¡Atención! Se aclara que todos los créditos por la serie de novelas ligeras Kakuriyo No Yadomeshi correspoden a:
- Autor: Midori Yuma
- Ilustraciones: Lahura
- Editorial: Fujimi L Bunko de Kadokawa
-Aclaro nuevamente que la historia, la trama, il...
"Aoi, no dejes que el Ayakashi te asuste. Eres especial, por lo que es fácil para ellos secuestrarte".
« ¿Es fácil que me secuestren?»
"Así es. Los seres humanos que pueden verlos se convierten en blancos fáciles. Son fáciles de comer, y fáciles de usar. Son fáciles de querer, fácil de odiar. Es fácil ser amado y también fácil de ser odiado. En resumen, eres un tema de ridículo interés para ellos". En aquel momento mi abuelo tenía una cara seria cuando me tomo la mano y me aconsejo que viviera. Pero mi yo joven de ese entonces no podía entender el significado de esas palabras en absoluto.
« ¡No quiero que me coman!, No quiero dejar al abuelo».
« ¿Es correcto? El abuelo no quiere que me fuera o me llevaran... Aoi, ten cuidado en especial con los ogros».
- "¿Ogros?, no he visto a un ogro".
- "Son difíciles de reconocer porque se ven parecidos a los humanos, tal vez sea difícil de entender para ti".
- "¿Son humanos?"
- "No, no son personas. ¡Son incompatibles con los humanos!"«Mi abuelo negó con la cabeza, respondiendo mi pregunta».
- "Llevan un camino frío y malvado, haciendo lo que quieran para obtener lo que quieren, no sienten por los demás. Es por eso Aoi, no bajes la guardia alrededor de los ogros". «Mi abuelo siempre me dijo que tuviera cuidado con los ogros».
"Tenía la sensación de que había caído en algún lado". - ¡Ay! Caí golpeándome las caderas y solté un grito sordo. Cuando abrí los ojos pude ver un techo que no reconocí. En el techo había dibujadas deslumbrantes punturas de Ayakashi, que me intimidaban.
Me di cuenta que me encontraba en un extraño salón «¿Por qué tengo mucho frio?», noté que donde me encontraba estaba mojado.
- Aoi. - Una voz baja, calmada y desagradable menciono mi nombre. Lo miré a la cara por un momento, él que tenía la máscara de ogro lo había visto en el santuario, le había dado mi almuerzo, que aburrido fue perder mi almuerzo.
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- ¡Ah, eres él de esta mañana! - levanté mi voz con sorpresa, me levanté mientras sostenía mi espalda. Observo rápidamente a mí alrededor, la sala es de tatami, tenuemente iluminada y el aire frío se desplaza.
Entendí de inmediato que era un edificio lujoso.
Tuve una sensación extraña, todos estaban tranquilamente sentados, vestían kimonos y diferentes máscaras parecían estatuas de Ayakashi. No puedo ver sus expresiones, están observándome tranquilamente. Puedo sentir algo así, como, una intención asesina, hostil por los escalofríos que recorren mi piel. Parecen descontentos, y me miran casi como si apuntaran a su presa, puedo sentir un disgusto vicioso, que emanan de sus cuerpos.
