"from the dining table."

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Harry despertó en su habitación, pero no quiso abandonar la cama esa mañana. Le pesaba el vacío, la soledad y la cólera. Se pasó la mañana entera mirando la puerta de aquella habitación, esperando a que Louis volviera. Que volviera a sus brazos, y devuelva toda la luz de su vida que le había robado.

Pero no fue así.

Al mediodía, Harry decidió levantarse. Se dirigió a la cocina, agarró de la alacena un vaso y una botella de whisky, y volvió a la habitación. Se pasó el resto del día allí, emborrachándose y viendo el día pasar delante de sus ojos. Hacía ya dos semanas que comía poco y nada, que no iba al trabajo, que no salía de las puertas de su casa. Él sólo esperaba a Louis. No quería irse, con el miedo de que su amado volviera y él no estuviese ahí para recibirlo.

Dos semanas de que Louis se fue, dos semanas de que Harry se la pasa en profunda cólera y borrachera.

(...)

Tres meses desde Louis. El panorama de Harry parecía no mejorar mucho. Si bien, había logrado salir de su casa e ir al trabajo, al volver, se pasaba las noches enteras emborrachándose y llamando a Louis para decirle lo mucho que lo extrañaba, y lo mucho que lo siente. El ojiazul no decía ni una palabra, y simplemente colgaba la llamada. Habían veces en las que ni siquiera atendía. Pero ya era una costumbre para Harry el hacerse las esperanzas y llamarlo cada noche, esperando aunque sea, un suspiro de parte de Louis. Pero no había nada. Nunca lo había. Sólo silencio, y el tono de que la llamada había acabado.

Harry estaba destrozándose a sí mismo lentamente. Y, una casual mañana de trabajo, su corazón terminó de volverse polvo: Se encontró con un compañero del trabajo de Louis. Harry le preguntó cómo estaba, el muchacho le respondió que Louis estaba bien. Pero había algo en sus ojos delatándolo. Harry lo notó. Y, segundos más tarde, descubrió que aquel muchacho estaba vistiendo una de sus remeras viejas que se había quedado Louis. El corazón de Harry se detuvo, y sintió cómo comenzaba a estrujarse, hasta quedar reducido a nada. Harry volvió a la profundidad del pozo: había vuelto a dejar de trabajar, había dejado de comer, no paraba de llorar, de gritar, de golpear las paredes y de rogarle a Dios que le devuelva la felicidad y al amor de su vida.

Un mes más. Harry tenía un aspecto demacrado, ojeras profundas, mejillas hundidas, ojos rojizos, hundido en un silencio insoportable. Ya ni siquiera podía conciliar el sueño. No podía con la idea de que lo que una vez fue suyo, ahora es de alguien más. No podía aceptarlo, pero tampoco podía hacer algo al respecto. Él quería que Louis fuera feliz, por eso decidió dejarlo en paz y ahogarse él sólo en su propia tristeza. Dejó de llamarlo, hasta borró su número para evitar la tentación. Pero no paraba de llorar su nombre, no paraba de rogar que volviera.

(...)

Una llamada llegó al teléfono de Harry. Un número tan conocido, a pesar de haberlo borrado. Louis lo estaba llamando. Por ese pequeño instante, la vida volvió a su cuerpo demacrado, y aceptó la llamada. Llevó el celular a su oreja, sin decir una sóla palabra. Lágrimas caían por su rostro, su cuerpo temblaba y no encontraba palabra alguna para decir.

Louis habló primero:

-Yo también lo siento.

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⏰ Última actualización: Oct 20, 2018 ⏰

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Larry [o.s]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora