1. Los primeros pasos.

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Miraba de reojo debajo de un puñado de cobijas esperando que la puerta de mi habitación se abriera, que papá y mamá saltaran de emoción detrás de ella y me invitaran a levantarme para este nuevo ciclo de vida que me aguardaba. Los conocía bien, la duda no surgía de mí hacía ellos, más bien de mí para mí. No entendía como luego de vivir con ellos por tantos años no había podido adquirir nada de ese entusiasmo y esa buena estrella que portaban...

-Princesa, buenos días. Hoy es el gran día.- Mi madre aparecía por fin detrás de la puerta.

-¿Es muy necesario tener educación preparatoria? Puedo iniciar un negocio de raspados fuera de la casa.- Dije descubriendome la boca.

-No digas tonterías, Sakura, esta va a ser la mejor etapa de tu vida.- Mi papá entro detrás de mi madre.

-Eso mismo dijeron de la secundaria.- Bufé.

-Y ahora tienes a la linda Hinata en tu vida.- Mamá se acercaba para quitarme las cobijas.- Vamos, mi hermoso Cerezo, el desayuno esta listo.

Los dos colocaron un beso en mi frente y salieron para dejar que me diera una ducha rápida.
El uniforme era una de las motivaciones principales por las que había ingresado a esta escuela, eso y la insistencia de Hinata por seguir a Naruto hasta el fin del mundo.
Admiraba demasiado a Hinata con esa pasión intensa que sentía por el rubio de ojos azules, nunca había sentido nada igual.
Al bajar por las escaleras me invadió el olor a panqueques, mamá era todo un dulce cliché, a veces me costaba mucho asimilar lo afortunada que era por tenerlos.

-Gracias por todo, mami.- Le di un beso en la mejilla.- Es la hora, papá.

-Bien.- Se limpió los restos de comida con la servilleta y acto seguido colocó un dulce beso en los labios de mi mamá.

-Qué tengan lindo día.

Ajusté mi cinturón de seguridad mientras papá encendía el auto, me dí el lujo de elegir la playlist esta vez, sabía que mi papá no pondría "pero" porque hoy era mi "gran día".

-Sé lo difícil que es para ti adapatarte, cariño, pero simplemente diviértete. No te preocupes por agradar a nadie, todo caerá por su propio peso.- Mi papá siempre tan positivo.

-Lo intentaré.

Luego de unos minutos estábamos fuera de mi nueva escuela.

-¿Hinata ya esta aqui? ¿Quieres que espere contigo?

-Gracias, papá, no me ha contestado los mensajes, pero estaré bien, no quiero que llegues tarde a la oficina.- Le dejo un beso en la mejilla.- Gracias por todo, te amo.

-Yo también, cerezo.

Claro que mi papá tenía razón, era pésima para adaptarme a situaciones nuevas. Mis manos sudaban más de lo normal. Alumnos iban y venían a mis costados. Trate de caminar lo más natural que pude hasta la pared más cercana a esperar a Hinata, mi único punto de seguridad en este ambiente.
Saque mi celular para más confianza, pero gracias a los nervios y la torpeza que ya de por si me caracterizaba, lo tiré al piso. Lo intenté levantar lo antes posible, pero una mano me gano el paso, al levantar el rostro para ver quién me había ayudado me encontré con esta figura tan familiar para mí.

-Hola, Sakura. Así que también te ingresaste a la preparatoria de Konoha.

-Hola, Sasori. Al parecer sí.- Mi labio inferior temblaba de repente.

-Te queda bastante lindo el uniforme.- Me analizo de arriba a abajo.

-Vamos, Sasori, no me pongas todavía más nerviosa.- Claro que este chico lindo me ponía nerviosa, pero es cierto que también le tenía confianza.

-Creo que vas a causar los mismos suspiros que en la escuela secundaria, lastima que nos pases a todos de largo.- Sonreía de lado

-Sasori, tú nunca vas en serio con nadie y parece que eso nunca va a cambiar.

Sasori había estado conmigo durante la primaria y secundaria, siempre había sido un mujeriego, divertido y atractivo, la combinación fatal que atraería a cualquier chica. Yo no era la excepción, pero era lo suficientemente lista para mantenerlo a raya. Eramos buenos amigos y a pesar de sus numerosos coqueteos, él nunca pasaría esa linea conmigo.

-Oye pelirojo, deja de molestar a la linda Sakura.- Naruto Uzumaki hizo acto de presencia, le dio medio abrazo a Sasori en un intento de apartarlo.

-Vamos, Uzumaki, sabes que nunca llegaría lejos con Sakura.

Naruto Uzumaki, sí, el rubio por el cual la linda Hinata babea... Él, bueno, era el hijo del alcalde Minato. Mi padre y el suyo eran buenos amigos desde que en la universidad el padre del rubio le dió clases al mio. Hemos sido amigos desde que usábamos pañales y siempre se ha mostrado cómo un hermano para mí.

-Sakura.- Me señaló acusador con sus lindos ojos azules.- Te dije claramente que quería pasar por ti, dejarte sola el primer día de clases es exponerte a una jauría de hambrientos tipejos cuyas intensiones distan de ser buenas.

-El hijo del alcalde ha expresado su opinión con palabras tan rimbombantes que "distan" de ser su vocabulario normal.- Imitaba su tono.- Vamos, Naruto. No seas tan formal, suenas ridículo.

-Ya estamos cada vez más cerca de la mayoría de edad, déjame comportarme cómo quiera.- Refunfuñando se acerco a abrazarme.

-Son un par de ridículos ambos, iré a buscar personas más normales.- Sasori se dió la vuelta y se perdió entre la multitud que empezaba a llegar.

-Mira allá.- Dijo Naruto al soltarme del abrazo.- Es tu amiga... Am... ¿Hinata?

Si Hinata escuchara que el rubio aún no la distingue bien...

-Sí, es justo ella, será mejor que te vayas.

-¿Por qué? ¿No puedo saludar o qué?

-Es que Hinata le tiene alergia a los engreídos, rubios y bobos.

-¡Oye! Yo no soy bobo.

-Pierdete, Naruto.

Me dirigí hacía dónde estaba Hinata, a kilómetros de distancia se podía observar que sus mejillas ya estaban encendidas, reí un poco ante su actitud, se quedó petrificada al ver con quién estaba, así que no quedaba más remedio que acercarme.
Al llegar a ella, volteé a dónde estaba Naruto...

El fuego y el combustible.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora