[MIST] They are torturing me /Taehyung (Omegaverse)

I said knock knock let the devil in

Dormir era relajante para Taehyung, solo tenía que cerrar los ojos y desactivarse completo por varias horas. Le gustaba tener un descanso en blanco, sin sueños. No le gustaba esa función de su cuerpo, siempre cuando ocurría, era seguro que sería algo desagradable, por no decir aterrador y estresante, que lo despertaría sudado y agitado.

Su historial en el mundo onírico era oscuro, casi como un mundo aparte, cuando los sueños deberían ser recuerdos mezclados sin orden o coherencia. Algunos decían que podrían ser situaciones que representaba el subconsciente, como deseos, preocupaciones o retos que quedan grabados. Taehyung no entendía mucho del tema, pero no creía que fueran útiles.

Hoy era de esos desafortunados días donde parecía tener uno, podía identificarlos por la extraña ambientación, donde no miraba directamente por sus ojos, sino como un espectador en el aire, viendo una imagen empañada. Como un Alfa de la especie de los Lobos que acaba de pasar por su madurez sexual, ya se estaba quedando viejo para temerle a los terrores nocturnos. Con valentía, siendo que no sentía que debía usar esa palabra, porque al final nada de eso era real. Pero a falta de más profundidad, porque en la realidad estaba durmiendo, dejo las cosas simples.

Entonces con valentía le hizo frente a su sueño, que comenzó justo en su cuarto. Podía ver los detalles tal cual, como el hecho de que dormía en un somier junto con un colchón alto, con sus sabanas de lunares desordenadas, y los cojines en la silla que utilizaba para hacer los trabajo en un escritorio. Aparte de la mesita de noche no había más muebles allí. El armario, donde tenía todas sus pertenencias personales, era como una puerta larga en el cuarto, haciendo del espacio un lugar iluminado y ventilado.

Se escucharon golpes al otro lado de la puerta, que quedaba levemente en las penumbras por la distribución, donde la pared del armario la tapaba desde el ángulo en el que dormía Taehyung. No es que le temiera a la oscuridad, pero el rincón negro, a diferencia del espacio iluminado por la luz de la calle que se filtraba por su ventana, provocaba cierto desconocimiento tenebroso.

Normalmente no estaría ahondando en ese insignificante detalle, pero como estaba en una de sus molestas pesadillas, algo jalaba de su instinto hacia ese punto. Los golpes sonaban por el pastillo exterior a su cuarto, como si una persona muy pesada se estuviera paseando lentamente. Seguramente la insistencia en su puerta iba a ser algún punto clave, por lo que se levantó a bloquearla o apurar los sucesos.

Con cada paso que daba para acercarse, era como si afuera de su habitación, la presencia lo imitara, en una coordinación que retumbaba en un eco, como si llevara alguna suela diseñada para hacer tronar el piso a su paso. Se apresuró al estar a centímetro de su objetivo, bloqueando el seguro de la puerta, al mismo tiempo un golpe seco estallo al otro lado de la madera, sobresaltándolo de la misma forma que las bisagras parecieron chillar ante la fuerza del impacto. Un escalofrió lo recorrió cuando todo quedo en silencio, uno asfixiante que aumento el ruido de sus pensamientos. Como una lenta advertencia que escalaba su cuerpo, sus instintos lo impulsaron a ir por su escritorio. Al arrastrar el pesado mueble hasta la entrada, pareció enojar al ente en el exterior, porque los golpes cayeran como lluvia contra una ventana.

Taehyung estaba asustado, podía sentir su corazón golpeando con tanta fuerza, que la adrenalina bombeando en su sistema lograba hacer temblar por completo su sistema. La ilusión de seguridad de una barricada, impidiéndole el paso a quien quiera que estuviera tratando de alcanzarlo, logro tranquilizarlo. Se sentó contra la pared que daba directamente a la puerta bloqueada, en una ansiosa espera a que todo acabara. El Lobo se abrazó a sí mismo y cerró los ojos, quería despertar, necesitaba despertar, escapar de esa pesadilla.

No sintió que pasara el tiempo, pero cuando sus ojos se abrieron otra vez, era la luz natural y cálida del gran astro la que iluminaba su cuarto. Estaba en el suelo, acostado en una especie de parche sucio, era la sensación pegajosa que dejaba cuando se regaba algo en el suelo y la sustancia se secaba, dejándolo desagradable al tacto y olfato. Su nariz capto la metálica fragancia de la sangre, nauseabunda y abundante, pegándose a su piel.