THASH

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Una gran tormenta se desató en Londres, los vendedores ambulantes comenzaron a guardar sus puestos en Carnaby Street, mientras las madres presurosas, regresaban a casa listas para preparar la cena. Era una pena no llevar un paraguas, pero el hombre del clima se había equivocado una vez más.

SeokJin detestaba la lluvia, la odiaba mucho más que a cualquier cosa. Las calles se vaciaban casi por completo y la gente se regocijaba sentaba frente a sus chimeneas.

Ah... Jin siempre quiso una chimenea, pero cuando sus padres decidieron mudarse a otro continente no contemplaron los problemas que rondaban a un montón de asiáticos indocumentados. Intentaron deportarlos un millón de veces y un millón de veces escaparon. Pero había ocasiones en las que no tenían comida. Seok podía recordar a su madre peleando con las ratas por un pedazo de pan para sus pequeños hijos. Su hermano mayor había muerto por una infección en el estómago y su madre por una infección venérea causada por la pobreza. Esa mujer siempre hizo lo que pudo por su pequeña familia e incluso había encontrado en el lecho de un montón de desconocidos un poco de dinero para alimentar a sus pequeños.

¿Qué hacía su padre? SeokJin jamás lo supo, era un galán, pero un verdadero inútil. Y tal vez, si lo pensaba mejor, si había algo que odiaba más que la lluvia. A su padre. Ese estúpido apostador, ebrio y sin aspiraciones que termino con su vida. Cuando en Corea estaban tan bien, incluso tenían un perro llamado jjanggu que había muerto de viejo y se la pasaba atacando a los vecinos.

Su primera víctima había sido su padre. Lo asesino una noche después de la partida de su madre, a los 10 años, sin miedo y sin pudor. Aun sabiendo que era la única persona que le quedaba en el mundo, era mejor quedarse solo a mal acompañado. Le cortó la garganta con un cuchillo que le había robado al líder de los exploradores en el vecindario de los ricachones y lo destazó con unas enormes tijeras de jardinero, para poder botar el cuerpo del hombre por toda la ciudad.

Fue muy cuidadoso de no dejar indicios suyos, aunque sabía que nadie sospecharía de él, pues era un don nadie y de los don nadie, nadie sospechaba.

Cuando cumplió catorce años, ya había asesinado a 5 personas más y lastimado a 8. Comenzaba a dejar de ser un don nadie y la gente comenzó a llamarlo RJ, por la marca que dejaba en el pecho de sus víctimas, tallado con el viejo cuchillo de explorador.

Seis chicos coreanos lograron localizarlo, gracias al fabuloso cerebro de uno de los entrometidos. Cuatro eran hijos de burgueses reconocidos y dos se encontraban en la misma situación que él. NamJoon, el hijo del detective más solicitado del continente, logro encontrarlo, junto a sus amigos.

Por primera vez, SeokJin sintió el final cerca. Pues los ojos de aquel moreno destilaban un rencor desosegado, capaz de matarlo al prevenir cualquier movimiento en falso. Estaba rodeado, aquellos seis pares de ojos rasgados lo miraban sin titubear, cuidadosos de cualquier vaivén. Jin tomó sus tijeras y los miró, sin dejar de sonreír.

— ¿Puedo ayudarlos en algo, caballeros? —. Preguntó, taimado. Con una mano sosteniendo su arma, apuntando a sus enemigos.

NamJoon lo miró decepcionado y después suspiró.

— ¿Un niño? —. Cuestiono decepcionado. —. No puedo creer que el asesino en serie RJ sea un niño.

Jin formó un rictus, analizando al moreno.

— ¿Qué dices? Tú no puedes ser mayor que yo. Eres un niño también. Uno muy brillante. —. Agregó.

NamJoon sonrió.

— Claro que soy brillante, ni siquiera mi padre ha logrado dar contigo. Pero yo te encontré fácilmente. —. Un trueno ilumino al pequeño grupo. NamJoon se sentó en el suelo mojado y miró su reloj de muñeca. —. Algo me decía que atacarías en este vecindario, pero gracias a Dios el hombre del clima se equivocó de nuevo.

Jin lo miró.

— Al ver tu rostro, algo me dice que el hombre del clima no se equivocó. O se equivocó apropósito.

El moreno soltó una carcajada y asintió.

— Al parecer, tú también eres brillante. Has podido deducirlo fácilmente. —. NamJoon miró a unos de sus compañeros y sonrió. —. Él es Park Jimin, el hombre del clima es su padre. Hemos logrado sabotearlo para que de un reportaje falso.

El pequeño niño saludo a SeokJin y sonrió. NamJoon volvió a hablar.

— Te hemos buscado por meses y ahora mismo, está frente a mí...

Jin suspiró y se sentó enfrente del muchacho, tenía que ocurrírsele una forma de escapar de sus captores y continuar con su malicioso trabajo.

No obstante, NamJoon fue más rápido.

— No podrás huir. No esta vez... —. Suspiró. —... verás, encontrarte supuso muchos recursos y trabajo físico. Casi creí que no lo lograría y si ahora que te hemos encontrado, te dejará escapar fácilmente, preferiría morirme.

Jin lo miró.

— Pues muérete. —. Respondió.

NamJoon sonrió.

— Tal vez creas que pretendo entregarte a mi padre para ganar su reconocimiento o algo así... pero RJ, tengo 12 años y aun niño de doce años, nadie le creerá un pepino. —. Sonrió. —. Me llamo NamJoon, ya conoces a Jimin. Ese pequeño es JungKook, el hijo de un artesano. Taehyung es el hijo de un banquero. Yoongi... su mamá es una puta alcohólica. Amm... Y Hoseok, no conoció a sus padres, creció en un orfanato en la calle Savile Row.

SeokJin asintió.

— NamJoon... ¿Bien? Nada de esto me interesa. Ahora, déjenme partir antes de que decida descuartizarlos. —. Soltó claramente molesto. —. Yo solamente asesino a gente adinerada para robar sus pertenencias y poder comer. Ustedes tienen dinero... pero no asesino muchachos. No hasta que crecen y comienzan a volverse una escoria.

La lluvia comenzaba a cesar, una patrulla se escuchó cerca del sitio. Jin sintió su piel erizarse. Miró a NamJoon y de un brinco, se abalanzó hasta él. Colocó el cuchillo sobre la garganta del menor y formó una pequeña sonrisa. De inmediato, los demás quisieron socorrerlo, pero NamJoon los detuvo, sin cambiar aquella expresión apacible.

— RJ... déjame decirte algo. Mi padre es un cerdo y estaría feliz de matarlo. Pero no tengo las agallas, es por eso que me he esmerado tanto en encontrarte. —. Declaró.

Jin aflojo el agarre y sonrió.

— ¿A sí? ...

— Sí... Cada uno de nosotros desearía ver a su demonio muerto. Ese castigo que se nos ha impuesto sin razón alguna... Cada uno de nosotros ha sufrido de un millón de maneras y algo nos decía que tú eres la solución. —. NamJoon tomó la mano de SeokJin y sonrió. —. RJ, queremos que nos enseñes a matar. A cambio, prometemos servirte hasta que la muerte nos separé.

Taehyun arrojó una maleta que azotó detrás de SeokJin, salpicándolo ligeramente. NamJoon la señaló.

— ¿Ves eso? Ábrela. —. Ordeno.

SeokJin frunció el ceño y aflojo el agarre. Tomó la maleta y la abrió. Dentro había siete extrañas máscaras y siete trajes. NamJoon se sentó y miró a SeokJin, analizando las prendas.

— ¿Qué es esto? —. Preguntó el mayor, desconfiado.

NamJoon se inclinó.

— Un asesino necesita ir siempre enmascarado para proteger su identidad.

SeokJin posó la vista en cada una de los pequeños rostros y suspiró.

— ¿Están seguros de esto?

Todos asintieron, entregándose al muchacho por completo. Y Jin supo que, sin querer, había encontrado lo que buscó por mucho tiempo. Una familia.

Los THASH. 

Este es el especial del día de muertos. Creo que tendrá dos o tres capítulos. 

Espero les guste. 

THASH [BTS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora