Son las 4:30pm apenas y Margarita ya se siente sofocada. Se supone que se iba a encontrar con Kara antes para "entrar en ambiente" (así es como se le dice ahora a beberse una botella completa de vino blanco antes de las seis de la tarde), así que, se apoya en el lavamanos mientras termina de maquillarse.
Destapa su pintura de labios, la más roja que tiene de todas, y se la embarra en la boca. Mientras se mira en el espejo, se acerca, sonriendo, cerciorándose si tiene pintura en los dientes. Le salta un recuerdo de la nada, de cuando tenía catorce años y era su primera vez yendo a una fiesta. Le preguntó a su amigo, Kasper, qué debía ponerse. Recuerda que él le dijo que algo casual, ya que la fiesta era informal. Y que debía ponerse labial rojo, porque eso era lo que les atraía a los hombres.
("¿Seguro?, no quiero aparentar más edad de la que tengo."
"Confía en mí, Mar. Sé lo que te digo.")
Así que lo hizo, y recuerda verse en el espejo de la casa de la fiesta, pensando que lucía ridícula, porque tenía la loca idea de que su boca era demasiado chica y, ¿por qué quería atraer a un hombre de todos modos?
Sabe que respondió esa pregunta después. No, no quería atraer a ningún hombre. Y sí, su boca era pequeña, pero no le impedía rockear labiales oscuros. Recuerda entrelazar manos con la chica más bonita, a los diecisiete, y correr a los cubículos del baño entre clases, con escalofríos recorriéndole toda la espina dorsal, llena de expectación. La canción de Katy Perry se reprodujo en su cabeza los veinte minutos que estuvo allí encerrada, hasta que tuvo que correr por su vida, con la falda a medio poner, porque llegaba tarde a su examen de química. The taste of her cherry chapstick...
Ahora prefiere los bálsamos de coco. O cualquier cosa que no sea cereza. Recordar la fiesta de Marie la pone triste.
Aunque el día después se compró una falda negra preciosa. Que sigue usando hasta el día de hoy... ¿Debería cambiarse?
No, así está bien.
Lloró a mares cuando regresó a su casa del centro comercial y no había mensajes de él en su buzón, ¿no lo hizo? No se volvieron a hablar después de eso. Hasta, como, el último año de colegio. ¿Por qué era una regla usar faldas como uniforme, de todas maneras? Siempre se veían los moretones en sus piernas si no usaba medias hasta la rodilla y no tenía demasiadas de esas. Por cierto que Nora tenía como diez pares, y nunca se ofreció a prestárselas. Por eso es que su novio la dejó, por egoísta.
Aunque, bueno, la semana pasada que hablaron parecía que había cambiado. Estar sin novio le hacía bien. Hace ya dos semanas que está limpia, ¿no? Está casi segura. Renata aún no puede creer que se reencontraron todas en el grupo de apoyo para drogadictos. La verdad es que Margarita sí se lo pudo haber imaginado, porque ya habían dado primeros indicios de adicción cuando todos los días, antes de clases, debían pasar comprando americanos porque si no, no podían mantenerse en lo que restaba del día. Y ellas pensaban, en ese momento, que se veían como chicas cool por caminar en los pasillos con vasos de Starbucks iguales.
Ya ni toma café, menos de Starbucks. Es más marca que calidad. Tal vez por eso ahora las tres están propicias a sufrir gastritis.
4:43pm, brilla en la pantalla de su celular, cuando lo toma después de darse cuenta que llevaba más de diez minutos mirando hacia la nada con los ojos desenfocados.
Tapa de nuevo su labial rojo, quitándose la mancha que se dejó bajo el labio y lo guarda en su cartera. Sale del baño y apaga la luz.
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escribí esto como en cinco minutos porque la inspiración llega de mágicas maneras y es muy largo como para montarlo solo en los mensajes del tablero
gracias por leer??? si es que alguien lo lee sonidos de besos
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EL CÓMODO SILENCIO DE LOS QUE HABLAN POCO
عشوائيsubo esto acá porque excedía el número de caracteres en los mensajes del tablero ... avla, 18'