Victoria
Ya era muy tarde cuando me di cuenta, no había pasado tanto tiempo junto a él, así que simplemente no había tomado atención a esa rara sensación que empecé a tener y poco a poco fue creciendo, esa ligera sensación al estar juntos, que me hacía sentir que la perfección es simplemente imperfecta, pero dichosamente feliz. No me mire al espejo para ver como mi mirada cambio, pero si mire la suya, que al principio parecían demostrarse dura y con poca sensibilidad, pero con el paso del tiempo se fue cambiando y demostrándome que esa mirada que yo deduje como fría, era parte de su máscara de indiferencia, ya que en el fondo le demostraba a pocas personas lo que en verdad podía llegar a ser o sentir. De vez en cuando me parecía ver un reflejo de lo que anhelaba en su mirada, pero al tratar de confirmarlo este simplemente había desaparecido, dejando mi incertitud hacerse aun más grande.
- En qué piensas? –me pregunto sacándome de mis pensamientos.
- En nada importarte –le dije mirándolo a los ojos mientras él me dedicaba una sonrisa.
- A la casa de Emma cierto? –me pregunto doblando en la esquina, a lo que me limite a asentir.
Llovía a cántanos a afuera y el cielo estaba tan gris que parecía como si fuera de noche cuando apenas eran las 4 de la tarde, se estaciono frente a la antigua casa crema de 2 pisos, había un largo sendero de piedras antes de llegar a la puerta, lo mire por un instante inmóvil esperando a su respuesta, a lo que el apago el auto y se bajo rápidamente. Seguí su ejemplo ágilmente y antes de que llegáramos a la puerta tome su mano, distinguí una media sonrisa ante la helida temperatura de mis manos a comparación de las suyas que estaban tibias. Gina abrió la puerta de golpe, al parecer el motor del auto les había servido como timbre.
- Victoria, Damon!, pensé que ya no iban a llegar –exclamo Emma al vernos pasar por la puerta.
- Lo siento, se nos hizo tarde, mi culpa –le respondí dándole un beso.
- Ya estamos completos!, empecemos a ver la película entonces –dijo Ciro luego de que salude a todos.
Luego del comentario de Ciro entramos a la sala, era grande y muy espaciosa. Al lado de la chimenea de ladrillos, se encontraba el televisor pantalla plana, las paredes que pintadas de un color crema oscuro, la alfombra café al igual que los sillones de cuero ubicados frente al televisor. Damon y yo nos sentamos en el sillón más grande que se encontraba frente al televisor, Emma y Amelia en el sillón que se encontraba a uno los costados del de donde nos encontrábamos, en el del otro lado se encontraban Ciro y Gina. Era viernes lo que significaba que era noche de cine, y esta vez era el turno de Emma, por lo que era en su casa y ella elegía la película, como era de esperarse había elegido un romance, la película se llamaba “Cartas a Julieta”, a lo que Ciro no puso buena cara, esperaba la misma reacción por parte de Damon, pero este se limito a abrazarme y acariciarme el brazo mientras transcurría la película. No es que le allá prestado mucha atención a esta, para ser sincera me sentía mal como si hubiera comido nada durante todo el día y tenía mucho frio, aunque estaba segura de que no estábamos a menos de 18°, pero tampoco me ayudaba el no dejar de pensar en lo rara que me había empezado a sentir a su lado, sin importar como estuviera su mirada me reconfortaba, el no era muy expresivo con su sentimientos que digamos y yo lo era apenas un poco más que él, pero aun así lo necesitaba todos los días. El era mi fuerte, mi principal pilar, el era mi apoyo, sin importar que él no pareciera notarlo, tampoco pensaba decírselo, no tenía el valor suficiente para decirle en realidad cuán importante era para mí o que tal vez lo empecé a querer más de lo que me había prometido a mí misma.
La luz se encendió de golpe y vi a todos mirándome preocupadamente, mientras repetían mi nombre un y otra vez, también mencionaron algo de un vaso de agua, por un instante sentí que mi mundo daba vueltas, hasta que poco a poco todo se estabilizo y al fin me pude sentar.
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La sombra de su mirada
Teen FictionNo habia pasado mucho tiempo junto a el, asi que simplemente no habia tomado atencion a esa rara sensacion al estar juntos, que me hacia sentir que la perfeccion es simplemente imperfecta, pero dichosamente feliz.