||| Exhibicionismo |||

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Título: Manzana podrida

Sumary: «Maldita eres, entre todas las mujeres, porque te anclaste al vacío en mi interior, amada mía. Tu amor es como una fruta podrida, dulce y venenosa, que me ha llevado a la ruina...»

Advertencias: Posible OoC/Situaciones para adultos/Lenguaje para adultos/Violencia sexual.

Pareja: Sakamaki Laito/Komori Yui. Implicaciones Yui/FamiliaSakamaki.

Cantidad de palabras: 930/Cortesía de Magic Word en complot con Microsoft para hacernos creer que de verdad hay esa cantidad de palabras en el capítulo.

Disclaimer: Diabolik Lovers no me pertenece, pero Yui es mi esposa :D

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[De verdad que esa persona es un mentiroso,

"no puedo confiar nada en los hombres"

El juego de las escondidas fue hecho público.]

Higai Mosou Keitai Joshi/Gumi

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Sus manos reptaron por aquél exuberante cuerpo femenino, recorriendo sin decoro toda zona de piel trigueña que pudiera abarcar. Una y otra vez dejó a sus dedos ir vagando en las zonas más sensibles de su cuerpo, buscando despertar en ella el hambre voraz que había estado buscando desde hace tanto tiempo, a pesar de saber que al final ninguna de ellas podría lograr ser como esa mujer.

Nadie había logrado lo que ella podía hacerle con tan solo mirarlo, le había condenado a pasar el resto de su miserable vida solo, buscando la satisfacción que su efímero y enfermo amor le brindó. Odiaba recordarla, pero ella nunca salía de sus pensamientos. A veces imaginaba que era de nuevo esa mujer a la que jodía, la mayor parte del tiempo sentía que le miraba con el dulce brillo de la lujuria remarcada en sus ojos, incitándole a tomarle la mano, sabiendo que Laito jamás podría alcanzarla.

No existía mujer alguna que pudiera hacerle dejar de pensar en ella...

O al menos, así fue hasta esa ocasión.

Laito remarcó sus dientes sobre aquellos torturados labios, escuchando gemidos de asombro y deleite por igual. El recuerdo de aquella chica, frágil y delicada, entre sus brazos, privó a su mente de cualquier racionalidad. Él no estaba pensando, simplemente actuando, cuando la tomó por la fuerza y disfrutó de aquél primer bocado a la fruta del pecado. La niña era tan dulce, tan virginal, una rareza que era exactamente lo opuesto a esa, tanto que incluso terminó llamando su atención de una manera que ninguna lograría jamás.

Con mayor fuerza de la necesaria apresó a la castaña que le acompañaba esa noche, robándole el aliento por medio de su propia boca, mientras se refregaba como un animal contra ella, violento y ansioso. Estaba sumamente excitado, tal vez demasiado, considerando que apenas y había tocado a esa inocente muñequita de trapo por encima de la ropa, pero su recuerdo había quedado grabado en lo más profundo de su ser, provocando que incluso las largas horas de orgía en un burdel fueran insuficientes para calmar su deseo por ella.

Aquella mujerzuela con la que se besaba frente a la puerta de su apartamento no era más que un medio para desfogarse de aquella cruda pasión que le hizo sentir una perrita desconocida, a la que deseaba profanar.

En público, en privado, Laito deseaba volverla una puta llorosa que suplicara que la jodiera de cualquier modo sin importarle nada más, le haría perder el pudor, la dignidad y el orgullo, arrancaría toda esa moralidad que tanto apreciaba y le haría convertirse en una marioneta ordenada por él. Solo soñar con ese momento le hacía hervir la sangre de deseo, le fue imposible de evitar que sus propias manos se adentraran en su pantalón, buscando la liberación.

—Es la primera vez que te veo tan necesitado, Laito~ —canturreó aquella chica, deteniendo su mano, lo que le hizo gruñir fastidiado. Necesita desahogarse, y pronto, tanto así que había terminado olvidándola a ella. —¿No vamos a entrar? —le cuestionó, con el aliento que le quedaba, a la espera de que abriera su cuarto. Él negó con diversión.

Laito sabía que si hacía el suficiente ruido podría atraer a su caperucita fuera de su cueva, al principio esa fue su idea. Quería que les descubriera, prepararla para el momento en que hiciera lo mismo con ella, que anhelara como perforaba el coño de esa cualquiera y se masturbara por las noches deseando estar en su lugar.

Ah~, podía sentir que se venía solo de pensarlo.

—Para una perra barata como tú, un pasillo igual de mediocre es perfecto —respondió con sorna. Contrario a lo que cualquier otra chica de una noche fugaz que podría encontrar habría hecho, ella le regresó el gesto altanero y se aproximó a él, tomándole por la corbata.

—Cariño, olvidas que yo no soy para nada barata...—murmuró con satisfacción. No era la primera vez que estaba con el Sakamaki, y Laito sabía lo mucho que le gustaba que la trataran como una cualquiera.

Con una sonrisita ladina él reanudó aquellos intensos besos del inicio, haciéndola jadear. La mujer le miraba ansiosa y emocionada, pues el actor nunca había sido tan pasional, y decidida a no perder esa gran oportunidad, con una sonrisa perversa, aquella chica rápidamente desabrochó el pantalón del hombre, exponiendo su miembro erguido. Con fuerza, ella le arrastró hacia abajo con la corbata, causando que el hombre soltara un enorme jadeo placentero por la gratificante sensación de asfixia.

—Muévete, anda —exigió, alzando su cortísima falda para apurarlo a penetrarla.

—¿Sin bragas de nuevo, eh~?

—No las necesito cuando salgo.

Laito se relamió los labios, deseoso de hacerla gritar hasta que todo el edificio escuchara que se estaba jodiendo a una perra en celo y que ella la envidiara. A lo largo de los años el sexo se había vuelto para él algo aburrido, insípido y que hacía por mera costumbre, buscando aquella satisfacción de estar junto a otro cuerpo para sentirse vivo, pero siempre acababa vacío de regreso. Jamás hubiera imaginado que algo cambiaría algún día, pero ahora, el solo hecho de pensar que era por esa pequeña cachorrita escondida en su cuarto barato de hotel le daban ganas de romper la puerta y poseerla completa.

Ah, pero la perrita valía la paciencia que le tendría. La haría despojarse de toda inhibición, vergüenza o amor propio, él la vería hundida a su mismo nivel, rogando por que acabara con su sufrimiento.

Y, hablando de su dulce flor, parecía que finalmente había atraído su atención.

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Notas de Kou: El capítulo iba a ser más largo, pero lo que sigue quiero desarrollarlo con un poco más de calma. Me estoy tomando esta historia bastante en serio, incluso hasta me dan ganas de pasarla a original xD Tal vez le haga una versión así, el porno vende bien (?)

Insultos y odio con respeto, Laito es actor porno, así que escenas de sexo con desconocidos pasarán a veces.

Manzana podrida | Diabolik Lovers | Clan Komori | Sakamaki Laito | Yui KomoriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora