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Sus cuerpos chocaban causando sonidos que podían escucharse hasta la cocina. Embestia lenta pero profundamente a André, ocasionando que el menor gimiera y jadeara de forma entrecortada y un poco alto.

André estaba boca abajo con sus piernas atadas a sus manos y un cinturón negro. Los ruidos que salían de su boca podían escucharse hasta afuera de su casa.

Esteban mordida y besaba por todas partes, su cuello, sus hombro y espalda eran los principales atacados, dejando marcas en ello, algunas se borraban a los segundos, y otras se quedarían ahí durante unas horas más, o hasta algunos días.

Esteban sabía exactamente donde tocar y como moverse, años de práctica y muchas personas habían logrado su cometido. Con cada persona era diferente dependiendo de que quisiera el de esa persona, porque la mayoría de las veces era algo meramente sexual, sólo eso, sin sentimientos; otras veces llegaba a sentir un poco de afecto por ellas, pero nunca algo más.

El menor podía sentir como el otro tocaba su punto, ese que lo hacía retorserce de placer, el que pocas veces había sido estimulado como se merece. El mayor jalo del cabello al chico y se acercó a su oído para morderlo, empezando con embestidas aún más fuertes y rápidas, que lo hacían sacar gemidos que fácilmente podian ser confundidos con lloriqueos.

Salió de André y lo desató para poder sentarse al lado de el.

-Quiero que lo hagas tu...

El acató la orden y se subió en el, con una pierna a cada lado de Esteban; tanteo con su mano el miembro de Esteban y se autopenetro de inmediato, comenzó a moverse lento para después seguir rápido, saltando en el, sintiendo cada estocada más profunda que la anterior.

El ojiverde tomó la cadera del otro entre sus manos, acariciando y pellizcando esta no tan fuerte. Movía su cadera contrastando con el ritmo del contrario; al estar abajo podía observar los gestos de su rostro, sus ojos cerrados, su boca medio abierta, mejillas sonrojadas y sus labios naturalmente rojos. A sus ojos, su piel se veía realmente excitante con esa capa de sudor que poseía ya desde hace un rato y su piel con no más de 4 o 5 marcas rojas que el mismo había causado minutos atrás.

El chico temblaba mientras seguía montandolo, sus gemidos se intensificarán y se movía con la misma velocidad pero haciendo las embestidas más profundas; lo sabía, estaba apunto de llegar al orgasmo, no era difícil de adivinar. El también estaba apunto de llegar, estaba igual o aún más sudado que el, con varios de sus cabellos pegados a su frente, mejillas y orejas rojas por la excitación, jadeos entrecortados pero sonoros, y un cosquilleo que iba desde su estómago hasta su abdomen bajo.

Cambio de posición, dejando a André de bajo de el, dio poco menos de tres embestidas y termino por correrse dentro de el de piel bronceada, acto que fue copiado por ese chico, dejando ver un rostro cansado, como si hubiera finalizado un maratón de cien kilómetros.

- Te dije...que era duro- susurro y salió de el para levantarse de la cama e ir al baño.

-Eres un maldito...

Eso claro, no lo escucho Esteban, fue un susurro entre dientes, algo que no era necesario que el escuchara.

                                 [...]

Las sábanas eran suaves, con un olor extraño y algo peculiar, como cuando conoces el aroma, pero no sabes de donde proviene; así lo sentía André, seguía en la cama después de haber dormido aproximadamente dos horas en esa cama con olor tan magnífico. Había quedado cansado, pero se negaba a seguir dormido, no percibía  a Esteban por ninguna parte de la habitación, tampoco encontraba su ropa, seguramente el se la había llevado. Salió del cuarto envuelto en una toalla y bajo las escaleras llegando a la sala de estar, ahí estaba el mayor, vestido con una camisa blanca de botones y mangas largas, un pantalón negro de vestir, zapatos negros y sus lentes sentado en el sofa leyendo un libro, parecía que no hubiera estado cogiendo con el ese dia.

-¿Dónde está mi ropa?-pregunto viéndolo desde el inicio de las escaleras.

- En la lavadora, estaba sucia- contesta sin separar la vista de el libro.

-¿Qué voy a usar?

Por primera vez lo volteó a ver, lo observo de pies a cabeza y sonrió ladino.

-Puedes quedarte así, por mi no hay problema- regresa a su libro.

-Hablo en serio- se acerca unos pasos a el.

-Yo también habló en serio-voltea-¿sabes qué?, te verías mejor sin esa cosa -refiriéndose a la sabana- Eso debería de estar en la cama, no en ti.

- No puedo estar desnudo, tengo que cubrirme con algo.

-No decías eso anoche- susurra con un tono sarcástico en la voz aún con la vista en el libro. Estuvo así unos segundos, después volteó y vio que André seguía parado ahí viéndolo, dejo su libro a un lado y se levantó del sofá, se acercó a el y lo abrazo de la cintura viéndolo de frente, causando una expresión de sorpresa en el rostro de el chico. Una sonrisa burlona apareció en su rostro, justo en el momento exacto en el que jalo la sabana hacía el, dejando a el otro completamente desnudo.

-¡Oye!, ¡¿qué haces?!- reclamó tratando de quitarle la sabana para poder cubrirse.

- Te dije que te veías mejor sin ella, y ahora que lo compruebo, me doy cuenta de que tenía razón- vuelve a abrazarlo.

-¡Sueltame y dame esa cosa!- trata de soltarse.

-Esa no es forma de hablarme niño- lo carga en su hombro dejando su abdomen pegado a este.

-¡Bajame!

- No, creo que no te quedó muy claro que no me debes de faltar al respeto, así que tendré que enseñarte a respetar a la gente- dicho esto lo bajo y se sentó en el sillón, jalandolo hasta sus piernas, recostandolo en ellas, dejándolo boca abajo.

-¿Qué haces?, dejame- dijo tratando de soltarse.

- No te voy a dejar hasta que dejes den gritarme, ¿qué tus padres nunca te enseñaron lo que significa la palabra respeto?

-Eso no te importa, sueltame ahora.

- No cariño, antes debes de aprender...

。:。✧Past Problems✧。:Donde viven las historias. Descúbrelo ahora