Prólogo: La Batalla de Blassootsrr

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Fue hace mucho tiempo atrás, en un tiempo muy remoto y conflictivo. Las naciones de varios lugares de la Tierra, se notaron afectadas por la Gran Sequía, un acontecimiento que duró mucho tiempo, por culpa del calentamiento global y obra de mano humana. Todas las naciones se echaban la culpa sobre la falta de agua y de alimentos, sin llegar a solucionar nada en concreto. Una nación en especifica, llamada Longklou, decidió tomar las acusaciones de maneras agresivas y poco ortodoxas, tomando partes de otras naciones a su paso, matando animales y afectando las vidas de varias personas. Pero, ¿qué fue de la Batalla de Blassootsrr? Aquella batalla que acabó con todo el conflicto y trajo la paz al mundo entero. Bien, recordemos que algunos comandantes como Lyon, un ocelote blanco, tenían diversos puntos tácticos de ataque en varias zonas de Longklou. Uno de ellos fue el Castillo Gatuno, un majestuoso lugar semi-protegido de las fuerzas enemigas de Longklou, gracias a sus soldados felinos. Un día, Yeti llegó al castillo para poder evaluar la situación. 

La bola de nieve se acercó al líder Lyon, el ocelote más viejo de su generación, acompañado de su nieto y sus dos hijos. Yeti era pálido, literalmente nieve, con piedras negras ganadas por sus logros en el Monasterio del Gran Maestro, con una cabeza naranja y ojos marrón rojizo. Su cabeza era una calabaza, de ahí el color tan extravagante. Él se acercó a Lyon para evaluar la situación, rápidamente agregó:  

—Lo llaman "bomba trascendental"

—Es bastante conveniente —agregó Lyon, mirando a su amado nieto—. Lo hicieron con un conjuro antiguo, parte de los relatos del Creeper de 3 Cabezas.  

—¿No qué el Creeper de 3 Cabezas era sólo un mito, abuelo? —preguntó Alberto, el nieto de Lyon.

—Lo es, pero a la vez no—respondió Lyon, volteándose hacia Yeti—. Mis espías me han dicho que estaban dispuestos en una formación circular y unidos, comenzaron a cantar un conjuro que rápidamente atrajo al Creeper de 3 Cabezas  y la canalizó hacia el centro del anillo. 

Yeti lo observó por un instante, bastante inquieto. 

—A medida que la marea creciente de oscuridad giraba dentro del círculo, también lo hicieron las mentes de los creepers unidos—siguió contando Lyon—. Todos se unieron en una sola conciencia con la que dar forma a la energía aprovechada. Mientras avanza el ritual, los pensamientos, el conocimiento y las identidades de los participantes fueron consumidos por el vórtice hasta que todos fueron despojados de su individualidad, transformados en una sola entidad dentro de la Realidad. 

—Menudo rollo de película de terror —dijo Yeti sintiéndose algo incomodo por lo dicho.

—Evitando la necesidad de un mayor contacto físico, los celebrantes levantaron sus cabezas hacia el epicentro y dieron forma corpórea a lo que había sido inmaterial momentos antes: el recitado encantamiento que unía su voluntad colectiva con el poder de las Anomalías —aún seguía sin terminar—. Tan concentrado era el poder convocado que la trama de la realidad misma se distorsionaba dentro del anillo. Eso se sabe del ritual, Yeti. 

—Helada —dijo Yeti, mientras desviaba su mirada hacia el pasto seco que rodeaba el castillo—. La batalla ha comenzado, Lyon.

—¿Te irás? —preguntó su nieto Alberto.

Yeti asintió. A los pocos minutos, Yeti estaba abajo, subiéndose a un caballo blanco que se le había sido otorgado gracias a Lyon. En ese momento, Yeti vio a lo lejos, pequeñas cabezas verdes, ojos negros saltones, de mal aspecto, ruidosos... Era los creepers. Rápidamente, logró que el caballo cabalgara lo más rápido que pudiese, saliendo de allí. Lyon subió al mirador de la puerta que evitaba cualquier contacto con el exterior, junto a su nieto. Los bichos verdes estaban allí, eran miles. Lyon, con todo el espesor encima, cogió la mesa de trabajo y forjó algo jamás visto hasta aquel momento, una caña de pescar. 

Momentos después, Lyon y Alberto regresaron al lugar de los hechos, frente al abismo, solos y preparados para cualquier ataque repentino.

 —¡Disparad! —jadeó un gato cuando lanzó una flecha a uno de los creepers.

El Creeper no aguantó más y, todos los creeper cargaron contra los gatos. Los miles se volvieron en millones, los gatos perdían el equilibrio de la batalla... Eran demasiados. Fue una pelea feroz, muchos gatos y creepers murieron en la batalla. 89,652 gatos en total. Mientras tanto, la Realidad se espesó, similar a la sangre congelada, en la atmósfera del planeta  en el que se estaba preparando una bomba trascendental, y aquellos que no estaban sintonizados con la Realidad podían sentir físicamente la carga de la energía inédita. Los creepers pusieron resistencia, hasta que lograron entrar al castillo. Lyon huyó rápidamente,  un simple golpe de las cabezas de los creepers detonó instantáneamente la bomba trascendental y transformó las esencias de los afectados en una esfera oblonga que absorbió toda la luz pero emanó un resplandor pálido y vibró con vibraciones rítmicas. 

El orbe opaco, de superficie plana, ligeramente nacarado brillaba con las sombras de humo de sus víctimas atrapadas, y, aunque a menudo lo encontraban grotescamente repulsivo, los seres vivos en su presencia se vieron obligados a mirar el resultado final de la bomba trascendental. Se mantuvo a un encima del suelo, tenía cuatro metros de arriba a abajo y tenía una circunferencia de aproximadamente tres metros. Ardía con un fuego frío al tocar, y las sombras en el interior convergían en el punto de contacto para susurrar sugerencias de odio y desesperación a los curiosos. Alberto a penas pudo escapar, perdiendo a sus tíos, amigos y padres, quedándose absolutamente solo con su abuelo. 

Vagaron por el desierto más cercano hasta que vieron a otros del ejercito de gatos de su abuelo, los gatos que pudieron resistir la detonación inicial no fueron inmunes a sus efectos residuales. Algunos sufrieron de dolores de cabeza implacables, incluso experimentaron alucinaciones en las horas, días y semanas que siguieron a la detonación de una bomba transcendental. Un poderoso nexo de la Realidad también dio como resultado las consecuencias de una bomba transcendental exitosa, y el ambiente del planeta donde se detonó uno experimentó un abrupto cambio en los patrones climáticos. Como resultado, los animales indígenas que no pudieron adaptarse a los cambios fueron llevados a la extinción.

Yeti vio todo. Escapó y dejó todo atrás, llegando a los confines del planeta, aquella batalla fue terrible. La supuesta pérdida de su amigo Lyon hizo que regresara hacia su antiguo hogar en el Bosque de las Vallas. Yeti regresó a su hogar, la gente lo recibió con las manos abiertas y agradecidas de que el mundo fue salvado. Yeti volvió con Pacheco y juntos emprendieron varias aventuras, hasta que Pacheco decidió ser un usuario de YouTube, para ganar pasta y, así, poder ser famoso y reconocido. 

Pacheco Cara Floja: Viaje de los ValientesWhere stories live. Discover now