¿Nosotros?

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– Eddie – La voz trastornada del simbionte resonaba en la cabeza del morocho, taladrando a fondo con la petición de comida, una y otra vez; a pesar de ello Eddie ignoraba olímpicamente la necesidad de alimentarse de órganos vivientes, pero ello no detendría que ese ser continuará con su lamento, una tras otro resonando el nombre de su huésped.

– Calla. – Respingo malhumorado.

– Eddie quiero comida, mucha comida, una cabeza humana, pulmones y lo mejor riñones. – Continuaba en listando las necesidades que su ser precisaba para continuar con su estadía dentro de su invitado, ni el mismo ser podría soportar la necesidad de alimento.

Tapó su cabeza con la almohada intentando minimizar el sonido, pero era imposible; cansado de la noche en vela y la doble vida que había creado al ser el portador del parásito, giró en la cama en la búsqueda de un poco de libertad.

– Sabes que por la simbiosis estoy ligado a tu corteza, no puedes callarme. – Reprendió herido ante el acto criminal de Brock

– Vamos Venom deja que descanse– Suplicó; necesitado de más fuerza de voluntad se levantó de la cama buscando un par de zapatillas para salir en la búsqueda de un aperitivo. El alienígena entendió el acto al leer dentro de Eddie, saltó de felicidad.

– Puedo comer sus entrañas de una sola mordida. – El más alto tragó saliva ante la imagen visualizada de él comiendo a otro humano; Afonía fue su respuesta, no deseaba hacerlo, había sido traumante la primera vez como la segunda y la milésima vez.

– Deberías acostumbrarte a ello. – Eddie aún asqueado, buscando respuesta de porqué había aceptado compartir una vida con Venom, estúpido se repitió algunas veces, aunque se sentía vulnerable pues su compañero podía leerlo por completo.

La puerta del complejo de apartamentos se abrió mostrando a los adormilados ojos del periodista el cálido y radiante día. Irritado entre cerró los ojos en la búsqueda de regular la luz que lastimaba sus pupilas y a su invitado parecía molestarle un poco.

— ¿Chocolate? — Preguntó, pero buscaba afirmar al parásito dentro de él que no tendría una cabeza sino una sobredosis de chocolate como complemento a su necesidad; Acomodó su sudadera y en la búsqueda de un poco de sombra dio algunos pasos con rumbo a la pequeña tienda china donde solía ir de compras.

— Sí, sí, sí. — Venom se emocionaba ante la idea de tener un festín de papas y chocolate y si el destino era grato algún estúpido humano que provocaría una actuación espectacular de ambos y con ello podría comerlo, primero sería su estómago y subiría por el esófago hasta la cabeza y sería delicioso un banquete digno. — Nosotros lo disfrutaremos. — Agregó ante la simbiosis

— Nosotros lo disfrutaremos. — Concluyó el humano.

— Nosotros lo disfrutaremos. — Una tercera voz interrumpió la plática que parecía ser llevada por un solo hombre, la voz infantil y chillona a su lado. Brock se mantuvo quieto, alguien más había escuchado como dialogaba solo; giró sobre sus talones, imitando una tenue sonrisa para el tercer invitado encontrándose a un pequeño y regordete niño que no dejaba de verlo.

— Hola. — Saludo con nerviosismo cuando el simbionte comenzó a cuchichear.

— Oh mira Eddie, que bocado tan apetitoso incluso parece un malvavisco. — El extraterrestre comenzaba salivar ante el deliciosos y perfumado aperitivo.

— ¿Comeremos chocolate? — Los grandes ojos del infante se encontraban directo a los del mayor, buscando la aprobación de comida y sujetando una pequeña lonchera entre sus manos. — Dijo que nosotros lo disfrutaremos — Brock se mantuvo estático pues no sabía cómo explicar que el nosotros era el parásito y él, jamás imaginó que alguien más escuchara sus pleitos

— Bueno, cariño, lo que sucede es que. — Parloteaba con sus manos intentando buscar una respuesta para un niño de aproximadamente siete años. — Algunas veces los adultos hablamos... Bueno no todos... — Tartamudeaba en la búsqueda de las palabras correctas. — Es como cuando... No esa no es una buena

— Evita las explicaciones y arranquémosle la cabeza. — Gritó Venom desde el interior, saboreaba la joven y suave cabeza, no le llenaría pues aún estaba en formación, pero los niños eran el sabor más exquisito.

— Cierra la boca, cariño. — Ordenó.

— Pero no he dicho nada. — Se excuso.

— Tú no, le digo a ... Bueno como decirlo sin parecer un loco. — Volvió a titubear.

— Es muy divertido. — El menor esbozo una gran sonrisa. —

— Peter. — La ronca voz de un hombre resonó detrás de la puerta del apartamento 251, como si fuera un presagio de algo malo, pues desde que Eddie habitaba dicho complejo ese lugar se encontraba abandonado, aunque siempre le sorprendía la correspondencia que llegaba y desaparecía jamás había visto a nadie salir ni entrar de dicha portezuela. Con curiosidad arqueó la ceja esperando poder conocer a sus vecinos, pero la suerte decidió que aún no era el momento.

— ¡Voy papá! — Abrazó con más fuerza su lonchera. — Dejaremos los dulces para después, señor. — Y se echó a correr chocando con torpeza con la puerta que parecía no abrir si no se infringía gran fuerza sobre ella, el umbral se abrió lo permitido para que el pequeño cuerpo entrase y cerrando en automática detrás de este.

— Ese niño. — Intervino la criatura, materializando sobre el hombro de su invitado. — No es normal, su olor es diferente, pero eso lo hace más apetitoso. — Su gran lengua brotó de su mandíbula salivando ante la idea de devorarlo.

— No, nada de comer a nuestros vecinos, eso esta mal ya lo habíamos hablado, cariño. — Dio un ligero golpe para que el simbionte entrará de nuevo a él, no sería adecuado que alguien más viera a aquella criatura

— Marica. — Reía con sarna y malicia, pues su instinto marcaba que algo se avecinaba

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⏰ Última actualización: Oct 31, 2018 ⏰

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