18/10/2018
Hoy ha sido un día bastante normal. He desayunado dos tostadas con mantequilla como siempre, y Gabi se ha comido una que se me ha caído al suelo. Tengo demasiado mimado a ese gato. En la oficina bien, no me puedo quejar. Incluso Jude me ha sonreído, lo cual, quieras o no, me ha alegrado la mañana. Papeleo hasta las tres, y luego al bus. Una mujer sureña me ha estado taladrando todo el camino hablando de vacas y gallinas, y al llegar a mi parada, me ha regalado un trozo de pastel de arándanos que había hecho para sus hijos. Supongo que se sentía mal después de haberme dado la lata. En el gimnasio he visto a mi antiguo vecino Tom, y joder, está que no cabe por la puerta. No dura ni tres minutos en la cinta eléctrica. Supongo que Maggie le habrá obligado a hacer algo. Al llegar a casa he cenado unos huevos revueltos y un poco de brócoli con verduras. Hay que cuidarse. Me he tumbado un poco en el sofá y he vuelto a ver a ese tío raro plantado enfrente de la ventana del salón. Enserio, hay gente muy rara por ahí. Cuando he ido a decirle algo se había marchado. Si lo vuelvo a ver, le partiré la cara. Luego me he cepillado los dientes y a dormir. Mañana tengo combate de kick-boxing con Bob, y tengo que estar bien descansado. Ese cabrón se va a enterar de quien manda, se lo tiene muy creído. Tengo que hablar con el resto para que me dejen a mí mañana, creo que le toca a Roy. Bah, supongo que mejor anulo lo del combate y lo dejo para el domingo.
Diario de Roy, viernes 19/10/2018, Hora 22:03
Querido diario, hoy mi día ha sido tan ajetreado como de costumbre. Mi desayuno, compuesto esencialmente en proteínas sin grasa y alimentos bajos en sodio me ha aportado las fuerzas necesarias para arrancar el día con felicidad. Para mi trayecto matutino en bus he escogido la apertura 1812 de Tchaikovsky, tal vez demasiado romántica para mi gusto. En el trabajo, como siempre, he intentado aportar el máximo de mí mismo, cosa que Ernst, el jefe de gabinete, ha sabido reconocer, y me ha felicitado, como ya es costumbre, por mi excelente aporte a la empresa. Al llegar a casa, me he dedicado a ordenar mis libros de historia antigua, por orden alfabético en lugar de cronológico, como estoy acostumbrado. Me ha parecido un cambio práctico en cuanto a la accesibilidad de los documentos. He limpiado la casa y he recogido la maldita máquina de hacer ruido, porque a mi parecer, llamarlo instrumento es un insulto a la música en sí, que ya imagino que podréis adivinar de quien es propiedad. Esto merece una asamblea seria, estoy harto de ser el único que tenga un poco de orden. Siguiendo con mi día, tras un largo baño de espuma y sales alcalinas, me he tomado una pequeña taza de té con leche. Hoy he notado como una mirada se posaba sobre mi espalda durante toda la cena. Era una sensación un tanto desagradable, pero afortunadamente breve. Tras haber escrito esto, marcharé a descansar. Buenas noches.
Sábado
No sé ni para qué estoy escribiendo un diario, enserio. ¿Para contar lo maravillosamente mierda que es mi vida, y como mola trabajar un sábado? Me he levantado pronto como siempre, y no me ha dado tiempo a desayunar. He pillado el mismo puto bus de siempre, a reventar. Tenía la típica negra de 300kg aplastándome contra la ventanilla. En el trabajo ha ido bien, tengo que reconocerlo. Joder, y tan bien, me he encontrado con Mrs J en el ascensor y buf... como me hundiría entre esas pechugas, joder. Algún día será mía. El jefe me ha felicitado por mi "eficiencia" y mi "empeño". Maldito hijo de puta, súbeme el sueldo en lugar de lamerme el culo como un perro. A la hora de comer estaba fuera. Por fin puto fin de semana, como las personas normales. Me he ido con los chicos a tocar un poquito. Hoy teníamos ensayo general, el domingo tocamos en Blue Harvey. Sí nena, eso sí que va a molar. Me he quedado de birras con los colegas y bueno, entre birra y birra acabo de llegar a casa. Serán las diez o por ahí, no sé. Ah, y al llegar había como un tipo raro en la ventana en plan sin moverse. Me he acojonado un poco, pero nada, de repente ha sido como puf, y ha desaparecido. O a lo mejor me lo he imaginado yo, no iba muy sereno. Bueno escribo esto y me piro a dormir. Pero enserio, ojalá todos los sábados me tocaran a mí, sería tremendo. Qué coño, de hecho, creo que me voy con Musculitos al club. Sólo se vive una vez.
Domingo de otoño
Mi cabeza es una batidora a punto de estallar. Mi cuerpo estaba frío como la nieve. Es domingo, día de descanso. Tras una taza de café he salido al jardín a contemplar el fresno que planté el año pasado. El ir y venir de las hojas, algo hipnótico. Mi cabeza sigue llena de ideas de tristeza, yo me intento animar. El grupo también lo intenta. El aire me ayuda a respirar tranquilo. Me he tomado un baño caliente mientras leía. Las palabras calmaban mi desorden corporal. Todo es culpa de Troy, supongo. He hecho un poco de yoga y meditación. Me siento mejor. Ahora supongo que veré algo de televisión. O tal vez intentaré escribir un poco más y avanzar en mi nueva novela. Tal vez alguien la pueda apreciar. Mejor dormiré, mañana es día de trabajar. Recuerdo las palabras de papá: un hombre descansado vale más que mil cafés por la mañana. A veces lo echo de menos. Vivir solo me asusta a veces. Me imagino gente que me mira por la ventana mientras escribo en el ordenador. Hoy sin ir más lejos. Tal vez debería hacer caso a mamá y buscarme una novia. Y le tengo que dar de comer al gato.
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05 12 – 03 21 05 18 16 15 – 19 05 18 01 – 13 09 15
12 15 19 – 03 21 01 20 18 15 – 03 01 05 18 05 09 19 – 05 14 – 05 12 – 15 12 22 09 04 15.
12 01 – 02 05 19 18 09 01 – 05 19 20 01 – 01 17 21 09.