La Espada de Hielo

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Generalmente Momo prefería distraerse leyendo enciclopedias. Además de ser una lectura distractiva, la ayudaban a evaluar estrategias o incorporar materiales e información para desarrollar su quirk, pero en esta ocasión, se encontraba inmersa en otro tipo de lectura, una novela.

Se acomodó en el sillón más grande de la sala común con una taza de té que pronto quedó olvidada. El libro le proponía una narrativa tan interesante, que rápidamente capturó su atención y la trasladó a un mundo completamente distinto...

Allí no existían los quirks.

Los personajes del libro eran héroes y villanos cada uno dentro de sus individualidades, siendo sus propios enemigos internos. Momo se encontró sumergida en la psicología de aquellas personas ficticias que vivían en un drama que parecía real... que podría pasarle a cualquiera...

Ambientada en la época feudal europea, la historia transcurría dentro de las paredes de un castillo imponente ubicado en una gran extensión de tierras pertenecientes a una familia de mucho poder dentro del reino. El padre administraba con mano dura su territorio, manteniendo a sus súbditos dóciles y controlados; bajo sus dominios no podía haber ni una voz disidente a sus caprichos o el castigo podía ser terrible.

El protagonista, hijo menor de la familia, no escapaba a la mano férrea de su padre, con una educación que buscaba endurecer su carácter, recluyéndolo en el castillo, prisionero de su propio progenitor pasaba su vida aislado incluso de sus hermanos. El Señor Feudal ejercía sobre el menor de la familia una presión cruel que por momentos parecía sádica.

Sintiendo el dolor del protagonista, Momo no pudo evitar moverse en su asiento. Se sentía algo incómoda, por un lado no comprendía cómo un padre podía ser tan cruel con sus hijos, pero por otro sabía que ese tipo de realidades existían. Aunque se tratara de una ficción, en algún lugar del mundo un niño era forzado a transitar un camino que no elegía.

Sediento de resultados, el imponente dueño del castillo obligaba a su hijo a una rutina de ejercicios de combate que sobrepasaban los límites de alguien de su edad. Insensible e inmutable a los sollozos de su hijo, la espada del mayor caía con todo su peso sobre la espalda ya desnuda del joven, cuyas ropas estaban destruidas por los cortes de la misma arma. La voz gruesa retumbaba por la habitación de piedra, reclamando fortaleza, recordandole que sería su función proteger las fronteras del feudo.

Mientras el castigo continuaba impiadoso, él se preguntaba cómo sería pisar el suelo lejos del castillo... no dejaba de soñar con una vida fuera de las paredes de piedra... Sus ojos vidriados de lágrimas buscaban las ventanas de la habitación, esperando que la luz del día le regalara la esperanza que parecía no llegar nunca...

Yaoyorozu sintió una opresión en el pecho cuando la lectura avanzaba y su imaginación proyectaba al dueño del castillo golpeando el rostro de su esposa por querer proteger a su hijo, la mujer abrazaba maternalmente al muchacho rogando por piedad. El golpe le había cortado el labio, la sangre de la herida resbalaba por su mentón y caía por el rostro del joven como una lágrima roja.

El hombre gruñó de furia y Momo sintió miedo de lo que seguiría en el relato, la reacción prometía ser feroz y mientras el joven se erguía trabajosamente para defender a su madre, haciendole frente por primera vez en su vida a la inmensidad de su progenitor, sus uñas se clavaron en la cubierta del libro y sus ojos buscaron con desesperación las líneas que seguían.

Todoroki entró a la sala común sintiéndose abatido. Había pasado gran parte de la tarde entrenando con Bakugo, y si bien era un digno oponente para practicar, debía admitir que el chico explosivo se dejaba llevar fácilmente. Antes de bajar, procuró darse una buena ducha para quitar el sudor y el polvo del ejercicio, pero el agua caliente relajó sus músculos a tal punto de dejarlo totalmente somnoliento. Comer algo y recostarse parecían la mejor opción para reponer la energía.

La Espada de HieloWhere stories live. Discover now