Cisnes Salvajes [Fairy Tail]

Parte 1

En un mundo de distintas tierras lejanas, algunas conocidas y otras completamente desconocidas, algunas bañadas por la luz y otras inundadas por mera oscuridad, érase una vez allá una tierra distante de donde las golondrinas emigran una vez pasado el crudo invierno y donde florece una flor a la cual, por su particular belleza le fue dada el nombre a aquella tierra; vivía un rey que tenía once hijos y una única pequeña hija.

Casas de piedra y carrozas de madera, campos verdes y caminos de tierra; Fiore era una tierra hermosa, mas no era perfecta. Era ordenada como en las que cualquier indisciplinado es castigado con la decapitación. La gente sufría, la libertad era algo desconocido, los sueños estaban atados al suelo y las esperanzas estaban asustadas, temblando en las esquinas de la ciudad. El problema más grande de este reino es su actual rey, pues es un hombre sin corazón que no hace más que exprimir la poca vida de los habitantes.

Los hombres jóvenes al cumplir cierta edad eran arrancados de sus familias para cumplir sus respectivas labores, siendo los más fuertes enviados a formar parte de las filas del ejército y siendo los, aparentemente, menos afortunados enviados a desempeñar su deber hacia su rey en las minas o herrerías. Por otra parte, las mujeres eran obligadas a trabajar en el campo para ofrecer la comida que se ofrecía en el palacio, y aquellas que eran dotadas con una belleza característica de la tierra en la que habían nacido, servían como concubinas para los soldados; ofrecidas como simples recompensas.

El Rey Jude es un hombre tirano, quien ha conquistado y tomado todo de la ciudad de Magnolia a la fuerza, incluyendo eso a sus mujeres que se coronaban con realeza, fueran de esa o tierras cercanas. De ahí que ninguno de sus hijos compartiera apariencias y rasgos aparentemente similares. Aunque habían rumores de que algunos de los príncipes ni siquiera eran hijos del Rey directamente, sino que habían sido simplemente tomados a la fuerza por la vileza que gobernaba en el corazón del Rey.

Pero toda aquella cruda realidad era ajena para los infantes que llenaban de risa e inocencia aquel exuberante palacio. Los niños, a pesar de no ser todos hermanos de la misma madre y saberlo, se querían mucho y eran muy unidos. Sin embargo, ellos desconocían los detalles que se extendía más allá de los muros que los separaban del reino que, a sus ojos con un futuro esperanzador, algún día ellos dirigirían como su buen padre lo hacía. Disfrutaban de su vida al jugar y corretear por los pasillos, de admirar la paz que transmitía el lago circundante y de los paisajes que se observaban desde lo más alto del palacio.

Todos juntos solían jugar a ser valientes guerreros. A pesar de todo, el rey llegó a amar con locura a la reina Layla, quien ante todo, siempre fue un alma apacible. Y la celebración para cuando la pequeña princesa llegó a sumarse a la familia, fue completamente a lo grande entre ellos. Compartían momentos agradables por igual sin importar que hubiera una única chica en el equipo, convirtiéndola en el adorado ítem de protección en sus juegos. Otras veces, solían fingir que ella era la damisela en apuros a quien debían rescatar como nobles caballeros que serían al crecer. Y a Lucy no le molestaba, al contrario. Era ella quien terminaba disfrutándolo al máximo, especialmente cuando Laxus, por ser el mayor de todos la cargaba sobre sus hombros y correteaba de aquí para allá fingiendo que la raptaba para hacerla su esposa; y siendo el resto de sus hermanos la caballería al rescate.

A pesar de vivir en un hermoso castillo, jugaban y estudiaban como cualquier otro niño perteneciente a una familia real. Vestían trajes con el símbolo que orgullosamente les representaba como parte de linaje real, y aprendían de memoria con la misma facilidad con que leían. Cada uno contaba con una habilidad que los hacía sobresalir y que les hacía trazarse un posible futuro, fuera como guerrero, comandante de guardia, mago, alquimista o gobernante sobre la tierra de Magnolia que había sido su hogar.