capitulo 2

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Me levanto asustada y sudando a mares he tenido una horrible pesadilla, sentía que me perseguían en un bosque, todo estaba oscuro y no podía percibir nada, hasta que sentí como me tomaban del cuello y me asfixiaban. Me levante y dirijo a la cocina a tomar un poco de agua.

Otra vez, pero ya despierta, siento como que alguien me observa.

Estoy paranoica. Creo....

Enciendo la luz de la cocina, miro a todos lados y no veo a nadie.

Segundos después, por segunda vez siento a alguien mirándome, volteo y veo una silueta.

- ¿Mama, necesitas algo?

Nadie responde y ya me voy poniendo nerviosa, y siento a alguien tocar mi hombro.

Cuando volteo, casi me desmayo no siento fuerza en mis piernas, comienzo a sudar.

- ¿Aaa...buela? - digo tartamuda.

- Hijita, no temas de mi – dice sonriendo.

- No entiendo nada, tu estas muerta – digo aun sin poder creerlo.

- Hija, tal vez ahora no entiendas, pero hay muchas cosas que debes saber. He dejado una carta para ti, contándote todo lo que debes saber de mí y mi pasado.

- Pero tu.... – me interrumpe.

- Quizá ahora estés confundida y tengas muchas preguntas para mí, pero confía en tu abue.

- Sonríe – ve al cementerio y en una lápida familiar estará un cofre para ti con todo lo que debes saber, y con ese cofre vendrán a ti personas nuevas, que te van a proteger, personas malas de las cuales debes cuidarte, personas que serán indispensables en tu vida, lee la carta y sabrás todo – te amo hija, ya me tengo que ir, adiós.

Y con esas palabras se va y desaparece, dejándome allí parada e impactada.

No sabía que decir ni que hacer o si solo era una imaginación mía, o si era real.

Ver otra vez a mi abuela fue especial pero a la vez extraño, sea real o no iré por esa carta. Subo a mi habitación y lavo mi cara para despejar la mente, me encamino a la cama, me acuesto y al cabo de unos minutos no se mas nada.

(...)

Suena el despertador y son las siete de la mañana, hoy es un día especial para mí ya que me mudare sola y estoy emocionada por ello.

En el momento que me voy encaminando al baño, recuerdo el extraño sueño que tuve anoche.

O eso creo que fue...

Bueno en fin, me entro a la ducha, en unos minutos salgo, me visto, tomo mis cosas y bajo a la cocina.

- Buenos días mama – digo mientras me siento en la meseta.

- Buenos días hija ¿Quieres desayunar? – dice preparando waffles.

- Sí, tengo mucha hambre.

- Llame a George para que te ayude con la mudanza, se nota tu emoción – dice sirviendo el desayuno,

- Si, aunque también un poco nerviosa.

- ¿Por qué? – pregunta y pienso si decirle o no.

- Bueno... es que anoche soñé algo muy extraño – digo comiendo – mi sueño fue con la abuela y me hablo de cosas muy extrañas.

- ¿Cómo qué? ¿Qué te dijo? – pregunta extrañada.

- No recuerdo todo muy bien, solo que buscara una carta, pero bueno, no sé qué quiso decir – digo levantándome para irme.

- Adiós hija, cuídate mucho – se despide de mi con un beso.

Salgo y me encamino a la parada del bus, tomo el que va cerca de la biblioteca, que es donde iré.

(...)

- Buenos días Marta – digo sonriendo al entrar a la biblioteca.

- Buen día cariño ¿Cómo estás? - me abraza.

- Muy bien – contesto recibiendo el abrazo.

Me siento en un pequeño sillón al fondo del pasillo, este lugar me gusta ya que es acogedor y más privado.

Comienzo a leer y me pierdo totalmente en el libro que elegí.

Luego me des-concentro, ya que siento a alguien acercarse a mí, pero no presto atención.

Al salir de la biblioteca, miro mi reloj y ya es tarde.

Veo a un chico que se queda mirándome fijamente, como si quisiera decirme algo. Es alto de tez blanca, mandíbula pronunciada, en fin era lindo.

Deje de mirar al chico y seguí en lo mío, paso por una tienda y decido entrar y caigo en cuenta que es vinta-ge (mi favorito), quiero decorar mi apartamento por lo que, pienso en comprar algún objeto.

- Buenas tardes, necesita ayuda – dice amable la chica de la tienda.

- No, gracias, cualquier cosa le aviso – respondo.

Comienzo a caminar en la tienda y ahí cosas muy bonitas, al fondo del pasillo veo un espejo, el cual es diferente a los demás y su diseño era como en símbolos.

¡Me encanta!

- ¿Cuánto cuesta? – pregunto interesada.

- Son 5 dólares.

- Toma – digo entregándole el dinero de inmediato.

- Gracias – dice amable.

Salgo de la tienda y me dirijo a mi casa para comenzar la mudanza.

Detras del espejoWhere stories live. Discover now