♧ | uno

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La primera vez que vi a Min YoonGi, fue en una escena del crimen. Nos habían llamado por causa de unos disparos, en medio de la noche. La patrulla de las 10pm a las 6am nos toca a mi escuadrón; somos 6 hijos de las víctimas.
Luego de la carrera de policía, decidí hacer posgrados en investigación. Se podría decir que soy quien está a cargo del grupo en las operaciones y emergencias. Pero, de todas formas, no hay un orden jerárquica mente marcado. JiMin, YuGyeom e inclusive hasta MyungJun pueden, si así lo desean, mandatar la forma de actuar en la ocasión deseada. Pero no lo hacen. Somos más bien de trabajo en equipo.

El tiroteo se dio a unas cuadras de la comisaría, por lo que llegamos más rápido de lo esperado. No tuvimos que intervenir mucho; llegamos unos minutos antes que los paramédicos, por lo que únicamente evacuamos a la gente del edificio. Era una de las zonas más tranquilas de Daegu, donde solamente habían saques de vez en cuando. De todas formas, el índice de los mismos había bajado y estoy feliz de decir que fue gracias a mi persona y mis compañeros.

Pensamos que habíamos sacado a todos, cuando una señora (y cuando digo señora es realmente señora), comenzó a balbucear cosas sobre un joven de cabello rubio, casi blanco. Tiraba descripciones del chico sin parar, hasta que logró soltar la información más necesitada y requerida; el piso en el que se encontraba. El departamento del joven se encontraba en el tercer piso, el más alto del edificio en sí. La gente salía lo más rápido posible, asustadas. Cuando escuché a una mujer dar su testigo a JiMin, salí corriendo; según la muchacha, la madre del chico había comenzado todo, disparando primero a su hijo. Creo que jamás corrí tanto en mi vida.

Subí las escaleras saltando escalones de tres en tres, casi tirando la puerta hacia abajo. La escena me tomó por sorpresa; habían dos cuerpos en el piso, un gran charco de sangre y en el medio de este el joven de cabellos rubios, sus manos temblando y sosteniendo de forma débil un arma de corto calibre. Me acerqué a él con cuidado, de forma lenta, dando pasos lentos. Se notaba lo asustado que estaba a kilómetros.

ㅡ Hey. Soy JungKook, un. . .

ㅡ Un policía. Vas a llevarme, ¿Verdad? No hice nada, yo. . . Ellos. . .

El muchacho estaba realmente asustado. No sé cómo logré arrodillarme frente a él. Con cuidado, le quité la pistola de las manos, dejándola de lado, sonriéndole. "No voy a llevarte. No hiciste nada". Repetí eso varias veces antes de lograr sostenerlo en brazos. El joven contaba con una anatomía pequeña, parecía que si hacía algo de fuerza lo rompería. Bajamos con cuidado las escaleras, él mantenía su rostro enterrado en mi pecho. Lo dejé en la ambulancia, y me quedé cerca, cuidándolo. Conocía la forma de trabajar de YuGyeom; era demasiado directo y desconocía del tacto. Lo más probable es que fuese directo a preguntarle por qué había disparado a su madre y a su padre, que era culpable y que había que llevarlo a la comisaría.

No había forma de que aquel niño fuese el culpable. No sé su edad, pero tenía un rostro joven, cabello suave y brilloso. Inclusive con la asistencia de los médicos, la mirada algo perdida y una manta encima, se asemejaba lo más posible a un ángel. Al día de hoy sigo pensando que se veía como un ángel.

ㅡ Yo me encargaré de él, ¿si? Se ve que está asustado.

No de muy buena manera, al final mis compañeros terminaron aceptando. Miré en su dirección, y me encontré con sus ojos mirándome de forma directa, como esperando que hiciese algo. Pensaba que me acercaría a él y le pondría esposas en las muñecas, que me lo llevaría.
Tal vez tendría que haberlo hecho.

  › 曇り。⌇. ₊˚.༄ 

Su nombre era Min YoonGi, y a pesar de su apariencia jóven, tenía 25 años. Se estuvo quedando con su madre porque lo habían echado de su departamento, nadie sabía exactamente por qué. Había terminado sus estudios primarios y secundarios con las mejores notas posibles, un increíble promedio de 10 exacto en todas las materias, todos los años. Seguía fotografía en la Universidad de Daegu. Tenía un expediente completa y enteramente limpio; jamás se había involucrado con prostitutas metidas en trata de blancas, no consumía droga, no formaba parte de alguna pandilla, no estaba relacionado de ninguna manera con ningún gangster. Su padre había muerto hacía 5 años, no se sabía ni quién era ni cómo murió. Su madre había escondido esa información, y de alguna manera logró borrarla de internet y de los registros sociales.

Estaba diagnosticado con ansiedad, pero la estaba tratando. Iba a la psicóloga una vez a la semana, pero nunca presentó una actitud fuera de lo normal, ni levemente sospechosa. Iba solamente para tratar su ansiedad. No tenía muchos amigos, no había tenido pareja; aclamaba abiertamente ser asexual. Había compartido departamento con un chico una vez, pero según los papeles y la gente a la que le pregunté, se había ido de Corea para volver a Tailandia, con su familia.

Mientras que el expediente de YoonGi estaba completamente limpio, el de su madre estaba plagado de cosas ilegales y altamente malas. El hombre al que había disparado no era su padre, era un proveedor de droga. Según lo que nos dijo, su madre estaba intercambiando su vida por una cantidad limitada de cocaína, que le entregarían a la semana. YoonGi era un chico en extremo blanco, con una estructura facial hermosa, no me da vergüenza admitirlo. Contaba con un cuerpo pequeño y que, estoy seguro, sería fácil de vender en algún prostíbulo de mala muerte o a la trata. YoonGi dijo que lo que había hecho, había sido en defensa propia.

Nadie en la estación, menos yo, creía que esta era una posibilidad real. Hasta que decidimos buscar la identidad del hombre muerto. Era un yankee, de esos que deciden venir a Corea sólo para meterse en los barrios bajos y hacerse de los niños pequeños, engatuzándolos para enredarlos en el camino de la delincuencia o la droga "ilimitada". La madre de YoonGi lo tenía agendado en su celular, habían pactado dicho evento de forma previa.

"Ven a casa y llévate al niño, por favor. No tengo con qué más pagarte, y sabes que no soporto estar sin cocaína".

Esas palabras, extractos exactos de los mensajes de la madre de Min, bastaron para que la investigación se detuviese y lo dejasen libre en paz. De todas formas, y ante las constantes ofertas por parte de su madre hacia diferentes proveedores, decidimos mantenerlo junto a alguien, cerca, para que nada le pasará.

En Daegu, todos nos conocemos entre sí. La madre de Min, YiangLi, fue mi vecina durante un tiempo, hasta que se mudó. Asumo que YoonGi vive en el otro extremo de Daegu. Inclusive viviendo al lado de un policía, YiangLi tenía una forma rara de comportarse. Como si viviese con miedo a que alguien descubriese algo oscuro de ella. Supongo que era su droga dependencia.

No le permitimos a YoonGi quedarse en su casa, pues podía desencadenar actitudes traumantes y tal vez antentar contra  su propia vida. Pero el departamento de policías tampoco contaba con el dinero suficiente como para pagarle el alquiler o la estadía en algún lugar. Terminamos decidiendo que se quedaría a vivir con alguno de nosotros, que él elegiría. Sería temporal, hasta que lograse alguna clase de estabilidad emocional, y hasta que consiguiese un departamento. YoonGi estuvo de acuerdo con las condiciones, dijo que esperaba no ser una molestia. Y cuando tuvo que elegir con quién se quedaría, levantó el dedo sin dudar hacia mí.

Creo que mis mejillas se tiñeron de rojizo, porque mis compañeros no dejaron de burlarse de mí. Comenzaron como risas bajas y terminaron en carcajadas.
Mientras tanto, YoonGi sonreía nervioso.

Jamás vi un ser tan hermoso como aquel.

Serial Killer.┊yoonkook.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora