Tres: Taza llena y disculpas.

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"Solo los muertos an visto
el final de la Guerra."
—Té y piel canela




No supe cuando el invierno llegó y la razón del ¿Por que?, si estábamos en verano pero algo si sabía y era que los alemanes estaban tras de eso.
Aquella tarde luego de que el soldado Alemán se pusiera muy por decirlo así "arrepentido" sólo se disculpó y se marchó para así no volverlo a ver hasta el día siguiente en el desayuno.

Había tomado un baño de espuma y luego me había vestido con un traje y zapatos negros, Con pereza caminé hasta la estancia para notar una pequeña mesa y una cilla, mis ojos pasaron a mi Padre y a Olga.

Ambos charlaban en Susurró y mantenían una conversación muy acalorada, Olga pasó de tener un pálido rostro a esta roja de rabia.

Mi padre solo respondía vagamente y luego bostezaba, Olga lucia enojada y muy decepcionada. Carraspeo con fuerza y, Ambos me miran y Olga camina a mi con rapidez hasta abrazarme y sin entender observo a mi padre.

—¿Ocurre algo?—

Fue todo lo que pude decir.

Mi padre soltó una bocanada de aire.


—Los soldados no quieren que nos acompañes en la mesa...Dicen que no eres Alemana y...se niegan a compartir la mesa con una Negra.—

dolió, había solido como nada en esta vida.Deje caer un par de lagrimas cuando lo vi marcharse hasta la mesa principal y sentarse para empezar una conversación con uno de los soldados. Mis hermanas gozaban de la comida y de la compañía de aquellos hombres


Y así había comenzado mi mañana, pasé de ser la hija favorita de mi padre a ser la negra asquerosa que vive en su casa. Era humillante tener que comer sola porque según los soldados ni siquiera debería comer con la servidumbre.

Olga no me dejo sola en ningún momento, pues ella igual se sentía mal y avergonzada por el trato de mi padre.

A las doce y cuarenta mi Padre y mis dos hermanas salieron junto uno de los soldados a un día de campo y pícnic. Yo debía quedarme en casa y ayudar Olga a preparar la Cena.

—¿Estas bien?—

—Supongamos que si...—

solté sin más mientras pelaba  las papas, Olga suspiro cansada y tomó asiento frente a mi. Seco sus manos con su mantel y luego alejó el pela papas de mis manos y me hizo verla.

Sus ojos estaban llenos de lagrimas y tenía una evidente expresión de tristeza.

Me sonríe


—Eres hermosa, Eres especial, Eres importante, Eres inteligente, Eres brillante, Eres Magnífica, Eres única y nada ni nadie puede hacerte sentir menos, ni siquiera un hombre.—

Asentí, cada palabra de su boca había llegado hasta lo más profundo de mi corazón herido. Ella tenía toda la razón, yo no debería sentirme menos por lo que ocurrió y no debía dejar que ellos me trataran así,menos unos soldados alemanes asquerosos.

Entonces fue en ese momento que entendí que Odio a los alemanes, sin importar que yo sea media-alemana. ODIABA A LOS ALEMANES Y TODO LO QUE LO RODEA.


Olga se acercó a mi y me abrazo.

El sonido la puerta de la cocina nos hizo separar y al mismo tiempo nos pusimos  de  pie. Y como si mi mala suerte y miseria no fueses suficiente El soldado Shawn estaba frente a nosotros, nos inspeccionan y luego asiente.

𝑇𝑒́ 𝑦 𝑃𝑖𝑒𝑙 𝐶𝑎𝑛𝑒𝑙𝑎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora