Todo se desmorona

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Todo parecía normal esa noche al llegar a casa, en cuanto las puertas del ascensor que daba al piso de su torre que ocupaba junto a Steve se abrieron lo primero que vio fue el reloj digital en la pared que indicaba casi la medianoche. No era la primera vez que se quedaba tan tarde en el trabajo, después de todo él era Anthony Edward Stark, único y legitimo heredero de una de las empresas de tecnología más grandes del mundo . Lo peor de todo es que ese no había sido un día bueno, las acciones de su empresa habían bajado un poco en porcentaje y aunque no era nada significativo sus socios hicieron un escándalo y convocaron una junta que duró horas. Por eso no se sorprendió nada cuando al llegar vio todas las luces apagadas y no escuchó ningún ruido, lo más seguro es que Steve ya se encontrara dormido. 

-JARVIS enciende las luces por favor- le pidió a su mayordomo virtual, una de sus mejores y más queridas creaciones a base de inteligencia artificial. 

-Por supuesto señor, el amo Rogers me ha pedido que le avisara que le dejó la cena preparada. 

-¿Donde está él?

-Se encuentra durmiendo en su habitación- le informó la voz robotica confirmando sus sospechas. 

-Gracias JAR. 

Después de quitarse el saco y la corbata se dirigió a la cocina viendo que efectivamente sobre la mesa había un plato con lasagna, una de sus favoritas, cubierta por un plástico transparente. Se la hubiera comido pero en ese momento se encontraba demasiado fastidiado y de mal humor  por el día tan largo que tuvo, así que simplemente le ordenó al mayordomo que apagara las luces de nuevo y se dirigió a su habitación dejando el platillo intacto. A diferencia de todo el lugar su alcoba estaba un poco más iluminada gracias a una lampara que seguía encendida, sobre la cama estaba la silueta de su esposo cubierto con una sabana de seda hasta la cintura. Tony se acercó a la cama tratando de hacer el menos ruido posible pero falló totalmente al quitarse los zapatos. 

-Tony ¿eres tú?- preguntó la voz ronca y adormilada de Steve. 

-Por supuesto tontito ¿quien más si no?- respondió girando la cabeza y viendo al otro luchando por mantener sus ojos abiertos. 

Con rapidez se quitó todo lo que le quedaba de ropa quedando solamente en ropa interior y arrojando las prendas a un lado, se metió bajo las sabanas y se acercó a su esposo envolviendo su brazo alrededor de su cintura y rodeando su abdomen. Steve estaba recostado boca arriba dándole una vista perfecta de su hermoso perfil, sus pestañas rozaban sus pómulos cada vez que parpadeaba, sus labios estaban entreabiertos y sobre su frente caían algunos mechones dorados de su cabello revuelto. Era tan hermoso y joven que cada vez que lo veía se quedaba sin palabras, a veces se preguntaba como siendo él once años mayor había logrado conquistar a ese bello ser. Con tan solo mirarlo sentía como su miembro se endurecía y el deseo comenzaba a quemarle la piel, ya tenían semanas sin tener intimidad alguna y eso lo estaba matando. Con un movimiento lento comenzó a deslizar la mano por debajo de la camiseta de algodón de Steve acariciando sus abdominales perfectamente marcados, como si no bastara con que su rostro pareciera tallado por los mismísimos dioses el rubio también poseía un cuerpo de infarto que lo volvía totalmente loco. Lamentablemente no obtuvo el resultado que esperaba cuando llevó sus labios al hombro ajeno y dejó un pequeño camino de besos sintió como los músculos debajo de su palma se tensaban. 

-¿Que haces Tony?

-¿Como que que hago?- contestó sin dejar de besarlo hasta llegar a su cuello -Quiero estar contigo. 

La mano del rubio se colocó sobre la suya retirando su agarre con un movimiento delicado. 

-No ahora, no estoy de humor- fueron las escuetas palabras que salieron de su boca. 

Treat You Better (Stony) AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora