Tregua y delirio

Lo que callé.

Eres ese balanceo de las olas,
el aroma a mar, la suave y agradable sensación del
salitre en cada poro.
Percepciones de la realidad que
ahora quedan eclipsadas por
el constante vaivén de tus
pulmones: llenos de calma

- Estoy aquí.

La sensación incalculable
de felicidad se presenta
contemplando cómo me abrazas
al caer ante Morfeo.

Cualquier superlativo
empequeñece cuando se
trata de ti,
de tu brillo en los ojos
cuando dices que me quieres,
que me veneras
y jamás me romerías en pedazos.

Cuando tus dedos deciden
viajar por mi ombligo,
hasta mis costillas, sutiles,
ausentes de todo pensamiento,
es cuando nuestras
Galaxias se unen para permanecer
juntas el resto de nuestros días.