Capítulo V *** 27 días antes.

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Eric llegó al salón de clases con las manos sudadas. Sudor frío. Sentía un nudo en el estómago y unas náuseas que no lo habían dejado desayunar nada. Respiraba de forma agitada, y jugaba con su cabello de forma compulsiva.
- ¿Viste a un fantasma?- le preguntó Julián tan pronto entró al salón.
- No, es sólo que siempre me han puesto muy nervioso los exámenes.
- ¡Hey!, eres un chico inteligente, estoy seguro que esto será pan comido para tí.
- I guess.
La semana pasada había sido un lío. Karina hizo que la maestra de filosofía hablara con el director, ya que la profesora estuvo comentando que Karina había sido grosera y que la había intentado golpear. La maestra no contó con que el director le llamaría a Karina para corroborarlo.
- Señorita, yo entiendo que Karina es una chica audaz, obstinada y un tanto terca... Pero por experiencia sé cómo es debatir con ella, y hablar con ella cuando está enojada. Lo hicimos desde el principio. Karina, ¿Qué fue lo que pasó ese día?
- La maestra me dijo que era una escuincla ridícula, lo tengo grabado todo.
Los tres escucharon la grabación, y la maestra no tuvo más remedio que pedir disculpas.
- ¿Qué onda, rubio? ¿Qué tienes?- preguntó Karina con una sonrisa en el rostro, mientras intentaba desenredar una de sus dos coletas, que se había enganchado con su mochila.
- Nada, shorty. Estoy nervioso por los exámenes.
- No te preocupes, lo bueno es que hoy sólo nos toca el de matemáticas y el de Literatura. Todo va a estar bien, vas a ver.
Karina se abalanzó sobre Eric, y lo abrazó con mucha fuerza.
- Te estoy pasando mi buena suerte, no te vayas a mover.
Eric comenzó a reír, y le devolvió el abrazo a la chica. Sus corazones latían a mil por hora, y Eric se puso aún más nervioso. Comenzó a mover su mano lentamente, para ponerla en la cintura de Karina. Esta se movió hacia atrás lentamente y sonrió apenada. Sus mejillas estaban rojas como un jitomate.
- Perdón, shorty... No era mi intención.
- ¡No te preocupes! Ya es hora del examen, suerte.
El profesor de matemáticas entró por la puerta, con una sonrisa complaciente en el rostro.
- Me dan ganas de tomar una foto del antes del examen, para no olvidar esas caras de felicidad. Grupos de 6, rápido.
Karina, Eric, Julián, Esteban, Raúl y Juan Pablo hicieron un grupo. El profesor empezó a escribir un ejercicio enorme en el pizarrón. Karina se comportó como un robot. Hacía las operaciones casi de inmediato y sin titubear. De vez en cuando sacaba un poco la lengua de lado mientras escribía, lo cual a Eric le parecía adorable.
Terminaron después de 20 minutos.
- ¡Listo, profesor!- dijo Karina levantando su mano.
- ¡Uy! Qué rápido, pueden irse.
Eric le sonrió a Karina y esta esbozó una sonrisa y bajó la mirada rápidamente.
Eric se sintió triste, ¿Había hecho algo malo? ¿Por qué Karina se comportaba de esa forma?
- ¿Vamos a desayunar, Eric? - dijo Julián poniéndole una mano en el hombro.
- Claro, muero de hambre.
Cuando salieron del salón, Eric les comentó lo que había pasado a sus tres amigos.
- ¿Creen que la cagué?
- No. La verdad yo creo que le gustas a Karina y se chiveó. -dijo Esteban
- ¿Qué significa eso?
- Es como cuando te emocionas, te apenas, sientes nervios y bonito a la vez. - dijo Raúl mientras expulsaba el humo de su cigarro.
- Ah, vale. ¿Por qué piensas eso, Esteban?
- Porque la conozco un poco mejor que la media. Nunca había visto que se pusiera así por alguien, la única vez que vi que hizo algo parecido fue cuando su ex le pidió que fueran novios. Estaba roja color jitomate.
Eric se sintió un poco más aliviado. Miró su reloj. 8:45 AM. Era hora de volver al salón para el proyecto de literatura.
- ¡Hay que irnos ya! Quedé con Karina de vernos poquito antes para planear bien lo de literatura.

Eric se dirigió al salón de clases, con las manos sudando y un nudo en el estómago. Quería hacer un buen trabajo para impresionar a Karina. Respiró hondo e intentó parecer casual.

-¡Al fin llegas! Mira, hice un guion pequeño de puntos importantes a mencionar.-Dijo Karina mientras sacaba de su mochila una hoja llena de rayones y palabras escritas por todas partes.
-¡Easy, babe! También leí el libro.

Ambos tomaron asiento sin dirigirse la palabra. Estaban muy nerviosos, y Eric seguía pensando que tal vez Karina estaba molesta con él por lo que había pasado antes del examen de matemáticas. Tenía que preguntárselo. La duda lo carcomía por dentro, y no podía esperar a que fuera demasiado tarde. Tenía que hablar de cómo se sentía, antes de que se arrepintiera.

-Karina, ¿Estás..?

En ese momento, la puerta se abrió y entró la maestra, junto con ella entró también un silencio sepulcral. Todos se estremecieron en sus asientos: Nadie quería ser el primero. 

-Hola, miss. ¿Podemos ser los primeros?

Nadie a excepción de Karina, la cual se levantó sin decir una sola palabra. Acercó dos sillas e invitó a Eric a sentarse. Este se sentó sin entender muy bien lo que estaba pasando. Tenía que hablar con ella, saber qué estaba pasando. No quería perder ninguna oportunidad de estar con ella, de conquistarla.

-Karina, ¿Estás bien?
-Hola, compañeros. Buenos días. El día de hoy hablaremos sobre nuestro libro favorito La peste de Albert Camus. Este libro narra la historia de Orán, una ciudad la cual sufre una oleada de muertes debido a una extraña enfermedad parecida  a la peste bubónica. Durante el desarrollo de la historia, podemos observar distintas metáforas.
-Una de ellas, es que La peste hace una metáfora de una enfermedad peor: El egoísmo. A lo largo de la historia, los habitantes son deshumanizados hasta el punto de convertirse en simples números rojos. Los personajes al principio, con la primera muerte, se notaban preocupados, tristes.
-Sin embargo, cuando la historia está en su climax, los muertos pasan a ser depositados en fosas comunes, incinerados. A nadie le importa ya lo que le pase, solo quieren saber cuándo será el final.

Continuaron con su exposición, y a cada palabra que salía de la boca de Karina, Eric sentía una punzada en el pecho. La notaba tan distante, ida, como si estuviera en otro mundo. Sus ojos estaban vacíos y su mirada estaba perdida. Hablaba de forma mecánica. No era Karina, era una estatua que emitía sonidos. Vacía, plana, sin emociones. 

Al terminar, Karina pidió permiso para ir a la enfermería y la maestra se lo concedió. Eric se ofreció a acompañarla, pero cuando cruzó la puerta, vio que Karina se dirigió al baño. Comenzó a vomitar, sentía asco por todo. Imágenes extrañas venían a su cabeza, pero no lograba recordar ninguna de forma clara. Vomitó amarillo, amargo. Era bilis. No podía parar de vomitar, y la sensación de asco no se iba. Le dolía el cuerpo, sobre todo las piernas. Sentía que no estaba despierta, como si estuviera en otro mundo o soñando. Todo era muy raro. Un golpe. Eric estuvo afuera esperando hasta que lo escuchó. Entró corriendo y la vio tirada frente al lavamanos, con una cara pálida y los labios secos. La levantó y la llevó a la enfermería. 

-¿Qué pasó?
Karina se despertó mareada y confundida, no recordaba nada más que vómito. Todo le parecía lejano, como si hubiera sido un sueño. 
-Te bajó la presión y te desmayaste, ¿Desayunaste?- preguntó la enfermera mientras se acercaba a la chica para revisar sus pupilas.-¿Recuerdas lo que pasó antes de que te desmayaras?
- No.
- Bueno. ¿Algún número al que me pueda comunicar? ¿Tus padres?
- No.
Karina se levantó rápidamente, y sintió de nuevo cómo todo a su alrededor se hacía negro. Eric la sostuvo por el brazo, y de nuevo sintió dolo en todo el cuerpo.
-¡No me toques!
Eric la soltó asustado.
-Perdón, es que estoy llena de vómito. Ammm, ¿Puedo irme a tu casa?
Eric asintió con la cabeza, y le mandó un mensaje a su madre avisándole y contándole lo sucedido.

La madre de Eric pasó con su coche por ambos chicos, y los llevó a su casa. 

-¿Te llevo a tu casa, Kary?
-No, señora. No quiero preocupar a mis padres con mis tonterías. ¿No te molesto?
-Para nada, yo encantada de que comas en la casa.


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⏰ Última actualización: Mar 14, 2019 ⏰

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