Issela

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La madre entra al cuarto de la niña, al observarla se inquieta ya que esta manchada de un rojo oscuro y supone que ha estado pintando pero al acercarse más nota que su lindo vestido rosa y su boca estan teñidos de sangre.

La madre alarmada corre hacia ella y el peor escenario azota su vista

Su linda hija ha matado a su mascota, un conejo blanco que ha cambiado ahora a rojo y ahora sus ojos ya no muestran vida, su cuerpo está descuartizado
la niña al ver a su madre sonríe mostrando unos dientes rojos y trozos de algo que no quiere ni imaginarse.

La niña limpia sus dedos chupandolos como si de dulce se tratasen y limpia su boca con el dorso de su mano

—¿Que sucede mami estas muy pálida?— pregunta con inocencia

—Um-mm—se aclara la garganta— ¿Que ha pasado con copo de niee-ve?

—Pues se portó mal y lo castigue, además ella me dijo que lo hiciera y pues tu siempre me dices si alguien hace cosas malas debe tener una reprienda…

La madre alterada salió corriendo escaleras abajo y en un descuido tropieza y cae quedando desmayada

Al despertarse notó que estaba en el mismo lugar y con sangre en la cabeza, el dolor era incesante,fuerte y todo daba le vueltas, en ese momento le entraron ganas de vomitar.

Pronto recordando lo que había ocurrido y su sangre helo, corrientes eléctricas paralizaron todo su cuerpo. Se levantó con dificultad y fue al baño por el botiquín de primeros auxilios, estaba apunto de empezar su tarea, cuando una pequeña silueta se atravesó en su campo de visión y palideciendo al instante, la niña la estaba observando por el picaporte

Toca la puerta y la llamo

—¿Mami estás bien, oí un ruido?

La madre pensando que sólo fue un mal sueño o una pasada de su mente debido a las horas de trabajo... le abrió la puerta y confirmando sus sospechas la niña estaba normal

Una fugaz idea pasó en su mente ¿Se estará volviendo loca o fue realidad la escena que vio hace un rato?

—¡Mami por dios te está saliendo sangre de la cabeza! déjame yo te curo, ya que yo soy la enfermera en esta casa.

La niña tomó un trozo de gasa y lo mojo con un poco de agua oxigenada y limpio cuidadosamente la herida, ya que estaba limpia puso otro trozo de gasa y lo aseguro con cinta

—Listo mami has quedado bien solo tomate una pastilla y listo

El golpe había sido leve en realidad e hizo lo que su hija le indicó

—Ven aquí mi pequeña enfermera te amo mucho

—Yo también mami y te digo una cosa

—Dime cariño

—Tu sangre sabia muy rica— mientras la niña hacía un gesto de degustación

Relatos cortos de una nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora