HICKEY - NOHYUCK.

Dos.

A Jeno le pareció un poco infantil el hecho de que Jaemin le hubiera puesto ese reto a Donghyuck, pero tratándose de aquel chico con complejo de alíen, decidió ignorarlo.

Dudó cuando el menor se encontraba a su lado, los dos parados frente a la puerta del cuarto de baño, sin embargo, se llenó de una valentía que había salido de la nada e invitó a Hyuck a pasar. Y no pudo negar sentirse extraño, el moreno ladeando su cabeza le indicó silencioso que hiciera la marca de una vez por todas, porque quería acabar con aquello de una vez por todas.

En el primer contacto de los labios con su piel, Donghyuck, entrecerrando sus ojos, dejó escapar un jadeo casi inaudible; lo que causó que Jeno perdiera parte de su cordura porque, si así era con solo un roce, no se imaginaba cuando por fin hiciera el chupón.

―Que no se note mucho.

Jeno asintió para luego solo morder el parche de piel bajo sus labios, lamerlo y al fin, chuparlo.

A la mañana siguiente llegó un comunicado, avisando a los chicos que tenían que ir a las entrevistas de ese día. Mark entró a la habitación que, justamente compartían Chenle, Haechan y Jaemin, para levantarlos ya que eran los últimos.

De los tres, el primero en entrar al baño fue el mayor quien al verse al espejo notó una mancha color violeta en su cuello. Cuando la tocó, un pequeño dolor rodeó toda la zona. Jeno le había mordido más que otra cosa. Cerró los ojos, inhaló, exhaló y con enojo se despojó de su ropa para poder tomar una ducha.

Mataría a Lee Jeno y a Na Jaemin por aquello.

El transporte llegó. Todos listos se dirigían hasta su primera actividad del día; una entrevista que duraría aproximadamente de 15 a 20 minutos, o se alargaría por toda una media hora.

Iban tranquilos excepción de Donghyuck, ya que Jeno se había sentado a su lado, lo miró de reojo y se dio cuenta de que también el pelinegro lo miraba. No fue hasta que sintió una mano en su muslo que observó a Jeno. Él chico tenía sus audífonos puestos, como de costumbre, y ahora miraba hacia adelante, pero su mano a movía de arriba abajo sobre el muslo de Hyuck.

Él apartó la mano de su compañero y se removió incómodo, un leve sonrojo se apoderó rápido de sus mejillas. No pasaron siquiera unos segundos para volver a sentir la mano ajena en esa misma zona. Ahora un poco más arriba.

Él podía sentir los pequeños círculos que Jeno hacía con su dedo.

—Bien, hemos llegado ―anunció su mánager.

Cada chico había bajado, se encontraban caminando por los pasillos de aquel gran edificio, era su primera vez allí, dejando a Jaemin y a Jisung con la boca abierta

—Hae ―Jeno se posicionó por detrás del otro, tomándolo de los hombros y acercándose lo suficiente como para susurrarle—, por favor, cúbrete más el cuello. Se te ve el chupón.

El alto se fue con una sonrisa decorando sus labios, la reacción de Donghyuck había sido quedarse parado y con su cara tan roja como un tomate y tapando su cuello con el abrigo, tanto como pudiera.

—Mark, iré al baño.

—¿Ahora, Haechan?

—Sí.

Lee lo miró entrecerrando sus ojos por el repentino nerviosismo que se notaba en el menor, pero lo dejó pasar pensando que era resultado de ir directo a la sala donde le harían la entrevista.

—Bien, ve.

—Yo lo acompaño —Dijo Jeno volviendo al lado del más bajo. — ¡Vamos!

Y enredó sus manos conduciéndolo al baño más cercano.

Donghyuck estaba nervioso y Jeno solo mostraba una sonrisa de satisfacción.

Volvió a pasar. Esta vez no por un estúpido reto de Jaemin, sino porque, a Jeno le había gustado ver las expresiones de Haechan cuando estaban en el baño. Había dejado atrás los rodeos y fue directo al grano, hacerle otro chupón. No muy lejos del último.

La entrevista estaba a minutos de empezar y los chicos se preparaban para dar tan buena impresión, como siempre.

—Hyung... ―le llamó Chenle desde su lugar.

—¿Qué pasa?

Se acercó cuando el de pelo verde le hizo unas señas.

―¿Qué te se ha hecho en el cuello, uh? Tienes una mancha muy fea ahí. Tome ―Chenle le entregó su suéter de cuello largo.―, póngaselo.

A pasos bobos se fue a ponerse el suéter sintiéndose malditamente extraño, el color rojo no se alejaba de sus mejillas y pensó que, tal vez, iban a explotar.