Un plan de Vida Perfecto

capitulo 2

Capítulo 2

Sakura llego a su casa, todo estaba igual, todo en su lugar... tenía 3 mensajes en su contestador, cartas debajo de su puerta, y su gato paseándose entre sus piernas, no iba a llorar, levantó a Oslo y lo abraso contra su pecho, el pequeño gato era el gato más mimoso del mundo y comenzó a lamerle la cara, no iba a llorar, todo seguiría igual, solo que sin Gaara a quien ella quiso tanto, no iba a llorar, seguía teniendo todo lo que siempre quiso, un trabajo estable, un hermoso gato siamés, un pent-house propio y su amigo de la infancia quien la ayudó tanto en sus peores días también estaría a su lado, no iba a llorar, se lo repitió miles de veces, mil veces y mil más, no iba a llorar, no iba a llorar, pero... no lo logró, Sakura lloro, y no solo por la ruptura si no por ella, por sentir que ella es quien está mal, por sentir que los estereotipos de mujer no la dejaban tener una relación duradera ¿A caso es algo tan malo no querer tener hijos? ¿A caso es tan malo querer ser alguien independiente y que le guste trabajar?, abraso a Oslo contra su pecho y lloro hasta sentir que todo lo malo se iba de su ser. Dejó a Oslo en el piso le puso comida y agua y se fue directo a la cama, abraso a su almohada y lloro de nuevo, estuvo un rato así, hasta se durmió media hora ya que el sonido del teléfono la despertó, sentía que iba a volver a su miseria de ser una de las pocas mujeres que no quieren tener hijos y que por ese simple hecho jamás iba a tener una relación estable... pero algo le hizo clic en la cabeza...

¿Qué CARAJOS ESTABA HACIENDO? Por el amor de santo Dios, ella es Sakura Senju, directora del departamento de marketing de Digital Marketing, con 27 años no solo consiguió el puesto de directora sino que también es socia capitalista del mismo, se recibió con honores a los 22 años, enseño en cátedras de economía y marketing unos años hasta que logró comprarse su pent-house en el centro de la ciudad de Nueva York e invertir en su propia empresa, su infancia no fue nada fácil hasta los 10 años que por fin su tía la encontró y pudo volver a disfrutar de su niñez, después de todo lo que vivió ¿se iba a poner mal por un hombre que no aceptaba sus decisiones? Pero claro que no, la vida sigue, lo iba a extrañar claro que lo iba a extrañar, eso era obvio, pero estar así, derrotada, llorando en cama abrasando su almohada, no claro que no, el armario tenía ropa de Gaara, había fotos de él, y sobre todo tenía un champagne de pegatinas rosas con las que iba a festejar sus 2 años de noviazgo, pero bien, Gaara ya no estaba con ella, pero ella iba a festejar igual, tomaría ese champagne y festejaría su nueva soltería, ya habrá tiempo para hombres y estaba segura de que encontraría uno que acepte sus condiciones y no le pidiera que abandone su trabajo.

Así con la frente en alto se sacó ese maldito vestido y sus hermosos zapatos que los tenía por mas de 12 horas y se ató el pelo en un desordenado moño y puso manos a la obra, fue a la cocina destapó el champagne, saco una copa y... alto ¿una copa? ¿para que quería una copa? Tomó un trago de la botella y se fue en busca de una caja, talvez necesitaría dos.

Pidió comida y una caja de cigarrillos, hace mucho que no fumaba pero que mas da, estaba de fiesta, comenzó por su habitación, sacó la ropa de Gaara, las fotos con cuadro y todo, unos perfumes, ropa interior de él, y todo tipo de pertenencias que sean de él.

Se sentó en la alfombra a ver los álbumes, en dos años se habían sacado muchas fotos maldita sea, daba igual, tampoco quería esos álbumes, tenían fotos hermosas... lo iba a extrañar, es más, ya lo estaba extrañando, pero todo pasa por algo, y estaba segura que su destino le guardaba algo mejor. En lo que veía los álbumes y tomaba de la botella escuchó el timbre, estaba tan en su mundo que ni siquiera se percató de cómo estaba vestida, se levanto de la alfombra y se sintió mareada, las pegatinas rosas además de ricas tienen bastante alcohol, nada que una buena pizza no resuelva, abrió la puerta y la cara del repartidor era muy graciosa.