rostro con las mantas.

-Aomine Daiki. Tienes cinco minutos para levantarte antes de que decida irme sin ti.

-¿Ir a dónde..?-Preguntó el moreno, con voz adormilada.

-A la plaza comercial, baka. Prometiste que me acompañarías después de que mis tenis se rompieron...- Apartó la manta del rostro de Aomine y le miró, haciendo un pequeño puchero de manera inconsciente.

-No necesitamos ir a comprar unas zapatillas nuevas, Taiga...

-Por favor... Las necesito.

-Te digo que no hay porque ir, yo podría...

¿Cómo carajos Kagami logró convencerlo?
Aomine pateó una roca que se encontraba frente a él y con un suspiro ingresó a la enorme plaza comercial junto con su pareja.

Durante casi una hora ambos fueron a las diferentes tiendas de  deportes sin que Kagami se convenciera de unas zapatillas, después de todo, las últimas habían sido sumamente especiales, por qué había sido Aomine quien se las había dado y, después de haber usado esas, ningún otro par le parecía suficiente.

Después de vagar un rato, Kagami entró a una tienda que realmente le convenció. En el escaparate se mostraban unas zapatillas hermosas, que Kagami miró embobado durante varios minutos.
Ahí dentro, todo era mil veces mejor. Había zapatillas de todos tamaños y colores, cosa que Kagami alabó en su mente, puesto que, para él, le era muy difícil conseguir zapatillas porque su número de calzado era poco visto ahí.
Estuvo un tiempo decidiendo cuales llevaría y, cuando hubo escogido (unas bastante parecidas a las anteriores), se dirigió a la caja para pagar.

-Son 12, 619 yenes, señor.- Exclamó la dependienta con una sonrisa, mientras Kagami rebuscaba en su billetera, seguro de que traía la cantidad necesaria.
Sin embargo, al revisar completamente su billetera, se dió cuenta de que le faltaban al menos mil yenes para poder comprar las zapatillas.

–Y-yo... Creo que no las llevaré, muchas gracias...

–Está bien, vuelva cuando quiera.

Kagami salió bastante desanimado de aquella tienda. Él estaba seguro de que traía al menos trece mil yenes en su billetera, pero, no sabía dónde habían quedado los que le faltaban.

–Aomine... Creo que vendré a comprarlas después, lamento haberte traído hasta aquí en vano, yo... ¿Aomine?

Kagami miró a su alrededor, dándose cuenta de que su novio no estaba presente. Comenzó a buscarlo por todo el lugar y, tiempo después, dió con él.
El moreno salía de otra tienda, parecía haberse aburrido y, por eso, había ido a ver cosas el solo. Sin embargo, cuando se acercaba a Kagami, este pudo notar que su novio tenía algo nuevo puesto, lo cual resultaba curioso, puesto que Aomine no había llevado dinero.

–Aomine... ¿Qué.. ¿De dónde sacaste dinero para comprar esa gorra?

–Uh... Los tomé de tu billetera, ¿A que es genial? Solo me ha costado 1121 yenes.

...

Kagami suspiró, aguantándose las ganas de golpearle.

–¿Sabes? Eres un idiota. Por tu culpa no he podido comprar mis zapatillas, me ha faltado dinero... ¿Cómo se te ha ocurrido tomar mi dinero?

–Oe, lo siento...

–No. Un "lo siento" no arreglará esto. Deberías irte a casa, no quiero verte por el resto del día, Aomine.

–Pero Taiga...

El pelirrojo comenzó a caminar, alejándose de su pareja, la cual no pudo más que lamentarse en silencio y obedecerle, yendo a su casa.

Durante el resto de la tarde, Kagami se la pasó en el sofá,
Con una manta cubriéndole y la televisión puesta en los play-offs de la NBA. Había que mencionar que enojado con Aomine no estaba, pero si le dolía lo que había pasado.
Se estaba quedando dormido cuando escuchó que tocaban la puerta. Murmuró un "ya voy" mientras se estiraba, antes de encaminarse a la puerta y abrirla, aunque después de ver quién era quien se encontraba fuera, no dudó en cerrarla de nuevo.

–¡Taiga! Venga, ábreme la puerta, no seas así.

–Largo Ahomine, dije que no quería verte por el resto del día.

–Solo abre un momento, te entregaré algo y me iré si así lo quieres. Lo prometo.

Kagami rodó los ojos antes de abrirle, y lo primero que vio al buscar a Aomine, fueron unas zapatillas Air Jordan de colección frente a él, guardadas cuidadosamente en una caja que era sostenida por Aomine.

–Son tuyas, intenté decírtelo toda la mañana, cuando necesites zapatillas puedes pedirme las que sean y yo te las daré, no me importa compartir mi colección contigo. Lamento haber cogido tu dinero y te lo devolveré, lo prometo, pero ya no te enojes conmigo, Taiga. ¡Te extraño!

Ante eso, Kagami tomó la caja en silencio y la dejó en el suelo, ante la confundida mirada del moreno y luego se lanzó a abrazarle.

–Yo también te extrañé Daiki, te extrañé mucho...–Exclamó llenándole el rostro de besos.–Y no estoy enojado contigo. Lo siento.

–No digas tonterías, tú no debes disculparte..–Aomine deslizó las zapatillas al interior del departamento y cerró la puerta tras de sí, cargando a Kagami en brazos con una sonrisa.– ...Te quiero, Taiga. 

–Y yo a ti, Ahomine.

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⏰ Última actualización: Jan 16, 2019 ⏰

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