Un poco de la verdad

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Dentro del auto la mujer iba conduciendo rumbo al destino. Los árboles pasaban por los costados de la carretera y el alma de ella hace mucho tiempo se había perdido.

Las nubes anunciaban una gran tormenta y el viento gritaba por su vida.

Volar, era lo que su corazón deseaba con desesperación desde ese 9 de diciembre de 1942 que llegó a la tierra a causa de las enfermedades que había en su planeta.

No es tan diferente a nosotros; tienen alma, corazón, sentimientos.

Eres para mí había susurrado Akelysten un guardia de su antiguo hogar. Akelysten siempre iba a ser su guardián y ella siempre iba a ser su princesa, aunque, una galaxia los separará.

Dentro de lo que cabe, su raza se mantenía estable y eso gracias a todos esos guerreros que fueron a diferentes mundos en busca de una cura para la enfermedad que estaba acabando con su especie.

Los habitantes pasaron por mucho dolor y algunas ocasiones se mataron.
Pero la cura llegó después de 736 años gracias a unos guerreros que vajaron a la tierra.

A un costado de la carretera se encontraba una niña; pequeña y extraña con dos coletas que se encontraban agarrando su cabellera castaña.

Silencio, susurro aquella niña en la inmensidad del tiempo, en la relatividad del universo.

El automóvil paro en seco y la mujer que se encontraba dentro bajo. Mirando hacía arriba descubrió un cielo enojado pero a pesar de este miro más allá descubriendo una estrella y ella sabía que la niña era su guardián pero eso se significaba algo malo, desesperada la mujer busco a la niña pero no la encontró.

¡Atención! Una extraña raza extraterrestre se encuentran entre nosotros, no sabemos lo que quieren y mucho cuidado las autoridades se arán cargo para exterminarlos.

Esas palabras que sonaron en la radio fueron suficientes para que la princesa corriera adentrándose al bosque. Escondiéndose de todo mal su alma perdida tenía que encontrar para pasar desapercibida entre los humanos.

Ella sabía bien que un día iba a suceder y estaban dispuestos a irse al fin esa no era su tierra, no era su hogar. Las personas tenían que comprender que ellos no habían venido al mundo a lastimarlos sólo querían proteger a su especie.

Las hermosas alas de color violeta salieron de la espalda de la princesa que vestía unos jeans desgastados y una remera color blanco que había sido manchada por la sangre guinda de la lingth.

Unos hermosos y pequeños copos de nieve bajaron desde lo más alto del cielo para hacerle compañía a la mujer ya con forma de su cuerpo real.
2.5 metros de altura  y su cuerpo como si fuera neblina.

Los sentimientos dentro de ella eran un completo caos, una guerrilla con ella misma se llevaba a cabo. El miedo es lo único que le hacía ver que todavía estaba viva.

Y eso, eso no era nada agradable.

Su vida en la tierra podría decirse que había sido tranquila gracias a su capacidad de esconderse de las cosas que podrían percibir que no era una humana.

En fin, las cosas a partir de ahora van a cambiar, tal vez para bien o para mal.

TiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora